F se va y no va a volver

 Aldo Rosales Velázquez




Para un perro, porque no he encontrado
nada tan limpio en este mundo.

[…] ¿De qué manera han de vivir los otros?
¿Cómo vivir, si ha muerto?
“La ciudad ha perdido su Beatriz”, Eduardo Lizalde

[…] Por mi pelaje fluye la sangre natural del bosque.
“Domingo”, Francisco Hernández.

[…] Eso es imposible. Un perro muerto, es imposible.
“Allí está enterrado el perro”, Kjell Askildsen.


1.- Algo se pone de pie en los ojos de F…

Yo, que de muerte entiendo casi nada
(acaso poco menos de lo que entiende la ceniza del rescoldo)
no veo el bosque a través de los árboles
ni reconozco la lluvia entre los rosarios de gotas que le cuelgan de las manos a las nubes
Aunque las piedras se rían desde su altar de musgo
le llamo muerte a todo lo que no se mueve
o simplemente no comprendo

(Muerte, digo cuando algo cambia
Muerte, digo cuando algo no cambia
si es verdad que la belleza habita en la mirada de quien observa
¿qué dice esto de mí?)

Yo, que siempre estoy viendo y no veo
hoy
con la sorpresa del niño que empieza a descubrir su propia voz
y la afina con el diapasón de su oído
noto que tú ya no eres tú.

Detrás de esa cánida máscara que palidece
de la mirada que comienza a apagarse desde su centro
de ese pulmón que olvidó cómo guardarse el aire
desde ti, algo se levanta
para calzarse tu cuerpo
habitándolo hasta el último rincón;
se pone de pie como un árbol en el bosque de tu carne:
esta vez estoy seguro de que es la muerte
aunque de tanto decir que viene y viene
ya nadie me cree cuando lo digo


2.- F se cambia de lugar…

Dicen que todos los fuegos son el fuego
una parte por el todo, el todo en una partícula

Una gota es tan lacustre como el lago mismo
sin dejar de ser gota

Una piedra
aunque se parta, sigue siendo piedra desde sí y desde su nuevo yo
ambos parte y todo
completos
inmutables en su piel de unidad
monodérmica, metonímica

Si eso es cierto
entonces todos los perros son el perro:
todos eres tú
tú son todos
capicúa del ser/estar
palíndromo de cuatro patas


3.- F… olvida algo antes de irse

Una mano nos sobra a todos los que tenemos dos
porque una sola basta para alimentar a un perro
para decirle “ven”, sin mojarse las palabras de aire
para acariciar la cadena montañosa de su columna
y terminar en la península de la cola
su timón de ave terrestre

Dos manos son un riesgo:
pueden aprisionar
hacerse pinza o hacerse nudo
poner la física al servicio del dolor

Una mano me sobra:
sólo con los dedos de una
puedo contar a las personas que valen más que un perro
en este mundo

Una mano me sobra
porque no creo ser un criminal
y tener más dedos que sentidos es un crimen

No hay que buscarle tres pies al perro:
una mano me sobra aquí


4.- Lo último que escuchará F… en este mundo

Hubieras nacido de piedra
para que fuera el auto y no tú el que queda deshecho en carretera
para que nadie se gradúe de asesino practicando con tu carne
para que el agua te resbale por encima
para que el hambre no entendiera cómo entrar en ti

No es delito patear piedras
nada de malo hay en tenerlas encadenadas a la azotea
¿a quién daña prenderle fuego a una?
Sólo un loco puede ser cruel con una piedra
y nadie es así de suficientemente loco en este mundo

Hubieras nacido así
intocable en tu pétreo altar de ser tú mismo
pétreo desde el hueso hasta la punta del pelo
un ciento de veces piedra
piedra tan piedra que se va al fondo de su propia carne
y ya nada puede lastimarla


5.- F… libera amarras

Son las doce
estamos a oscuras y te me estás yendo
tu cuerpo toma la forma de la quietud
agua que se levanta de su letargo hielo y vuelve a líquido
vela que se bebió todo el fuego y se queda cera

Dicen que hay una luz
madura como un fruto
del otro lado del último latido
debe ser
acércate a beberla
aquí me quedaré yo con el resto
con la negrura, la resaca de la luminosidad
la espera suspendida
el oscuro aterimiento
el no saber qué hacer:
la pura sosombra

Son las doce y sólo te me estás yendo para quedarte en otro lado
porque nada así de puro se crea
nada así de puro se destruye
nada así de puro nos pertenece


0.- Preludio tardío donde F… me enseña del amor

Sólo los perros besan así
desde el fondo del amor mismo
sin labios, para no pedir permiso ni perdón
con los ojos abiertos y sin pena
un lengüetazo de ola sobre la arena del rostro
que ve quebrarse su marmórea indiferencia

Un beso magro, limpio de palabra previa o posterior
ligero sin la cáscara del qué dirán
húmeda perla rosácea, sin ostra

