El héroe: fortuna y destino adverso en la "Eneida" de Virgilio

Ezequiel Carlos Campos

Sólo en la fortuna adversa se hallan las
grandes lecciones del heroísmo.
Séneca.

Sólo hay una salvación para los vencidos;
no esperar salvación alguna.
Virgilio.



Para empezar la escritura de este ensayo se pondrán dos definiciones, una es la de destino y la otra la de fortuna; según el Diccionario del español moderno de Martín Alonso, el destino es: Fortuna favorable o adversa.// Lugar al que se dirige una persona.[1] Mientras que para fortuna nos dice: Suerte.[2] Es menester que se inicie dejando claras estas dos definiciones para desarrollar el texto, porque son dos términos que se examinarán en la Eneida de Virgilio, como suerte de Eneas y como el hado, o sea, el destino que los dioses le asignan. Quedando claro esto, se empezarán a analizar las definiciones en la obra.
            Desde el inicio, Virgilio –o quien sea la voz poética– va a decir qué es lo que hizo Eneas, escribiendo: “[…] fue el primero en llegar, desde las costas de Troya, a Italia […]”.[3] Comenzando de esta manera, el lector que conoce la historia de los viajes de Eneas, se percibe que ya hubo algo, pasaron cosas, hubo movimiento de espacio y de tiempo en la historia. El lector pensará cómo sucedió eso, o qué pasó en realidad con el personaje. Y es que Virgilio comienza de esa manera para dar un tono de hado, da el inicio y el final de los sucesos: salir de Toya y llegar a Italia.
            Es necesario contar partes de la historia para dejar claro el contexto en que se harán los análisis. En este caso, comienza: Eneas, después de salir de Troya juntos con más troyanos, se dirigen a las costas para navegar y salir de ese lugar, pero Juno, como se percibe también en la Ilíada, tratará de no dejar que sus viajes a través del mar sean beneficiosos. Ellos, cuando se dan cuenta que la fortuna no es favorable, se lamentan con los dioses. Algo importante es cómo el mismo Virgilio escribe lo siguiente: “[…] no saben si vivirán todavía o si, habiendo perecido, no oirán ya más la voz que los llama”.[4] Algo está claro, esa voz poética va a fungir como la encargada de dar al lector los sucesos, así como si fuera un propio oráculo, porque cuando las cosas venideras las conoce el lector, es el propio Eneas el que las conoce en la historia. ¿Qué pasará con los troyanos en ese viaje? Como se dice en la cita, algunos morirán, otros van a sobrevivir. ¿Quiénes son los encargados de dar el destino? Para los griegos, su religión era que el hombre estaba destinado a algo; su vida era llevada por las decisiones de los dioses. En la literatura, eso se conoce desde Homero como en las tragedias, también lo plasman, sus personajes, sus héroes, eran destinados por los propios dioses y, naturalmente, si era el caso de los héroes, ese destino no era tan favorable, era una u otra cosa lo que se podía hacer, a cambio de algo. Eso le pasó a Aquiles, él era consciente del hado, por eso decidió pelear y matar a muchos, ser una fiera en la guerra, con tal de que su nombre nunca quedara olvidado. ¿Cuál es, pues, el destino de Eneas?
           
