Tres poemas de José Ibarra
*
Algún día caminaré
por tus lágrimas,
algún día lloraré
tus risas,
o viceversa.
Algún día mataré
tu alma
y aceptarás cruzar
la puerta que nos separa,
algún día,
algún día seré tú,
y reiré de tus
llantos,
porque serás lo
que fui
y entonces veré
cumplida mi presunción:
habré andado por
tus lágrimas
y también lloraré
y querré ser yo
otra vez,
aunque jamás deje
de ser:
la transformación
y yo
somos uno.
Descreo
descreo de la humanidad
de los hombres
de las mujeres
descreo de todo
aquel que repela a quien le da cariño
descreo de los
orgullosos falsos
su
orgullo no es tal
si
lo fueran permitirían ser amados
descreo de la vida
de la vida que me
maltrata
que me aniquila
lentamente
descreo de la vida
que pone en mi camino a personas sin sentido humano
descreo de mis
compañeros de escuela
amigos
no fuimos
descreo de mi
madre
si
me amara no me hubiera parido
descreo de la
mujer
de
esas que he amado inútilmente
de
esas que no me brindaron ni tiempo
menos una caricia
un te amo
de
esas que puedo decir todas
de
todas
descreo de todas
porque ya no ven lo que veo
cero
espíritu
cero
amor
cero
alma
descreo de todas
humanas inhumanas
vituperio
de la vida
hacedoras
de mis llagas
descreo de todas
insensibles
insensatas
mujeres
…
las amo
Silencio
El silencio;
bellísimo Leteo que no fluye,
estático,
casi el Apolo donador de vida,
o la canéfora por la Gorgona creada,
o aquel libertado por Hércules.
Lo pasajero,
fugaz,
estadio intangible…
Sino palpable y causal:
el verbo.
No hay verbo digno después del
silencio.
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