Oda a la chola
Bruno Javier
“Veo que te sueltas el pelo
mirándote al espejo
mirándote a los ojos
una mirada sin tiempo
y un semblante hermoso”.
Los
ángeles azules.
Amada, no destruyas mi
cuerpo
y torcidísima belleza,
mientras mis sílabas cuento, te arropa.
Con rojo paliacate coronas
tu angosta frente.
Haz subir tu blusa blanca
antes de salir a calle
para que muestres,
hermosa,
tu encostrado Ombligo Perforado.
Amada, que el wiro te
acompañe
Mientras piensas en
aquél, anónimo guarrazo que tus lonjas merece;
Tus lonjas, que son
estridentes y rebeldes
se manifiestan siempre
con su desborde
aunque pase por un
valle tenebroso; nada he de temer,
porque tú estás conmigo
y tu vara y tu callado,
y tu filero me dan seguridad
y, entonces, a que otro
tons qué he de temer.
La majestad de tu
vientre pronunciado hacia el suelo
de forma permanente; cubre lo centellante de
tu hebilla
de marihuana es la hoja
que de tu cinto y pantalón
las presillas se vuelven invisibles aún ante
los ojos de nuestro Señor
la grasa de tu espalda baja hasta tocar mi corazón, roto
canta a media luz,
pues, pienso en tu tatuaje:
¡Oh, bendito sea San
Juditas que reposa sobre tus nalguitas!
¡Oh, calzador inmenso,
gracias por ayudar al descenso
de esa carne que apenas
y embute en tan pequeña prenda!
Amada, algún benévolo
sociólogo; o de mi facultad, la directora;
me encontrarán en el
apuro de tu cariño, sólo entonces nos regalarán mota
y al admirar unión tan devota nos donarán un
prado
donde tú y yo podamos
copular y con resistol drogarnos
amada, espera un poco,
un poquito más
para llevarte mi felicidad y mi cartera, y mi
reloj,
los cigarros y las alhajas de la abuela;
no dormitéis aún
escuchad el final de aqueste, tu poema.
busco en tu buró tus
calzones con fluidos salpicados,
los miro, de cerca los miro, cada vez más de
cerca
y entonces descubro las
manchas de Rorschach
con los que tus
interiores, descifrar, se intenta.
Cuanta infinita
inseguridad siento en tus besos
Que aunque, amada, no
sea experto en eso
ocupo la adrenalina de
tu arete de lengua
sobre la aquesta mejilla mía.
Nuestro amor florecerá;
aunque sé muy bien que alguna vez
Fina tierra me harás
morder; o desniégalo amor, desniégalo.
Amada, pones un chingo
de brillantina en tus mejillas
Y orbito, si veo tu
rostro;
pues me encuentro
dentro de los que son tus terribles ojos.
Amada mía, si por la
mañana todavía no hurtas nada
Prometo, sin falta, gastaré
sus fondos en obsequiarte
el filero nuevo; el de
tus sueños,
de los que contigo
sueños tengo se han marcado ya en mi pecho
mas no tanto como las
estrías sobre tu cuerpo
cada vez que me tomas
por la fuerza
rápido me voy al
universo y me vengo de ti dentro
pidiendo al san Juditas
de tu espalda que aunque
litros de bendita agua debiese yo que beber,
no permitas señor
que una sepa nueva de venérea me pegue la
Yajaira.
Me gusta cuando callas
y a putazos no me bañas
En los más oscuros
placeres me revuelco,
Si, a la verga no me
mandas.
Prometo aprender pronto, amada, el santo del tigre esta semana
Me lanzaré del buró a
la cama
como un ciego acto de
fe
a tus brazos tatuados
caer me dejaré
Y cobijome entonces con
tu aura malandra
Si después de todo
esto, mi Yajaira, me quieres lejos
O como lo dictan tus ásperos
labios
“a chingar a toda su
puta madre pinche maricón”
A la perfección lo
entenderé, la razón te asiste;
Pues, qué tendría yo que no te hayan metido ya
Mas nunca preguntes si
te olvidaré
Si en una rosa estás
tú, si en cada respirar estás tú
Si rezando una oración
al San Juditas
hipertenso de tu espalda,
estás tú ¡Cómo te voy a olvidar!
¿Cómo, cómo te voy a
olvidar?
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ese´s mijo
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