Amor de lenta soledad
José Antonio Flores Gálvez
A Alondra Lizeth Salamanca.
Sentado en el borde de la banqueta
veo el paisaje, es gris. Entonces
lloro mi soledad.
Llega el color, un café claro, casi
transparente,
acompañado de un largo castaño; el
rojo me sonríe, enmarcando sus hoyuelos:
dos pequeñas curvas encierran su
tez blanca
que me abraza.
Me dejo absorber por el calor.
Veo cómo todo se llena de tono,
el azul del cielo, la casa verde y
la nube blanca.
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