El jaque mate de la escritura, "San Lucifer" de Diego Mayorga Cebrero

Priscila Sánchez

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonía?
Jorge Luis Borges


De entrada cabe preguntarse por qué San Lucifer. Sin duda, desde el título, el joven autor de este libro advierte que sus letras están lejos de ser convencionales. En esta obra, el lector deambula entre las desoladas calles, o quizá páginas, de San Lucifer, nombre que, en este caso, hace referencia a un pueblo decadente, en el que la muerte se hace presente ante el hastío de la vida. El lector se convierte en testigo del suicidio, del desamor y el sinsentido que perciben los personajes y un “yo poético” ante el hecho de vivir: “Amo los vicios de rarezas que das a mi vida: alcohol, tabaco, cafeína, erotismo, anatomía insana, muerte”.

Lucifer, el más hermoso de los ángeles, durante siglos, ha cargado con la etiqueta del traidor, el malo, el ángel caído, al igual que otros personajes como Caín, quien mató a su hermano Abel, o Judas, quien traicionó a Jesús, han pasado a formar parte de lo que tradicionalmente se conoce como “el mal”, sin embargo, tomarlos como bandera implica reconsiderar y reinterpretar estos relatos desde otras perspectivas: “No habiendo razón para pedir clemencia, exhorto al innombrable con su nombre. Piedad a un Caín, Judas o Lucifer, todo mortal condena a un dios sin mirarlo. ¡Qué irónico es nacer en pecado, siendo que la vida es un vicio!”.

Sin embargo, más allá de atribuirle un sentido bíblico o lo contrario a ello, la escritura de Diego Mayorga Cebrero (Zacatecas, 1999) está del otro lado de la frontera, vislumbrando lo que pocos ven, desde su sensibilidad característica. Abordar desde la escritura esa alteridad que hay en el ser humano, aun con la oscuridad que éste alberga, es un riesgo que pocos toman; cabe mencionar que el mero hecho de enfrentarse a la hoja en blanco implica aceptar riesgos y jugadas inesperadas.

La lectura de estos relatos nos remite a la obra de autores diversos, como Emile Ciorán, Paul Sartre, Albert Camus, los poetas malditos, Cortázar, Borges y, por supuesto, no hay que dejar fuera a los mitos clásicos, por mencionar algunos de los textos que forman parte del corpus literario que nos lleva a considerar y repensar la condición humana; por otra parte, hay que destacar la habilidad del autor de este libro para incorporar personajes y autores de la literatura, y del arte en general, desde una perspectiva actual.

Cerca de la mitad de mi vida me fui fraternizando en la desolada existencia de las amarillentas hojas empapadas de tinta negra que resguardaban los distintos anaqueles de la biblioteca de Babel. La elegancia de la dama de negro fue siempre, para mí, el poema con el que Borges perfumaba su ceguera y, a su vez, el último verso afónico con el que enamoró a la muerte.

De manera ingeniosa, Mayorga Cebrero recrea mitos, personajes literarios, momentos de la historia y la cultura popular, haciéndolos suyos, ofreciendo al lector un bagaje cultural, en el que tienen cabida un Homero, un Cervantes, un Tartini, un Caronte o, como lo refiere el título, un Lucifer.

Son diversos los elementos que componen la estética de la obra del autor en este libro, compuesto por poemas, cuentos y otros relatos cortos, que encierran una poética oscura y amarga, como el café, pero con un encanto que sólo logran degustar ciertos paladares. Ajedrez, café, tabaco, jazz, amor, muerte y la misma literatura son algunos de los elementos que configuran la atmósfera de San Lucifer.

Evidentemente, hay una estética más cercana a lo nocturno que a lo diurno, de manera que conforme paseamos por las páginas de Mayorga Cebrero es difícil que no acudan a nuestra mente nombres como Charles Baudelaire, Arthur Rimbaud, Amado Nervo, Ramón López Velarde, por mencionar algunos, siguiendo esta línea que se ha venido explorando desde hace varios siglos, es decir, una estética de la noche.

El autor nos muestra a ese ser humano que lucha día a día en el laberinto de la vida: “un huraño sin motivo adicto a las letras y al café, visionario prófugo de laberintos alfabéticos”. Quizá la escritura albergue esa posibilidad de comprenderse, por lo menos un poco. Acaso la escritura sea también un ángel caído, quién sabe, en una infinita partida de ajedrez. ¿Diría que San Lucifer es una obra pesimista? Mi respuesta sería no, en tanto que la escritura no es pesimista, en todo caso busca senderos, caminos, posibilidades, aunque sea en la oscuridad de la existencia.

Es interesante leer lo que las nuevas generaciones nos ofrecen, mediante sus letras, he ahí el triunfo, el jaque mate de la escritura, que aun y cuando ausculta la oscuridad natural del ser humano, el hastío de la vida, el vicio y la monotonía, va siempre un paso adelante en ese ajedrez de la existencia y es ahí donde se vislumbran nuevos caminos.

La escritura, ese invento remoto y aún vigente, permite crear puentes, establecer diálogos y tolerar de una mejor manera la oscuridad que hay en cada uno de nosotros e incluso en la vida misma.



___________________
Priscila Sarahí Sánchez Leal (Zacatecas, 1993) es egresada de la Licenciatura en Letras de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ); actualmente cursa la Maestría en Investigaciones Humanísticas y Educativas (MIHE), con orientación en Literatura hispanoamericana, en la UAZ. Ha laborado en medios de difusión digitales; ha colaborado en talleres de redacción y charlas literarias, con jóvenes de distintos grados académicos; cuenta con algunas publicaciones en la revista Zozobra, publicada en el marco del Centenario luctuoso de Ramón López Velarde en Jerez; asimismo, forma parte del grupo jerezano CulturArte.


Diego Mayorga Cebrero (Zacatecas, 1999). Estudiante de Derecho en la Universidad Autónoma de Zacatecas. Administrador de la página literaria El Ombligo de la Luna. Autor de los libros Alexandra (2018) y San Lucifer y otros textos (2021), publicados de manera física como en digital, mediante el apoyo del Instituto Jerezano de Cultura; colaborador temporal del Colectivocuenteros (2020) en apoyo a la difusión cuentística de la región de Oaxaca, México.

Comentarios

  1. Hay que estar atento a los detalles donde traza la ruta de todo el desenlace de la historia base

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

¿SE TE PASÓ ALGUNA PUBLICACIÓN? ¡AQUÍ PUEDES VERLAS!