La importancia del lenguaje con la satanización de los cómics

Rafael Aragón Dueñas


Sin lugar a duda, el lenguaje mueve a todo el mundo mediante la comunicación, y con ello se puede realizar cualquier cosa. Las palabras siempre logran su objetivo al convencer a los demás, al hablar con elocuencia atraen a más personas. Según para algunos, el léxico es más atractivo que el físico, como dicen coloquialmente: “Verbo mata carita”. Las palabras duelen más que un golpe físico y se puede realizar cualquier acción. Siempre disfrutamos al escuchar un discurso o recital de poesía mientras las palabras fluyen de la boca del orador y nos endulza de elocuencia a nuestros oídos. El lenguaje puede plasmarse en tinta y en papel para expresar nuestras ideas y gracias a ello se creó la escritura.
También el lenguaje se ha utilizado para el mal y beneficio propio. Con la fundación del cristianismo, la Iglesia ha forjado la imagen de Dios a su imagen y semejanza; modificándosele a lo largo de la Historia. Tenemos a Fredric Wertham, un psiquiatra alemán nacionalizado estadounidense, que convenció a los demás que los cómics han sido el peor de los males de la delincuencia juvenil.
Fredric Wertham
La religión y Wertham siempre han sido un obstáculo: el cristianismo por impedir el pensamiento progresista y condenar a la humanidad en un oscurantismo que todavía alberga en varios países, y Wertham en su libro The Seduction of The Inocent condenó a los cómics de satánicos. Gracias al lenguaje se crean sus teorías, fundamentos, y tergiversan algunas palabras modificándoles totalmente su significado, como Cherry y Boner que en la actualidad han adquirido una connotación sexual. Los cómics también se conocen con otros nombres dependiendo del lugar: como historietas, tebeos en España, manga en Asia, muñequitos en Cuba, tiras cómics en Sudamérica, monitos en Argentina. En este ensayo hablaré acerca de la satanización que tuvieron los cómics en la década de los cincuenta y sobre la importancia que ha tenido el lenguaje en otros medios.
Con las palabras al aire se puede realizar cualquier cosa. Todos tuvimos una infancia diferente al ver series animadas que marcaron nuestra niñez, entre ellas La Vaca y el Pollito. Una serie bizarra que narraban las aventuras de una vaca y un pollo con apariencias antropomórficas; hay un capítulo relacionado con la importancia del lenguaje, titulado: “Ten cuidado con lo que deseas (Be Careful What You Wish For)”, en el cual iniciaba con un día soleado mostrándonos a Vaca y Pollito viendo la televisión. Vaca comenzaba a hablar rápidamente, tratando de entablar una conversación con su hermano Pollito mientras se ponía enfrente del televisor. En cambio, éste no podía disfrutar del programa televisivo, lo que lo hizo enfurecer y deseó que Vaca dejara de hablar; deseo concedido. Como avanza el episodio, Vaca caminaba por la calle y vio a Pollito embebido con una revista cruzando la carretera, en eso se aproximaba un tráiler a toda velocidad, ella no puede gritar y él es atropellado. Pollito se encuentra en juicio, Vaca lo vio todo y trató de explicar el incidente con bruscos y desesperantes movimientos corporales, el juez no entiende sus desvaríos y Pollito es sentenciado a cincuenta años de prisión injustamente. Sin el deseo cruel de Pollito, todo habría sido diferente si Vaca hubiera dicho la verdad. Ahí tenemos la importancia del lenguaje, el poder de las palabras que ejercen en cada acción.
Otro dato curioso acerca de la importancia de los vocablos lo encontramos en la novela gráfica Preacher, escrita por Garth Ennis e ilustrada por Steve Dillon, nos narran la historia del reverendo Jesse Custer que es poseído por Génesis, una entidad concebida por el fruto prohibido entre un ángel y un demonio. Poseía el poder suficiente para rivalizar con el mismísimo Dios. A partir de la creación de Génesis, Dios abandonó el Paraíso y se encontraba prófugo en el planeta Tierra. El reverendo emprendió una exhaustiva odisea a lado de su antigua novia y de un vampiro alcohólico para encontrar al creador y hacerlo pagar por su irresponsabilidad. Lo relevante de esto –a pesar que a lo largo de la serie se mencionan referencias bíblicas– es que el reverendo posee el poder de la palabra, todos lo escuchan y lo obedecen ciegamente, se oirá como la palabra de Dios: “Pero cualquier cosa que me cuente, cualquier cosa que me diga, se escucha como la palabra de Dios”.[1]
He hablado de la importancia del habla, pero no he mencionado qué es el lenguaje y aquí tenemos una definición clara, concisa, que es la siguiente: “El lenguaje es un conjunto sistemático de signos que permite la comunicación. Es la facultad y manera de expresarse. El estilo de hablar y escribir”.[2]
Las palabras Cherry y Boner son inglesas y su significado son Cereza y Metedura de pata. Pero en la actualidad han adquirido un doble sentido de connotación sexual, la primera se refiere al himen, esa delgada y delicada membrana, propia del aparato reproductor femenino que se relaciona con el mito de la virginidad, y la segunda se refiere a la erección masculina.[3]
