Otra vez yo. Tres poemas de Teresa del Bosque


Lucifer y su hija

Lucifer estaba solo en el basurero del infierno
Lo vi
Me senté frente a él
Colearse sintió mi energía semejante a la suya
Me vio con su mirada rapaz
Me retó
Me provocó el perro con rabia de siempre

Y se abrió la rancia boca de mi pecho
brotando millones de murciélagos
y larvas entrampadas en la garganta del tiempo
hacia sus ojos silvestres
espejo de los mí

Lucifer se retorcía como babosa
y bufaba
y babeaba
Sus rojos ojos de ira me corrían de su reino
Su látigo se agitaba deseoso de mi sangre
disfrutando la embestida no esperada
en su potrero

Más papalotas
nocturnas de laringes fantasmas
salían de mi cuerpo
guerrero de su sangre
sin machete
con espada
sin veneno
con justicia…

Fuego que apagó el suyo y encendió el mío

Lucifer quería matar el amor que nunca dio

Me preguntó si quería su muerte
“Larga vida, le dije, para que purgue su condena”

La basura por fin regresaba al basurero

Se cerró mi pecho
Enfundé
Le vi caer
Salí
temblando como pluma en huracán
Llovió
Encontré la paz.


La vida

Su garra me rescató
de aquella guadaña de mundo y me lanzó
al hueco celeste de las sombras

Me alimenta de insomnios
florecidos en el surco

Me sutura
las esquirlas de extravío

Parece que me cuida
de mí
para mí

Así estará a salvo
en su cajita de cerillos
mi anómala dulzura
mi flor de muerto
mi mendigo amor
que morirá virgen

Creo que no soy
sino espanto entre los párpados del día

No soy protocolo de mi huella
tampoco mazorca para párvulos
ni leche jiloteada en mi cintura

No soy tatuaje anular en un quilate
ni luna vilipendiada por ingenua

Solo sé de mi obediencia
decodificando los mensajes del aliento
pues no entiendo mi estadía
en este rincón de epifanías
donde no soy
menos existo


Otra vez yo

Crecía roja
mi alegría de barro
aferrada a la horqueta
sosteniéndome la vida

Crecía ingenuo mi eco de papel
como crece la hierba
entre las piedras

Un alfiler de amargura
reviró hasta mi pétalo
aficionado a la lluvia
frente a la utopía de ser

Y se me llenaron de alfileres
las lumbreras del rostro
bajo la humareda del tabanco
rosando mi cabeza

Y se fue tiñendo de noche
la música en su pecho
y se fue negando al puñal de los días
y se fue negando a la distancia de los sueños
y se fue negando…
como se niega el deseo
a la vuelta de tu espiga

Y fueron cayendo agujas de laringes
de ojos
de labios
en su rosa imantada a las heridas

No había más sangre
en el murciélago que era
Si había más dolor
en el último tren hacia la horca

Y nada pudo contra aquel tórsalo
pudriéndole la entraña, el alma, la ilusión

Pero un día
cuando carbón fue su sangre
y llovió ceniza en la cintura del siglo
soltó su duelo con la muerte
y se elevó
como se elevan las piscuchas
aferradas
al carrete del ayer



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Teresa del Bosque (San Miguel de Mercedes, Chalatenango, El Salvador, 1963). Es poeta, escritora, docente, abogada y notaria. Ha ganado el Concurso de Poesía a la Madre, promovido por la Escuela Urbana Mixta Unificada “Profesor Francisco Morán” (1978), el Primer Certamen de Poesía de Maestros de El Salvador (2002) y el Primer Certamen de Literatura Infantil (2020). Ha promovido el arte en los estudiantes y recibido dos diplomas al mérito. Fue nominada “Escritora del mes de Junio” (2019) por la Coordinación y Equipo de Asistencia Técnica Pedagógica, especialidad Lenguaje y Literatura del Ministerio de Educación, San Salvador. Textos suyos han sido publicados en revistas del MINED y en los periódicos El Diario de Hoy y Co Latino; asimismo, han sido recogidos en antologías dentro y fuera del país, siendo coautora del prólogo de la antología Historias de vida (Argentina, 2014). Entre sus libros se encuentran Poemas de todos los tiempos (1997), Un poema para cada día festivo del calendario escolar (1997), Aprende y colorea con el mundo animal (1998), Poemario Cívico Escolar (2012), Vida y Espíritu (2013), Mi Mundo Infantil (2014), Sátira de hojalata (2022) y próximamente Las pesadillas de Alicia y Alicia: Funeral de sus fantasmas.

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