Tres poemas de Jorge Koqo García

Contrademanda textual

Que el señor magistrado lingüista
me haga justicia
Que las vocales aboguen
Que condenen consonantes
Métricas del mundo
Notas. Acordes de sentencia

Me voy a la cama dañado
Que la poesía
me recoja
sin manos
Inconsolable
sin remedio
por un destino que no controlo

Dolía bien, señoría
iba bien
Pero esto ya era muy amargo
Ni quiero ser poeta
Ni que seas poesía
Lengua materna que no supo ser madre

Libérenme de tus palabras

¿Te acuerdas cuando fuimos libres?


Recetario

Ella tuvo un gato que le recordaba a mí
Se llamaba Tormenta y era gris
Mientras yo fingía una vida
Él era así, no tenía la necesidad de hablar
Yo sí tenía que mentir

Me acuerdo del par de ocasiones que rentaste dos cielos
Para que yo pudiera perderme
Una nube con mi nombre
Llueve cuando abro la boca
Ojos de laguna sucia
Que por higiene es conectada a las aguas negras
Y en la televisión “…Quien contamine pague y repare”
Ya sabía que mentían
Y que era broma.

Gato a las hierbas finas
(Use sal de mar)

Yo no quise ser el fruto de tu vientre
¡Oh  clemente!
¡Oh piadosa!
¡Oh dulce siempre…!

Receta para hacer velas:
Muérase

Bata y revuelva
Hasta que la curiosidad lo mate.


Génesis

A Gabriela Oliva

I
En el principio…
Todo
y nada
estaban en el mismo tiempo y en la misma escena
Las dos fluían en un mismo sitio,
todo era confusión.
En las jóvenes horas todo estallaba,
antes de tu nombre se respiraba un viento exasperante,
los árboles por sí solos se desmoronaban,
y sobre la tierra no hubo un sitio de sombra.

Era el llanto y el frío de un sol que quemaba,
casi helaba,
helaba los pasos que hasta hoy a veces piso,
aniquilaba los peces y las aves,
la tierra lloraba y yo con ella, y fueron los mares,
y vi que así era.
Natural.

Todo era del otoño, todos callaban,
las aves gemían, el aire suspiraba.
y fueron los años y las heridas,
fue el tiempo (y las guerras) y de la tierra no surgías.

II
Se escuchó desde las entrañas de la tierra una voz,
cayó sobre la tierra una lluvia repentina,
raza de mi espíritu.
Eclosionó mi vida con la tuya,
retumbó la superficie terrestre junto con mis manos, mi voz
mi boca y mis labios te llamaban.
Y al fin, pronunciaron tu nombre.

Floreciste callada, estética y tranquila,
todo fue nuevo,
las flores bebían de tus ojos,
probé el dulce néctar de tu boca,
y la rebeldía del caprichoso sudor
conoció mi frente

Mujer,
planeta,
satélite,
fuente primera,
unigénita,
después y antes de ti nada existe,
nada se mueve.

Un viento cálido invernal, te llevó hasta mí,
a los atrios del omnipotente.
Se necesitaron kilómetros y distancias
para que la gravedad fuera.

En el principio… nada había,
En el hoy…  nada hay sin ti.
Las alas rompieron tu piel y la mía,
(Te esperé desde siempre)

Volamos sobre nuestra patria.
entrelazados.
estrella, Luna y Sol de los sentidos.
Para desintegrarnos en el cielo raso

Todo existe.

Cuando disminuyes, ni yo existo,
ni estas letras,
ni los sonidos,
olores,
imágenes,
texturas…

Mas resurges…
y todo continúa,
todo vuelve a comenzar…



"Mujer caballo", collage de Florencia Reid.
Tomado de: https://florenciareid.wordpress.com/

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