A mi Jung
Gloria Patricia Cháirez Cervantes
Es importante que uno llore hasta
que tenga los ojos hinchados,
uno no puede, no debe jamás obligar
a otros a quedarse,
debe dejar que elijan…
que sepan retener todos los tipos
de lágrimas en el lagrimal.
Te supuse tan vivo, con esa
mandíbula perfecta
que me cautivaba cuando de lejos
sonreías,
te supuse adicto a los pocos besos
que una vez
fueron míos y ya no lo son.
Nadie es de nadie,
nadie mantiene la cordura cuando se
ama,
y se vuelve poco a poco una Sabina
Spielrein
queriendo hacer gatitos,
queriendo tener hijos.
Y ahí estás tú, casi feliz,
y te dejo porque no fuiste mío,
fui tuya que es diferente…
y te llevo en un pequeño lugar
telepático
que te mantiene ausente.
Siempre quise irme lejos
y aunque lo quise jamás te dije que
te fueras conmigo.
Ahora has elegido. Me despido.
Y Au revôir, que la cita de las
6:00 p.m.
ya no se aplaza.
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