Los cómics ya pertenecen al Noveno Arte, por su estructura narrativa y su ilustración del interior de sus páginas y de sus portadas. Ya no es un simple objeto de entretenimiento para las masas, ya ha logrado posicionarse en el canon literario conocido también como literatura gráfica. No son sólo infantiles y de superhéroes, existen de diversos géneros desde horror, amor, ciencia ficción, thriller, etc. El cómic es como el cine, ambos se disfrutan visualmente y se aprecia la narrativa en los diálogos. Una definición clara: “Es una estructura narrativa formada por la secuencia progresiva de pictogramas en los cuales pueden integrarse elementos de escritura fonética”.[4] 
Las palabras movilizan y levantan a las masas. Al inicio de la década de los cincuenta el éxito de los superhéroes comenzaba a disminuir, y los géneros como westerns, horror, humor, juveniles, policiacos y demás alcanzaron grandes ventas opacando la imagen de los superhéroes. En 1954 el psicólogo Fredric Wertham, en su libro The Seduction of The Innocent, criticó fuertemente a los cómics, diciendo que eran los principales en generar la delincuencia juvenil, al consumo de drogas, al sexo, homicidios y fantasías homoeróticas que creía que achacaban al país, advirtiendo que la juventud y la niñez corrían grave peligro por leerlos. Una de las editoriales más criticadas por el psicólogo fue EC Comics, por sus títulos de horror como Tales from the Crypt, The Haunt of Fear, The Vault of Horror, por sus explícitas y sangrientas portadas, eran el detonante del crimen, según el doctor Wertham.[5]
Sin derechos
Tildó a Superman de fascista: “Presentaba una distorsión fascista de la realidad y me sorprende que su uniforme no tuviera la doble SS”[6], a Batman y Robin de amantes homosexuales: “Vivían en lujosos cuartetos con hermosas flores en largos jarrones y tienen a un mayordomo a su disposición. Es como el sueño de dos homosexuales viviendo juntos, el tipo de historias de Batman puede estimular a los niños a tener fantasías homosexuales”[7], a Wonder Woman de lesbiana y relacionada con el bondage.[8] El libro fue un pequeño éxito en Estados Unidos, los padres de familia se alarmaron y protestaron para lanzar campañas pidiendo la censura en los cómics. Iniciaron una cruzada encabezada por Wertham en contra del medio de comunicación de masas que son los cómics, se quemaron alrededor de un millón o más en Nueva York y en distintas partes de Estados Unidos, la gente traían sus cajas repletas de historietas para contribuir a la gran fogata e inició un oscurantismo con este medio narrativo.
A partir de ello se creó el “Comic Code Authority”, que regulaba el contenido de las historias en los cómics, más bien fue una gran censura. Se le conoció como “La Edad Oscura del cómic”, inició en 1954 y terminó en 1960.[9] Durante este tiempo los cómics se volvieron infantiles y demasiado ñoños, transmitiendo mensajes positivos hacia los demás como “lavarse los dientes”.
Fredric Wertham era un respetado psiquiatra que había entrado en la escena pública al haber sido años atrás testigo y consultor en el juicio del asesino Albert Fish, él las tenía de ganar y lo logró con su cruzada. Wertham fue un retraso para la industria del noveno arte, por culpa de él ardieron en llamas auténticas joyas difíciles para la adquisición del coleccionista.
Wertham nunca presentó ningún tipo de evidencia que probara que los cómics provocaban todas esas desviaciones, depravaciones. Pero en plena paranoia en intolerancia, en medio de la persecución del senador Mcarthy, él decía que era una bomba y generó una ola de odio en contra de este género literario.[10]
Las masas de dejan guiar sólo por las apariencias y sin conocer algo, se sienten atraías por la manera de hablar a un líder o a una multitud: “Los seres humanos se sensibilizan inmediatamente de manera increíble al lenguaje y a los sonidos en general”.[11] Al igual con la Caída del Imperio Romano para dar inicio a la Edad Media, se quemó la gran biblioteca de Alejandría destruyéndose avances en la ciencia, el arte, la literatura y la filosofía para dar paso al cristianismo.
Todos destruían las estatuas de los dioses griegos y todo tipo de conocimiento. Y todo aquel que tuviera un pensamiento progresista y rechazara la religión ardía en la hoguera, eran lapidados o torturados por la Santa Inquisición. Con decir que la Biblia se estudiaba como libro científico en el Medievo. Últimamente, gracias a la abundancia de información que hay en la actualidad, se ha esparcido el conocimiento a los demás haciéndoles creer en la sabiduría y que no caigan de nuevo en la ignorancia. 
       
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BIBLIOGRAFÍA:
Diccionario práctico de la lengua española, Barcelona, Océano, 2011.
ENNIS, Garth, Preacher, México, Televisa, 2014.
___________, The Boys, México, Panini, 2014.
Muy interesante, México, Televisa, 2015.
SERRANO, Sebastiá, Signos, lengua y cultura, Barcelona, Anagrama, 1980.







[1] Garth Ennis, Preacher, México, Televisa, 2014, p. 44.
[2] Diccionario práctico de la lengua española, Barcelona, Océano, 2012, p. 457.
[3] Garth Ennis, The Boys, México, Panini, 2014, p. 26.
[4] Cfr. David Alfie, “Semiología del cómic” en El cómic es algo serio, México, Eufesa, 1982, p. 48.
[5] Muy interesante (especial cómics), México, Televisa, 2015, p. 12.
[6] Idem.
[7] Ibid., p. 13.
[8] Idem.
[9] Idem.
[10] Ibid., p. 13.
[11] Sebastiá Serrano, Signos, lengua y cultura, Barcelona, Anagrama, 1980, p. 31.

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