Gentrificación. Cuatro poemas de Angel Manuel Nuño

Verano de plaga lírica

Nunca abandonaría las chinches de mi cuaderno,
pasean entre los renglones como tinta roja,
forman letra cursiva cuando les da el Sol,
cuando les da la gana, palabras graves.

Quisiera ser un patán patanás
y estirar sus patas en el fuego,
ponerlas de patitas en la calle,
desalojar mi libreta de chinches,
refugiarlas en las páginas frías
de Matemáticas III.

Encontré algunas chinches en la Sagrada Biblia…
Prefiero las sagradas chinches de mi sagrado cuaderno.

Biblia, a los humanos pican mis chinches,
salpican sangre en diarios pesimistas,
se asustan cuando derramo lágrimas en la hoja,
forman elegíacas oraciones alrededor del llanto.

Aunque esta plaga lírica es
enfadosa, sentimental,
nunca abandonaría las chinches de mi cuaderno,
nunca escribiría sin su tinta roja.


Feroces calles

Cientos de miles de peatones
pisotean la piel del leopardo:
la acera de la avenida Revolución
ruge con manchas oscuras,
ruge cubierta de chicles secos.


Árboles espectaculares

Plantaron anuncios espectaculares
sobre los bosques talados de coníferas.

Florece la publicidad
como árbol de cerezo en primavera,
brilla en el horizonte como árbol navideño.
La publicidad es más alta
que las secuoyas de California,
es un gigante baobab africano
cuyo tronco metálico penetra sin raíces la tierra.

Sin raíces penetra la tierra;
con raíces, la mente humana.
            ¡Admírala!
¡Admira los anuncios espectaculares!

Plantaron anuncios
sobre los ríos y el agua refleja sus
colores chillantes,
los colores de los partidos políticos
y sus eslóganes: “La esperanza del marketing”.
El agua es otro anuncio
espectacular y refleja bebidas
alcohólicas, energéticas, carbonatadas;
ya no duplica las estrellas del cielo,
duplica las estrellas de la farándula
como si fueran nocturnos cerezos en flor.

Alameda de árboles impresos en lonas
que anuncian la próxima Jeep 2025.
¡Publicidad engañosa!
El automóvil anda por un bosque
de coníferas inexistente,
el bosque fue talado
para plantar anuncios
y llamar “alameda” a este páramo petrificado.

¿Dónde están los álamos, los cerezos, las secuoyas, los baobabs?

Los nuevos árboles no son un hogar seguro
para las aves que defecarán en los hombros
                                                del concreto.

Los nuevos árboles no tienen tronco de madera,
sino un tubo mástil de quince metros de altura,
sus hojas iluminan violencia estética,
irreales cánones de belleza,
y sus frutos son comida chatarra —hamburguesas,
papas fritas—, música popular…

              ¿Siquiera un árbol espectacular publicita oxígeno?


Gentrificación

Ya no puede vivir la poesía en el género literario donde creció.
Demolerán su métrica porque da mala imagen al barrio,
al barrio que no será más barrio, sino área comercial,
distrito financiero, zona para turistas iletrados…

Ya no puede vivir la poesía en el género literario donde creció.
Demolerán su métrica para luego levantarle un monumento
donde las plumas venideras van a cagarse.
El monumento de la poesía demolida
será grafiteado por la justicia de los aerosoles púrpura:

Me gusta cuando callas porque estás como ausente
amar es desnudarse de los nombres:
“déjame ser tu puta”, son palabras
de Eloísa
Esa mujer es mitad rueda y viene pedaléandose hacia mí
Te amo
- me dice
R u é d a m e soy tuya…

Ya no puede vivir la poesía en el género literario donde creció,
en el edificio carcomido, en su departamento minúsculo,
donde duerme con las rimas fuera del colchón,
rimando con las chinches del colchón.

Antes de que derrumben su métrica carcomida,
poetas la mudarán de género literario.

No tiene hogar la poesía,
la poesía vive en todas partes:
desayuna en un albergue narrativo,
se ducha en el océano dramático,
bajo puentes didácticos, duerme.

                                                 a  b
                                               l        a
                                             a            r
Se le ha visto haciendo m               e
                                                               s

malos malabares
en los semáforos del Centro.

"Campo de amapolas en Giverny, Claude Monet.

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Angel Manuel Nuño (Tijuana, Baja California, 2001). Estudió la licenciatura en Lengua y Literatura de Hispanoamérica en la Universidad Autónoma de Baja California. Actualmente es beneficiario del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA). De 2023 a 2024, trabajó como becario de investigación en El Colegio de la Frontera Norte. Participó en la colección de libros “Letras Diversas”, en la categoría de cuento, organizada por el Instituto Municipal para la Juventud en 2021. Sus textos han aparecido en revistas digitales como Hipérbole Frontera, Metáforas al aire, Interliteraria, entre otras.

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