"Fuda de Eneas a Troya", Federico Barocci, 1598. 
Al empezar la obra, Virgilio nos dice que Eneas va a llegar a Italia; ese será su destino, llegar a Italia después de años de navegar, para fundar Roma, hacer la nueva Troya, pero ahora en ese otro país. Quedando el destino de Eneas, será el propio destino adverso, ese en el que los dioses juegan como si el hombre fuera una marioneta, el que hará su trabajo. Aun sabiendo lo venidero, estará la fortuna implícita. El hado de Eneas es llegar a Italia pero el sufrir muchísimo en sus viajes: tendrá que dejar su patria, ver morir a su esposa, a su padre, a troyanos, enamorarse de nuevo y tener que dejar ese amor, pasar hambre, dejar a algunos compatriotas en otros pueblos y entrar en otra guerra. Todo eso el troyano deberá pasar, deberá respetar, porque no se le acerca un mal final, él lo sabe, lo negativo será aguantar su propio destino para llegar a un momento de paz, de tranquilidad, siendo eso ganar la batalla a los latinos y después fundar Roma, y hacer la otra Troya, esa patria tan amada por el héroe. Son los dioses los que le dieron su hado y, como buen héroe, supo cómo mantenerse en equilibrio.
            La fortuna de Eneas será un punto clave para el desarrollo de su destino. Esa fortuna, a veces buena, otras no tanto, es la encargada de hacerle creer al héroe que su hado está ahí, si su suerte no es beneficiosa, es que los dioses no lo han querido, o viceversa, aparte de que el destino de Eneas es sufrir: “¿No ves los peligros que para lo futuro te rodean?”[5] Son los propios dioses los que hacen de la fortuna provechosa o no, en este caso, Juno, enemiga de los troyanos, hará que la fortuna de Eneas no sea tan buena; aunque ella sabe perfectamente que no puede tergiversar el destino impuesto al héroe, por eso de hacerlo sufrir lo más que se pueda, al fin y al cabo todo se cumplirá: llegará al lugar (Troya, el Destino) al que se dirige. Dice Gracián que: “La fortuna se cansa de llevar siempre a un mismo hombre sobre las espaldas”.[6] ¿Qué otras desgracias va a pasar Eneas con tal de que su hado se cumpla?
            No quedará de otra más que obrar y no ir contra el destino, sino ir delante de él. Un ejemplo claro es cuando tiene que dejar a Dido, porque los dioses no le destinaron quedarse y formar una nueva familia, sino navegar hasta Italia y hacer de su nombre, así como el de Aquiles, nunca olvidado. En esto se parecen las personalidades de los héroes griegos. Se pondrá el caso de Aquiles, Héctor y Eneas. Aquiles tuvo la oportunidad de quedarse y formar una familia, pero él, parte de su afán de ser inmortal, prefirió no obrar mal contra el destino, luchando y muriendo después. Héctor, al igual que el mirmidón, pudo quedarse con su esposa y olvidar la lucha; pero un hombre troyano no hace eso, es vergonzoso para su nombre como para el pueblo, lucha contra Aquiles y muere, siendo ese su destino. Eneas, destinado a sufrir sobremanera con tal de llegar a fundar Roma, no va a obrar mal de su hado –aquí entra la historia con Dido, el dejar y que ésta se suicidara por su partida– y olvidar todo, como si no fuera más importante más que el final de su vida o el final de sus destinadas aventuras. Aquí, los tres héroes hicieron, quizá, no lo mejor, porque los dos primeros murieron y el tercero sufrió demasiado, pero al fin y al cabo, así tendrían que ser las cosas, no les quedaba de otra, más que dejarse llevar por sus trágicos hados.
            
"El adiós de Eneas a Dido", Claudio de Lorena, 1675-1676. 
Eneas, después de dejar a Dido, navega hasta llegar a Italia. Pero antes entra al averno para encontrarse a su padre. Después de sus pesares llega al  pueblo de los latinos; el rey, Latino, le quiere dar a Eneas a su hija Lavinia, porque los hados, también, le dijeron que debería entregarla a un extranjero; ella era prometida de Turno, y al momento de saber la idea del rey, el prometido comienza una lucha contra los troyanos. El final de la aventura de Eneas está por terminar: “[…] ya para ti han acabado los grandes afanes, ya han calmado las iras de los dioses…[7]” Luchan latinos contra troyanos y los de Troya ganan. El libro termina cuando Eneas mata a Turno. Esto como una pequeña síntesis de la historia.
            El final es para que el lector termine de darle forma a la historia, lo siguiente no se dice, pero se supone: Eneas gana la guerra, Lavinia se casa con él y reina el territorio de Latino. Sus hados se cumplen, como los de los demás, los troyanos tendrán un nuevo hogar, los latinos tendrán descendencia troyana. En pocas palabras, la aventura del héroe termina: soportó todo lo que los dioses le impusieron y, como un varón, esperó la llegada de su tranquilo destino –en este caso no es tan trágico–: el ser poderoso y echarse a la espalda los hados de sus futuros descendientes.

La fortuna y el destino de un héroe juega mucho en la historia, la primera es la encargada de la suerte que éste va a tener a través de su aventura, no obstante, el destino será ese lugar al que deberá llegar el héroe para cumplir con su meta. Puede que estos dos conceptos sean adversos o beneficiosos; para Eneas, la fortuna fue más adversa que el destino, porque su destino ahí estaba y no se iban a cambiar, cuando su hado era fundar un nuevo lugar después de la caída de Troya y poder disfrutar de un triunfo sobre los latinos. Eneas, pese a las consecuencias se mantuvo en la línea de su destino, sobrellevando su fortuna, obrando de la mejor manera para no accidentar su hado y cumplir la meta de su vida.  
"Eneas y Turno", Luca Giordano, s. XVII.

BIBLIOGRAFÍA:
ALONSO, Martín, Diccionario del español moderno, España, Aguilar, 5ª edición, 1975.
SORIANO, Raúl, Frases célebres de hombres célebres, México, EMU, 2010.
Virgilio, Eneida, México, Porrúa, 2012.




[1] Martín Alonso, Diccionario del español moderno, España, Aguilar, 5ª edición, 1975, p. 366.
[2] Ibid., p. 500.
[3] Virgilio, Eneida, México, Porrúa, 2012, p. 3.
[4]Ibid., p. 9.
[5] Ibid., p. 77.
[6] Raúl Soriano, Frases célebres de hombres célebres, México, EMU, 2010, p. 45.
[7] Virgilio, op. cit., p. 145.



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