La Sexualidad en "Pantaleón y las visitadoras" de Mario Vargas Llosa

Rafael Aragón Dueñas

La sexualidad siempre ha existido a lo largo de la historia, desde en la antigua Grecia hasta hoy en día. A través de los años, la sexualidad ha evolucionado y la han modificado para satisfacer los deseos carnales con los libertinos. La sexualidad la encontramos en la vida cotidiana, en los cómics, en la literatura, en el cine, simplemente para no mencionar mucho, la encontramos en las Bellas Artes. Muchos ven la sexualidad como degenerada, inhumana, inmoral, algo que incite al pecado. No es cierto, así lo ven los fríos moralistas, los sacerdotes pederastas y la gente obsesionada con el fanatismo religioso. Depende también de cómo la ejerzan y quieran hacerla a su modo. De la sexualidad se encuentran las parafilias como en Pantaleón y las visitadoras de Mario Vargas Llosa, ambientado en la selva de la Amazonía, los reclutas condenados a vivir como castas palomas en el calor pecaminoso y por falta de mujeres había casos de zoofilia y homosexualidad: “–Se han dado casos de mariconería y hasta de bestialismo –precisa el coronel López López–. Figúrese que un cabo de Horcones fue sorprendido haciendo vida marital con una mona”.[1]
       Eso me recuerda a Donatien Alphonse Francois de Sade, conocido en la literatura como el Marqués de Sade. En las obras de Sade hay erotismo, pero no es una sexualidad normal, más bien es una sexualidad grotesca, inhumana que va más allá de las mentes comunes de la sociedad. El coronel López López menciona que hay casos de homosexualidad entre los reclutas. En La Philosophie Dans le Boudoir (La Filosofía del Tocador), hay casos de relaciones sexuales entre el mismo sexo: “Acepté las nalgas que se me presentaba y lo penetré con salvajismo, esperando partirlo en dos”.[2]
      Comparando las distintas formas de la sexualidad en la literatura, hay un cuento de Rubí titulado: “El ladrón”, que habla acerca de una posible violación, de cunnilingus: “Exploré con mi lengua su vello púbico, la llené de saliva, daba lengüetazos a su clítoris, mi excitación aumentaba, bajé mi pantalón, mi miembro erecto la asaltó con fuerza, se puso tensa, la embestí frenéticamente, dentro y fuera”.[3] Hablando del cunnilingus, hay un cuento de Ángel llamado: “La Certeza de tus ojos” donde Guillermo huele el Jardín de Venus de Liliana: “Guillermo siguió hurgando en ese abismo que las mujeres sólo permiten en la felicidad momentánea; un horizonte invertido, como una rendija que muestra la luz que diferencia al cielo de la tierra”.[4]
       Para provocar a alguien para que tenga relaciones sexuales o excitarlo, la mujer muestra las piernas, las nalgas, los muslos o realiza gestos en el rostro de expresiones candentes. Me recuerda a “Cortísimo metraje” de Julio Cortázar, en ese pequeñísimo texto no hay nada de sexo pero lo menciono porque hace alusión a la incitación: “Mirando los muslos desnudos contra el asiento rojo. De reojo sintiendo cómo cruza las manos sobre la minifalda mientras el terror poco a poco”.[5] Volvamos a Vargas Llosa, en sus obras hay similitudes en el erotismo y en los burdeles. En Pantaleón y las visitadoras, en la casa Chuchupe dieciséis mujeres (prostitutas que son las visitadoras y la casa Chuchupe es un burdel) forman parte del plantel y de quince a veinte trabajan irregular faltando por razones que contrajeron una enfermedad venérea.[6] También en la casa Chuchupe hay muchas formas de complacer al cliente, ya sea de una masturbación simple a una amplia gama de aberraciones sexuales: “Casos más frecuentes como los de clientes que exigen dar o recibir azotes, ponerse o ver disfraces y ser adorados, humillados y hasta defecados, extravagancias cuyas tarifas oscilan entre 300 y 600 soles”.[7]
      Sobre las enfermedades venéreas me recuerda Sade en La Philosophie Dans le Boudoir (La Filosofía del Tocador) a Lapierre, un enfermo de sífilis que tiene relaciones sexuales con la mamá de Eugenia: “Lapierre, está esperando ahí fuera con mi carroza, padece uno de los casos más horribles de sífilis que jamás haya conocido la ciencia médica. Voy a permitirle que te joda el culo y el coño, después de lo cual te dejaremos en libertad”.[8]
       En los momentos cuando los individuos copulan siempre surgen momentos de la excitación con los fluidos corporales, los olores. Vargas Llosa y Sade lo manejan de distintas maneras. Vargas Llosa lo maneja de una manera no sexual en una parte: “Tuve que echarme a hacer la digestión, y mi suegra está torcida de dolor de estomago y con cólico de gases, verde de vergüenza porque no puede aguantarse y se le salen los peditos enfrente de mí, de repente ésta revienta y se va al cielo de una vez”.[9] Sade lo maneja de una manera sexual en La Philosophie Dans le Boudoir, Dolmance le pide a Saint-Ange (Saint-Ange es una bella mujer) que si puede morderle las nalgas y realizarle un beso negro, ella acepta pero le advierte que puede recibir en la boca un pedo o dos. Dolmance se emociona y comienza a morderla y a recibir los gases intestinales.[10] También Dolmance le chupa el ano a Eugenia y traga semen y excremento al momento que éste succiona.[11]
      En Juliette, Sade lo maneja casi similar, Mondor le pide a Julieta que se acuclillara sobre la cara de éste y que defeque en su cara mientras él se traga los pedazos de materia fecal: “Me esforcé de nueva cuenta tres y cuatro veces, pero sin lograrlo, hasta la quinta vez se abrió la represa y un chorro de excremento le dio en la cara con bastante fuerza.”[12]
La sexualidad siempre seguirá existiendo para toda la vida, muchos se van a los burdeles para que las prostitutas los complazcan en los más íntimos deseos carnales cometiendo las más asquerosas aberraciones sexuales. Muchos no sobreviven porque contraen enfermedades venéreas y mueren. Si andamos muy cachondos y queremos desahogarnos en una prostituta podemos hacerlo, siempre y cuando utilicemos protección o lo hagamos con una mujer limpia.  
                                            

