El asombro de lo cotidiano. Cinco poemas de Enidsa Novoa


El asombro de lo cotidiano

Oigo siempre
oigo los sonidos más lejanos en medio del bullicio del mercado
del barrio.
Me entretengo mientras la chicha morada
cae lentamente en el vaso para ser servido a alguna
persona con mucha sed, un día cualquiera del mes de Junio.

Luego la mirada se dispara hacia el camino,
las imágenes
bailan entre las sensaciones que todo el escenario me causa.
Las papas, camotes, choclos y rabanitos vislumbran mis pasos.
Cae lento en mí el asombro,
huelo la tierra húmeda que aún queda
entre el costal de las papas, yucas y camotes.
Veo las manos llenas de tierra de la casera que las despacha.
Sonrío.
Me acerco a otro escenario
el de los olores de las carnes...
y pienso ese límite entre la vida y la muerte,
huelo la crudeza, me hace repensar en
una realidad que nadie eligió,
pero que está ahí ante nuestros ojos metiéndose entre la
cotidianidad.

Retomo nuevamente el camino de retorno,
me dirijo a salir de todas esas sensaciones que me
ha causado el mercado del barrio,
la vereda se hace más amplia en la esquina el
perdiodiquero espera a quienes se paren a leer todas las noticias,
a ver quien compre,
yo me detengo a leer algún milagro…

Nada ha cambiado, observo las miradas de aquellos que leen,
como buscando una resolución,
un alivio, sigo mi camino.

Tengo una media sonrisa aún despierta,
me quedo con todas las sensaciones que un día
cualquiera puede causarme, continúo...


Los ruidos de la vida                                                                             
Una parte de nosotros vive en el presente
y la otra está conectada con los siglos.
Carl Jung

Reduciéndome a una entera nada me vi
en medio de la multitud
entre mis avatares y los silencios de mi cuerpo percibí el horror de
los ruidos de la vida.

Adiós! hola! te anhelo!
llámame! vuelve! te odio! te amo!
llueve! hace tanto calor en mi mente!
adiós!
Caminas y te detienes a ver los pasos de la nada
mientras soy yo la voz de la eternidad gritándote y susurrándote al oído:
despierta!
te acaricio los brazos lento y espero abrazarte,
pero me esquivas porque no está en tu naturaleza entregarte.

La voz de la eternidad gritó
y nadie tuvo oídos para ella
mientras la dura creación de los días aplasta aún más su alma
y los vestigios de aquella ternura
reposan vendadas vestidas de blanco
mirando hacia los dioses más antiguos.

Nadie la vio
pero el alma del mundo las cuida
de la bota llena de avaricia que siempre busca rostros nuevos que aplastar.

La voz de la eternidad gritó
y el alma atenta escuchó
sentándose en la apacible calma la vida abrió su corazón dejando entrar en él su sabiduría.


Soy el todo

Un día desperté,
me di yo con que era todas las sensaciones,
todas las tristezas
todo el amor
entrelazado.

Era también el viento encauzando una idea nueva.
Era la vida sintiendo todo el mundo.

Fui y soy la duda de quien no sabe qué hacer.

Yo soy la nieve y el granizo que cae sobre las veredas de la ciudad.
Soy el frío que cala
y la lluvia que todo lo limpia.
Soy la tierra que la recibe
porque también dará fruto
yo soy la tierra que recibe la nieve porque también tengo la semilla que brotará.

Yo soy la tierra que recibe el granizo
que se deshiela
y siento el frío como un calor que desprende las raíces.

Yo soy el viento frío que sopla sobre el rocío de las hojas en los arbustos de la ciudad
y las huellas de los zapatos definiendo el hielo en las pistas.

Yo soy la nieve sobre los árboles
que cae lento sobre tu rostro
y deja brotar el calor en ti,
el calor que hace mover la ciudad, que hace mover la vida.

Soy todos los sonidos del mundo
los sonidos que escucho al despertar,
los momentos en los que se oye el trinar de algún pajarito cerca al balcón.

Soy esa sensación de pestañeo ante un pensamiento certero.
Soy la luz que entra en tu mirada cuando estás por cambiar de perspectiva.
Soy esa forma tuya de ver la vida
y también tus dudas y certezas.

            Soy el llanto de un recién nacido y la piel de gallina de una
madre al dar a luz.
Soy la vida proyectándose en sus ojos
y la oscuridad cuando se siente sola.

Soy el abrazo reparador
y la distancia necesaria.  
La mirada esquiva y el suspiro de alivio.
Soy las ganas de escapar del ladrón cerca de mi barrio
y los pies de aquel loco que camina siempre por el mismo sitio a la misma hora.

La sonrisa de un padre al ver después de horas a su hijo en casa.
Soy el apuro de un empleado por terminar su jornada.
La nostalgia de un recuerdo
y el júbilo de los amantes al entregarse mutuamente.

Soy la voz de un cantante ciego recurseándose en Jr. de la Unión y la esperanza
del vendedor de fósforos por acabar su mercadería.
El llanto del niño que ya quiere dormir,
la voz de la gente muda
y la percepción de los que no oyen.

Puedo ver en ti todo lo que me aqueja
y todo lo que me hace feliz.

Soy todas las sensaciones del mundo
y todos los seres afuera mis espejos.


Tierra viva

Sentí el pulso de la tierra resonar por  debajo de mis pies
                                                 y su latido llegó hasta mi corazón.

Siento la tierra en mi sangre
el viento recorriendo mis cabellos
me habla de antiguas sabidurías que llevan verdad.

Mis ojos miran lo alto de las montañas
veo los ríos entrecruzarse con ellas
mientras las nubes majestuosas
se acercan a las cima de los apus
como saludando a la ciudad.

El día comienza y los amaneceres en el lago
destellan la belleza más misteriosa

Todo surge y todo está enlazado
su vida es la mía

su agua es mi agua
su frío está en mi torrente
y su viento es como el aliento
de la primera palabra al despertar.
Siento a las montañas resonar dentro de mí
y el surgir de los ríos son todos mis fluidos
camino contigo desde el corazón, desde tu corazón al mío Madre Tierra.


Lago tierno, lago en calma

Las montañas se asombran al ver al lago
inmenso tras sus pies.

Ellas lo respetan
y el lago las respeta a ellas
las ondas casi mágicas que logro ver
dentro de esa calma
me invitan a entender el no tiempo
que habita aquí
los instantes que van surgiendo
se sumergen como los patitos
que se refrescan en sus aguas
mientras muchas almas visitan
sin darse cuenta de su hermosura.

Oh lago, inmenso inmenso
quién se detendría a verte
en un atardecer cualquiera
verte llegando a la ciudad
el serpentear del viento
arremolinando tus aguas
tu lento recorrido
tus ondas hermosas
y tu profundidad y misterio
entran en mí y mueven
mis aguas
entiendo entonces que soy el lago y que me comienzo a amar.


Poemas incluidos en el libro Pulso de Vida 
(Colmena Editores, 2019).


Enidsa Novoa (Ancash, Perú, 1985). Radica en Puno. Es gestora cultural y escritora. Directora del colectivo cultural “Ojos de Papel”, donde dicta talleres y conversatorios vinculados a la creación literaria y al arte comunitario. Ha publicado Pulso de Vida (Colmena Editores, 2019).







Comentarios

¿SE TE PASÓ ALGUNA PUBLICACIÓN? ¡AQUÍ PUEDES VERLAS!