El clavel, la mujer y el rojo. Interpretación de un soneto de Francisco de Quevedo
Ezequiel Carlos Campos
Francisco de Quevedo y Villegas, atribuido actualmente a Juan van der Hamen, y a Diego Velázquez erróneamente en el pasado. Siglo XVII, Instituto Valenciano de Don Juan, Madrid.
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A Aminta, que teniendo un clavel en la boca, por morderle se mordió los labios, y salió sangre
Francisco
de Quevedo
Bastábale al clavel verse vencido
del labio en que se vio, cuando esforzado
con su propia vergüenza lo encarnado,
a tu rubí se vio más parecido.
Sin que en tu boca hermosa dividido
fuese de blancas perlas granizado,
pues tu enojo, con el equivocado,
el labio por clavel dejó mordido.
Si no cuidado de la sangre fuese,
para que a presumir de tiria grana,
de tu púrpura líquida aprendiese.
Sangre vertió tu boca soberana,
porque roja victoria amaneciese,
llanto al clavel, y risa a la mañana.
del labio en que se vio, cuando esforzado
con su propia vergüenza lo encarnado,
a tu rubí se vio más parecido.
Sin que en tu boca hermosa dividido
fuese de blancas perlas granizado,
pues tu enojo, con el equivocado,
el labio por clavel dejó mordido.
Si no cuidado de la sangre fuese,
para que a presumir de tiria grana,
de tu púrpura líquida aprendiese.
Sangre vertió tu boca soberana,
porque roja victoria amaneciese,
llanto al clavel, y risa a la mañana.
I.-
Introducción
Este escrito tiene la finalidad de dar
una interpretación al soneto “A Aminta, que teniendo un clavel en la boca, por
morderle se mordió los labios, y salió sangre”, del poeta Francisco de Quevedo
y Villegas[1],
incluido en El Parnaso español (1648)[2], aun
así, se trabajará sobre dos figuras, el clavel y la mujer, conceptos
interesantes de la lírica de Quevedo. Encontraremos también la importancia
simbólica no sólo de las dos figuras antes mencionadas, sino de algunas más que
podrían servir de base para el análisis e interpretación del soneto.
Quevedo va a utilizar
el intelecto y la emoción, uniendo la sensibilidad poética, creando el
concepto. El concepto va a ser: “un producto del ingenio, cuyo modelo más alto de operar es la agudeza, y fundamentalmente, aunque no siempre, consiste en un tipo
particular de metáfora empleada por los poetas […], la cual revela la correspondencia
o afinidad entre cosas radicalmente dispares”.[3]
Es de suma importancia,
pues, encontrar los conceptos, descubrir el significado de la figura para
lograr interpretar este soneto.
II.-
El clavel, la mujer y el rojo
Hay ejemplos aislados en la lírica
amorosa de Quevedo que muestran con una gran intensidad el rojo, buscando el momento
donde se encontrará un motivo para el retrato de la dama y haya un elemento en
el que subraye el color rojo. Estos efectos de intensidad en color, en este
caso, actúan para la descripción de los objetos, resaltar la intensidad que
esas figuras van a tener en el poema, como la sangre, el labio, el clavel, pero
no tendrá sólo un nivel en el sentido pictórico visual, sino moral y
espiritual, como resonancia de la figura de la mujer y todo lo de ella, de
quien el poeta va a cantar enamorado, sorprendido por la figura de la mujer y
de sus acciones, ya sean provocativas, de preocupación o hasta simples, pero de
esa simpleza (morder un clavel) se harán los versos para inmortalizar el amor
ardiente de una dama. En el poema dedicado “A Aminta, que teniendo un clavel en
la boca, por morderle se mordió los labios, y salió sangre” encontramos esta
intensidad de color, una importancia en tópicos de la época.
A continuación se
desglosa el poema en estrofas para una interpretación y después un análisis de
sus figuras:
Bastábale al clavel verse vencido
del labio en que se vio, cuando esforzado
con su propia vergüenza lo encarnado,
a tu rubí se vio más parecido.
del labio en que se vio, cuando esforzado
con su propia vergüenza lo encarnado,
a tu rubí se vio más parecido.
El clavel, rojo de por
sí, se hace más rojo por la vergüenza de ser vencido por los labios, rojos, de
Aminta. El rubí es una metáfora para señalar los labios, y por eso el poeta
dice que el clavel se parecerá a los labios, por “tener” el mismo color.
Sin que en tu boca hermosa dividido
fuese de blancas perlas granizado,
pues tu enojo, con el equivocado,
el labio por clavel dejó mordido.
fuese de blancas perlas granizado,
pues tu enojo, con el equivocado,
el labio por clavel dejó mordido.
El clavel fue dividido
en la hermosa boca de Aminta, los dientes serán esas blancas perlas, son como
granizo en contraste con el rojo. Y en comparación con la vergüenza, el enojo
también traerá la intensidad roja en la cara de Aminta.
Si no cuidado de la sangre fuese,
para que a presumir de tiria grana,
de tu púrpura líquida aprendiese.
para que a presumir de tiria grana,
de tu púrpura líquida aprendiese.
En el primer terceto
Quevedo señala que el cuidado, un aviso o una advertencia, quiere dar al clavel
para que aprenda a ser rojo imitando el púrpura de la sangre.
