Cuatro poemas de José de Jesús Camacho Medina


Mirada tenaz

Una mirada tenaz
engendra presagios
rotula a la inferencia
en una periodicidad mayúscula
como olas por el océano
tal mirada se preña de la teoría
ya se hace fecunda en su vientre.
La mirada gravita en afán etéreo
haciendo del recinto una galaxia
y de mi centro un sol
el silencio también construye universos
en un algoritmo que invoca a su big bang
y en algún punto de una indefectible expansión caótica
brotará algún fruto de equilibrio
donde los vacíos serán fraguados en alfombras
y un arrullo romperá todos los mitos
para que el eco deambule en forma de memoria.


Artesanía del caos

Pensar en los procesos que se desencadenaron
para que nuestro encuentro fuera inevitable
es tan complejo
como hallar la ecuación que resuma las leyes
que gobiernan al universo
enrevesado y extenuante
como resucitar a Van Gogh para reconstruirle la oreja.
¿Cuánta entropía no se desbordó
en los mares del cosmos
para que una remota probabilidad
subiera al escenario?
Llevamos consigo
implícitos
cual sombra ante el rayo del sol
a los restos físicos de materia estelar asesinada
haciendo de nosotros una artesanía del caos.
Una artesanía que evolucionó en sentimientos
y ahora me tiene escribiéndote este poema. 


Coincidir = casualidad vs coincidir = causalidad

¿Cuántos procesos moldeó el universo
para hacernos coincidir?
La pregunta parece hacer escala en el estrago
una remota posibilidad ocurre
en la lotería del tiempo y el espacio.
¿Cuánto no sucedió para que bailáramos
con tu piel y mi piel un tango?
¿Es acaso nuestro encuentro
una truco cifrado por el cosmos para coexistir?
Seguido debato
entre el azar y la armonía
después acallo
pues en tu alma encuentro
todas las respuestas.


La epopeya de tus labios

La epopeya de tus labios
disgregó mortalidad
en mis aposentos.
Cada fragmento, cada trozo de mortandad
se solidificó a verde prado.
Empotramos un imperio
en aquel punto del espacio,
que fue disipador de niebla e impermeable.
Cada movimiento
fue un sismo de magia
con incuantificable escala richter.
El nombre de tus labios
se me reveló sin preguntarlo: ¡La memoria más creíble!
Fui Prometeo robando fuego eterno,
que ya se acinceló en mis próximos veranos.
Y de regocijo me empapo, al recordar,
que el engrane del tiempo ralentizó
para recrear un viaje etéreo por el cosmos.

       
Profesor de Matemáticas e Informática

pepe9mx@yahoo.com.mx 


Sin derechos.

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