(Para recibir el beso de un perro hay que ponerse de rodillas
y cerrar los ojos
como aquellos que van a recibir la comunión de la mañana)

Quien lleva un beso de perro en el rostro
nunca más tendría que mirar al suelo avergonzado
puede andar por cualquier parte de la tierra
no debiera cerrársele ninguna puerta
así en el cielo como en la tierra


6.- F… se niega a irse de su propio nombre

La voz, al fin y al cabo hilo de aire
siempre se quiebra por lo más delgado

Cuando diga tu nombre
al raspar contra el aire la fricativa piedra de su primera sílaba
se me incendiará la garganta
y todo se va a ir al carajo

El resto será esperar a que se consuma el día
todo
con un dolor de pata quebrada
de atropellado que sigue moviéndose por inercia
de mordida en el tobillo al andar en bicicleta

Y he aquí que de pronto nada somos
salvo lo que se ha dicho
el lenguaje es un atajo a cualquier punto del tiempo,
(si todos los caminos llevan a Roma
es porque ambos, ciudad y sendero
están hechos de palabras)

Pero hoy se me está muriendo la lengua
antes que a ti, aunque con esa misma espuma que ahoga
quiero decir tu nombre, pero me da miedo que se vaya contigo

Dicen que sólo los muertos cosechan margaritas desde abajo
empujan el botón de flor hacia arriba:
voltean la caída por el revés
y están sin poner el cuerpo donde ponen la presencia

Yo no tengo nada que decir
a mí también se me salió el aire del cuerpo
y tiró la llave

Son las doce
aunque ya sean las doce y cinco


7.- F… también se acercó un día

Platicarle a la muerte para que no se acerque
distraerla con palabras
ponerle frases en el camino, esperando que tropiece
o las tome una por una y regrese a depositarlas en el silencio
antes de seguir
es como cuando uno finge tomar una piedra
para ahuyentar a un perro:
ayudarse de algo sin cuerpo
para alejar a quien nos sigue para no estar solo


8.- F… me gruñe desde ninguna parte

Hacia dónde va a hacerse este recuerdo tuyo que ya no halla espacio
(cuando ya no haya espacio)
qué hará cuando lo acorrale y no tenga a dónde moverse
¿Me va a enseñar su perlada dentadura de lágrima?
¿Va a sacar el animal cobre, su instinto bruñido
su rabia limpia
su trémula pelambre de memoria?
¿O va a soltar la tarascada
más por miedo que por furia?


9.- F… llega a este mundo, siempre está llegando

Una perra, echada en el baldío de la noche,
está a punto de dar a luz
aúlla porque tiene miedo
le ladra a las sombras
donde cree adivinar una presencia:
es el Big Bark
vuelve a nacer el universo

De su vientre
muro de fusilamiento a la inversa
se desploman con vida ocho inocentes

Juez y parte
la perra que pare dicta sentencia
y dice que para nacer morimos
que ella no tiene la culpa
de que el dolor con dolor se paga
de que vida y muerte vayan junto con pecado


10.- F… se me pega al aliento

Todo se muere dos veces cuando menos:
una, cuando se le escapa el aire
otra, cuando se le borra el nombre

Con temblor de casa en ruina
nosotros también morimos por partida doble
primero, cuando se nos van todos los vivos
en silencio y sin decir a dónde
luego, cuando nos derrumbamos sobre nosotros mismos
en silencio, en un rincón de la existencia.

De aquí a cien años
¿de ti y de mí quién va a acordarse?
Será entonces, cuando nadie sepa pronunciarnos,
que vamos a morirnos otra vez


11.- F… nada sabe de maldades, nada sabe de rencores

Ojalá fuera el olvido como ustedes
que no dudan para acercarse cuando los llaman
que se dejan acariciar después de dos palabras
aunque sepan desde antes
(a los perros nada se les escapa)
que puede que vayan hacia su propio fin


12.- Primer aniversario de la partida de F…

El dolor es circular
y caminarlo siempre hacia el frente
nos lleva a donde empezamos
aunque distintos en nuestro carácter de mismitud:
la vuelta perfecta del año
giro de 365 grados
con mortal al frente
y caída en uno mismo
con los pies al borde de las uñas propias

La memoria no tiene orillas
¿por dónde arrojarse de ella?
Al que aún recuerdan, no puede morirse
por más que quiera
y el que recuerda…
¿qué iba a decir del que recuerda?