Sangre vertió tu boca soberana,
porque roja victoria amaneciese,
llanto al clavel, y risa a la mañana.
porque roja victoria amaneciese,
llanto al clavel, y risa a la mañana.
Después de verter
sangre la boca, ella es soberana por haber vencido al clavel, que llora por su
derrota.
Como vemos, este soneto
es un aislamiento de la lírica amorosa de Quevedo, ya que no es del todo
amoroso, sino que es también satírico porque muestra la manera y despiste de
una mujer por su imprudencia y dolor por amor, toma el clavel por los dientes y
es tanto la mordida que le da que se muerde el labio y le sale sangre. Parece
que Quevedo no se toma en serio el sentimiento de ver a una mujer con dolor
amoroso, se burla.
Este poema es una lucha
de poder para ver quién es más hermoso, si el clavel o la mujer, por eso de la
inclusión de estos tópicos a lo largo de la historia de la literatura, cuando
una mujer es hermosa se le compara con una flor.
Desde el título,
Quevedo alude a ver a una mujer, en este caso Aminta, morder un clavel y la
acción rápida del sangrado por el hecho de morderlo. Sabemos que no todos los títulos
de los poemas de esta época los autores los pusieron, sino que se van colocando
para una mejor señalización de ellos; no obstante, el título da muy bien la
burla que el propio Quevedo escribió en su soneto, ¿cómo una mujer va a morder
un clavel tanto sabiendo que si lo hace fuerte los dientes van a tocar los
labios y por ende se cortará? Alguien que haga la misma la acción se cortará,
es obvio, y Quevedo alude a eso, y hasta más, quizá, por ejemplo, la terquedad,
la fiereza y las tonterías de las mujeres, me explico: terquedad por ponerse la
flor y morderla por el enojo, fiereza por hacerlo y no importarle morderse y la
tontería porque simplemente la mujer se puso el clavel en la boca y quizá se
mordió porque no midió la fuerza del mordisco. Esto no quiere decir que Quevedo
haya escrito el poema pensando en esto, porque en el soneto no se encuentra una
frase, una palabra o una parte donde se haga burla de lleno a la acción, sino
que el título nos lo remite: “…por morderle se mordió los labios, y salió
sangre”.
El clavel rojo se
asocia con algún sentimiento, aunque el color rojo intenso sugiere ser de amor
y afecto profundo. A lo que podemos llegar: el clavel es el amor que la mujer
ya no tiene. Alguien le tuvo que dar el clavel para que ella hiciera la acción
más importante, el morderlo y cortarse, y ser la sangre de la bella dama la que
se compare con el rojo del clavel y sea la propia flor la que sea vencida, el
amor fue vencido; en otras palabras, los sentimientos de la mujer hacia el amor
fueron destrozados por su boca. La belleza del clavel y la belleza de la mujer
compiten. La flor y la mujer son un símil en el nivel del simbolismo, porque la
mujer también es símbolo de la belleza. ¿Qué será más bello, el clavel, su
color rojo intenso, el amor simbolizado en la flor, la mujer y su beldad, la
intensidad de color que emite, sus propios sentimientos?
En el Diccionario de los símbolos[4],
Jean Chevalier va a dar muchos significados del color rojo; para este trabajo
nos importa el del amor, de la pasión. Es por eso que el soneto evoca el color
rojo en su máxima expresión: un poema pasional donde el concepto de clavel y de
labios se juntan para hacer una imagen hermosa, donde significa el triunfo del
amor de una mujer sobre el amante; ese amor ha dejado de latir y pasa a la
sangre, al dolor que ha causado dicho acto para que la amada, como si fuera expuesta
al dolor, muerda la flor y la deje destruida así como la dejó el amor del
amante.
III.-
Conclusión
El tema del amor cortés era un prototipo
de amor que en la literatura era muy usado. Quevedo, como lo hemos visto en
este soneto, es un modelo de contradicción; yo no soy nadie para decir que el
autor es una alegoría a la contradicción plena de los tópicos de la época, pero
en el ejemplo analizado se ve con claridad que más que una muestra de un amor pasional
es la burla al amor, de cómo causa dolor no el perderlo sino la única acción de
buscar el propio dolor. El clavel, simbolizado como el amor, será un concepto
satírico sobre la belleza de la flor y la “belleza” del amor, lo rojo, lo delicado
comparándolo con la mujer, que belleza y delicadeza tiene, mas no amor.
BIBLIOGRAFÍA:
CHEVALIER,
Jean, Diccionario de los símbolos,
España, Herder, 1986.
Diccionario de biografías, Colombia, Nauta, 2000.
OLIVARES,
Julián, La poesía amorosa de Francisco de
Quevedo, España, Siglo XXI, 1995
[1] Francisco de Quevedo y Villegas
(1580-1645) fue un poeta y narrador español. Es una de las figuras más
importantes del llamado conceptismo español y por antonomasia uno de los más
radicales críticos de la corriente contraria, el culteranismo o gongorismo.
[2] El parnaso español, monte en dos cumbres, dividido con las nueve musas
castellanas, Francisco de Quevedo, 1648.
[3] Julián Olivares, La poesía amorosa de Francisco de Quevedo,
España, Siglo XXI, 1995, p. 12.
[4] Jean Chevalier, Diccionario de los símbolos, España,
Herder, 1986, pp. 888-890.
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