El día después: ocho poemas de Laura Márquez


Yo, Poesía

I
esclava consecuencia de la libertad
te guardo como se guarda al miedo

allí     donde mi voz cae     y nace
la gris imagen de nuestra semejanza


II
tan roja – tan viva
tu boca late encendida
apagándose en la mía

hoy que eres animal
con piel rasgada
caminando siempre de espaldas
poniendo en jaque al silencio


III
esperas que te espere
y yo te espero         habitándote
para que me habites

te abrazo
    te apuñalo
        te abro
            te dinamito
                me meto
                    nos meto


en un lento abrir y cerrar de ojos
donde todo y nada     suceden


IV
“matarte para que me mates”
“matarme para que te engendre”


mientras te miro     me miro
mientras te duelo     me dueles

mientras muerdo tu soledad     muerdes
la soledad de algún viento


V
me empujas – nos empujas
hacia aquello que nació sin nombre

¿para salvarte a ti de mí?
¿para salvarme a mí de quién?

“si somos hijas del mismo invierno”


El día después

A Alejandra Pizarnik

Pájaros volando la noche sin cielo
anida bajo tu cama
“junto a los muchos nombres”
un vientre en soledad

el templo de tus letras se pronuncia
“hija, morada, poeta del viento”
placebo de soles ausentes
boceto inconcluso tu lengua de fuego

treinta y seis rosas pulverizadas
clandestinamente besarán
la muerte en los versos

lágrimas escritas sobre piedras
autoejecución verbal de las horas

negros, los ojos perpetuos
“que han clavado sus palabras”
en el punto ciego de la memoria

¿a quién nombras poesía?
asomada y amarga
ahogada tras tu boca

¿a quién nombras sur y silencio?
mujer sin rostro ni sombra
siendo ajena a tu cuerpo


Poética Estival

este diálogo estival
entre mis inaudibles muertes

esta poesía ya sin voz
desgranada en la garganta

no ser las manos centrífugas
“que vuelven y revuelven”

no ser un ángel negro atrapado
en su agujero blanco

no ser la piel de nadie respirando
el rojo ruido
“de versos que se rompen”
sobre ojos verticales


Punto Ciego

pájaros de nítidos otoños
encerrados en la cabeza

aquel animal con sangre oscura
es el ojo ciego
que a la miseria mira

como habitante subterráneo
la marginalidad
es un maniquí con traje de seda
arrullando su áspera ausencia
entre brazos de doble filo

sin piel – sin presente
sin mujeres – sin hombres

en la consciencia desclasada
y sin oxígeno yacen los nombres


Caminata

seré las voces
que caminen mi cielo

o el sinfín de oscuridades
inequívocas y hambrientas

doblegando mis partes

como relojes sin agujas
que duermen de pie


Nombre ausente

bendita osadía
la del cuerpo que no porta
el peso vivo de un nombre

en el fulgor sintáctico

entre rayos pálidos y rotos
de un sol
aún más pálido y roto


Sin Dios

esta noche
no hay prosa inexpugnable
nombrando mi hastío
triturando mis huesos
mordiendo mi carne

ni piedras simulando ser flores
entre hebras de ausencia
desnudas de linaje

esta noche
no cabe más humanidad
que la verticalidad absorta
en el destino de los árboles


Mujer hiedra

duerme como ánfora un poema
en el horizonte vertical de tus manos

“mujer con huesos de aire”
“mujer con brotes de otoño”


tragas palabras que viven
bajo el polvo de algún nombre

besas al sol que te ciega
besas la hiedra en tus ojos


Detalle del cartel del Festival de Poesía Joven de Alcalá de Henares 2019.

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Laura Márquez (Buenos Aires, Argentina). Es Trabajadora Social y Gestora Cultural junto a colegas y amistades, en un espacio emergente llamado Culturama, y es miembro de la Asociación de Escritores Hispanos. Comenzó a escribir hace casi 30 años, pero su pasión la lleva a considerarse actualmente una militante de la poesía.

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