13.- F… eriza las orejas

Los perros saben identificar el matiz con que se dice algo
tienen oído absoluto
su sentido de la escucha es total:
de la lengua del humano escogen el mensaje
y tiran la cáscara de la palabra

(Y en su lenguaje de ladridos no existe la mentira
viven menos que el humano, no tienen tiempo de decir algo que no es
será por eso que un ladrido no puede transcribirse
no hay palabra que logre decirlo tal y como es)

Ha llegado un nuevo perro a la casa
ahora está aquí, y hay que darle un nombre
abrir la puerta de su miedo con la llave exacta
una palabra que le calce como guante
antónimo de anónimo
que sepa que de este lado de su carne se le llamará así de ahora en adelante
y él no tendrá necesidad de hablarme porque no debo entenderlo:
sólo lo que no es puro debe comprenderse para justificar su existencia
F… se llamará, pienso, y lo digo en voz alta
(ven, acércate, no voy a hacerte nada)

Lo llamo por su nuevo nombre y no voltea
debe ser el tono, siempre el tono:
dos sílabas que pesen lo mismo que su alma
dos sílabas sin grasa, sin hueso
Podría decir, por ejemplo, tigre
o decir prado
decir ángel, decir puro
pero con el tono con el que lo llamo
y ese será su nombre

Pero hoy decido que se llame así, F…
que su nombre inicie donde empieza fruto
donde arranca flor su carrera hacia su propio fin
sonoro como fierro acariciando fierro
terso con tersura de tropiezo

Ven, F… (lo llamo con su nuevo nombre)
y esta vez decide voltear
porque mi tono es el correcto


15.- F… habita su propia letanía (que también es de otros)

Cruz que muere de pálpito junto al hombre: ruega por él
Estatua ambulante: ruega por él
Manantial de aullidos: ruega por él
Digitígrado ángel: ruega por él
Eterno peregrino sin morada: ruega por él
Hambre que nunca cesa: ruega por él
Lengua que chasquea sobre el rostro: ruega por él
Lobo venido a menos: ruega por él
Hogar que nunca llega: ruega por él
Adalid de la pureza: ruega por él
Estrella de las banquetas: ruega por él
Causa de nuestra alegría: ruega por él

Perro, óyenos
Perro, escúchame

Cerbero de Dios, que quitas el pecado del mundo
perdona mi existencia
como también los que se quedan perdonan a los que parten


16.- F… vuelve desde otros

Nadie es dueño del dolor
aunque crea que sí:
el hombre que se rompe el brazo
empieza a notar gente enyesada en todas partes
así como el insomne colecciona ventanas encendidas de madrugada

Cuántos como tú se están muriendo en este mismo instante
aunque bajo un sol pulido como hueso al aire
por calles blancas como de leche
pálidas como de lejía

Cuántos hay ahora en la calle
rotonda de los perros ilustres
con una guirnalda de sueño y hambre
ateridos en la sombra
y un harpa de costilla dibujada en la carne
donde el ángel del aire toca el himno de los que sufren


17.- F… decide quedarse, yo le digo que está bien

Por más que no cese el rayo
no cae dos veces en el mismo punto

Tan ausente como el fuego en una casa calcinada
de maderos quemados hasta el tuétano
así la muerte donde hay un muerto
por eso me escondo en tu partida, porque aquí no va a volver en un buen rato

En este dolor que de tan grande podría albergar otros dos
dolor con sus propias calles y avenidas
con todo y casas de ventanas rotas
(pero sin perros: al fin y al cabo es un dolor)
me escondo para que no me encuentre la memoria tuya

Pero no sirve
vienes con tu paso de silencio
y la cola en vaivén
a lamerme la mano en sueños:
yo despierto con la ropa llena de pelo
y el esqueleto mordisqueado





______________________
Aldo Rosales Velázquez (Ciudad de México, 1986). Coordinador del Taller de Creación Literaria del FARO Indios Verdes. Autor de los libros de cuento Luego, tal vez, seguir andando (Río arriba, 2012), Entre cuatro esquinas (FETA, 2014), La luz de las tres de la tarde (BUAP, 2015), El filo del cuerpo (Revarena ediciones, 2016), Ciudad nostalgia (Abismos, 2016), Sombra-Reflejo (BUAP, 2017), Los panes y los pescados (Ediciones Periféricas, 2018), Tiempo arrasado (Revarena ediciones, 2019), Mismatch (Cuadrivio, 2020) y Foley (Fondo Editorial del Estado de México, 2020), con el que obtuvo mención honorífica en el Certamen Literario Laura Méndez de cuenca 2018. También es autor de los libros de crónica Tren suburbano (Malpaís, 2019) y Linde faz (FETA, 2018) con el que obtuvo el Premio Nacional de Crónica Joven Ricardo Garibay. Obtuvo mención honorifica en el Premio Nacional de Periodismo Gonzo 2018 por la crónica Big Tony Bang. Becario del FONCA (2016) y del PECDA Estado de México (2018) en el área de cuento. Ha publicado cuento, poesía, crónica, ensayo, reseña y dramaturgia en medios como La JornadaEl UniversalCasa del TiempoTierra adentro, entre otras, así como en las antologías Menos bella, más brutal (Ediciones Periféricas, 2020) y De narcos a luchadores (Contrabando, 2019), por mencionar algunas. Fue seleccionado para el número especial Nueve ensayistas (1985-1995) de Punto de partida y  el número especial sobre crónica: La crónica, el arte de narrar, de La Jornada.  Es egresado de la Licenciatura en enseñanza de inglés, de la UNAM.  

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