Derogación del tedio. Revelaciones de Luis Enrike Moscoso
Revelación primera
El misterio da en la llaga de la estructura retórica, cuya carga metafórica es más demonio que plaga de luz que enciende y se apaga, como faro en la tormenta.
La certeza se revienta y vuelve a sangrar la herida sempiterna que da vida al enigma que la inventa.
Revelación segunda
El
poema
va en
descenso
como neblina gitana.
Se desangra
la mañana dentro de un sombrío lienzo;
sus blancos lobos de incienso van muriendo de ternura
mientras
la
espiral
oscura
recorta
apenas
el
sol
ya tan solo un caracol de siniestra arquitectura.
Revelación tercera
Cien minotauras fornican con los signos de la muerte púrpura.
Tras una fuerte embestida se lubrican las miradas,
multiplican los restos de la agonía.
Esta es la genealogía del impulso creador:
DOLOR,
FURIA
Y ESTERTOR
que transmuta en poesía.
Revelación cuarta
Ya no se traduce el llanto ni se transforma en ceniza.
En cambio, el verbo erotiza sus tigres y sus encantos fugaces.
¿Quién sabe cuántos disfraces no terminados,
murieron envenenados entre la sien y la hoja?
Revelación quinta
El mantra de los callados desertores de la aurora
florece virtud,
decora con sus brillos los pecados no veniales.
Los frustrados carnavales de lo oscuro
sienten que el terrible muro que intentan edificar
termina por colapsar ante el silencio más puro.
Revelación sexta
Blanca, canta la palabra su metafísica sacra
que de poco a poco lacra el silencio, su macabra construcción.
El canto labra sus templos, construye puentes, hace rechinar los dientes del tedio y sus largas garras.
Parecen cien mil cigarras de colores diferentes.
Revelación séptima
Hoy no soy
sino mi muerte que aguarda como una bestia el ataque.
La molestia pequeña se vuelve fuerte cuando el corazón
–ya inerte–
va deshojando sus tersos pétalos.
Los más diversos reflejos
se tornan ruinas
y el perro de la rutina comienza a ladrar en verso.
Tercer ojo
Hay siete revelaciones.
Monstruo de siete cabezas,
su negra naturaleza, sus amargas concesiones.
La poesía y sus dones, la vida con sus fracturas, la muerte, esa bestia oscura.
La suma de sus constantes
tan bellas,
tan consonantes,
tan dueñas de sus conjuras blancas como bendiciones constructoras de locura.
Imponen su dictadura,
transforman las ilusiones.
Desplegando sus blasones,
sus rabias, sus arsenales,
sus instintos más letales.
Siete dagas, siete filos.
MAGIA QUE MUEVE LOS HILOS DEL CANTO Y SUS CARDINALES.
Luis Enrike Moscoso (Villaflores, Chiapas, México. 1984), ha participado de diversos festivales de poesía en México y Centroamérica. Ha publicado tres libros de poesía: Matar los Cuervos del Alma (2012), Brujulario (2013) y Radiografía de un Crustáceo (2018). Parte de su trabajo ha sido incluido en antologías en México y Centroamérica. Actualmente dirige la editorial independiente Espantapájaros Editorial, en Chiapas, México y es miembro del colectivo cultural Punto de Fuga.
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