BIBLIOGRAFÍA
Barca de palabras número 22, Zacatecas, UAPUAZ, segundo semestre, 2013.
BERMÚDEZ LONGORIA, Rocío Yasmín y otros, Antología para quinto semestre Teoría Literaria, Zacatecas, UAPUAZ, 2013.
SADE, Marqués de, Autores Selectos: Marqués de Sade, México, Grupo Editorial Tomo, 2012.
VARGAS LLOSA, Mario, Pantaleón y las visitadoras, Barcelona, Seix Barral, 1973.



[1] Mario Vargas Llosa, Pantaleón y las visitadoras, Barcelona, Editorial Seix Barral,  1973, p. 19.
[2] Marqués de Sade, “Filosofía del Tocador” en Autores Selectos, México, Grupo Editorial Tomo, 2012, p. 163.
[3] Rubí Kassandra Hernández González, “El ladrón” en Barca de Palabras, Zacatecas, UAPUAZ, 2013, p. 62.
[4] Ángel Emiliano Soto Gámez,  “La certeza de tus ojos” en Barca de Palabras, Zacatecas,  Ibid., p. 63.
[5] Julio Cortázar, “Cortísimo metraje” en Rocío Yasmín Bermúdez Longoria y otros, Antología para el quinto semestre Teoría Literaria, Zacatecas, UAPUAZ, 2013, p. 42.
[6] Mario Vargas Llosa, op. cit., p. 46.
[7] Ibid., p. 48.
[8] Marqués de Sade, op. cit., p. 258.
[9] Mario Vargas Llosa, op. cit., P. 73.
[10] Marqués de Sade, op. cit., p. 243.
[11] Idem.
[12] Ibid., p. 332.

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