Cuando descubrimos que los pensamientos van más allá de la realidad
Ezequiel Carlos Campos
¿Qué nos faltó para que la utopía venciera a la
realidad?
¿Qué derrotó a la utopía?
Andrés Rivera
Según La Real Academia Española, la
utopía es: Plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como
irrealizable en el momento de su formulación. Pero para entenderlo mejor pondré
la idea de Anatole France: “La utopía es el principio de todo progreso y el diseño
de un futuro mejor”. Entonces, ¿la utopía debe ser buena para que nos guíe por
mejores ideas?
Cuando hablamos de
utopías lo hacemos de esos anhelos que tenemos muy comúnmente todos los
humanos. Sirve, pues, para tratar de cambiar algo, de poner ese algo como
algo que no sirve y poner un mejor algo para que las cosas sean mejores.
Todo se percibe muy bien en la vida misma; como cuando se dice: “Yo creo que
sería mejor si en la escuela ponen un mejor puesto de comida”. Allí, en la edad
que se tenga, ya se está proponiendo algo y, pues, eso es una pequeña utopía.
Para hablar con un
sentido más amplio, en la política, en las religiones, en cualquier
institución, hablan de utopías. ¿Pero cómo es que se han hecho tan importantes
en la modernidad? Eso es la más fácil de explicar: porque dejan el sentido
estricto de la palabra Utopía para tergiversarla, por ejemplo: “Tenemos la
utopía de cambiar el mundo”, diría un político. Pero, si viéramos en el sentido
verdadero, esas palabras se utilizan para el soborno a su pueblo. Pondré otro
ejemplo: “Tenemos que tener paz en el mundo […]. Y una parte importante es la
pobreza, hay que ayudar a nuestros hermanos”, diría un sacerdote. ¿Cómo no va a
ver pobres si la iglesia es uno de los monopolios más ricos del mundo? ¿Cómo no
va a ver guerras, si, a los seguidores fanáticos, se le ocurre que nada más
tiene que ver una sola raza, aparte, son ellos mismos los seguidores de su
religión? Si se da cuenta, todo es ambiguo, pero bueno, ya es otro tema. Pero
viendo esta idea de Leonardo Boff: “Una sociedad no vive sin utopías, es decir,
sin un sueño de dignidad, de respeto a la vida y de convivencia pacífica entre
las personas y pueblos. Si no tenemos utopías nos empantanamos en los intereses
individuales y grupales y perdemos el sentido del bien vivir en común”.
Entonces, aquí se contesta algo de lo que acabo de ejemplificar, no se puede
vivir sin poner ideas. Y si seguimos con esto, llegaremos a la idea de
Descartes: “Pienso, luego existo”, para luego parafrasearla: “Ideo, luego
existo”.
Pero ¿cuál será una de
las salidas a la modernidad que ayude a darnos un sentido más amplio de la
utopía? Yo diría que el arte es la única salida y enseñadora para poder
expresarse y dar cualquier tipo de ideas y poder desarrollarlas sin ningún
prejuicio, siendo esto subjetivo.
El arte, según la RAE,
es: Manifestación de la actividad humana mediante la cual se expresa una visión
personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginada con recursos
plásticos, lingüísticos o sonoros. O: Conjunto de preceptos y reglas necesarias
para hacer bien algo. Aquí en la segunda definición entra la idea de France
sobre que la utopía es algo para hacer bien las cosas. Entonces, pues, el arte
también es algo parecido.
¿El arte y la utopía
podrán decirse que son sinónimos sin ser sinónimos? Pueden ser cosas muy
distintas, pero que llegarán a lo mismo: un cambio, una nueva visión, ideas
distintas a la realidad. Entonces sí, serán sinónimos sin ser sinónimos en el
sentido amplio de la palabra “sinónimo”.
Por eso encontramos
tantas corrientes artísticas que buscan nuevas visiones de la propia realidad.
Me vienen a la mente algunas: expresionismo, dadaísmo, cubismo, surrealismo, en
la pintura; en la literatura: el simbolismo, romanticismo, entre otras. Y
podría seguir con la filosofía, con la política, pero no es menester seguir con
lo mismo. ¿Pero por qué dije que el arte es una salida subjetiva de la
modernidad? Porque, se quiera o no, el arte es prohibido si se va en contra de
cualquier pensamiento; he allí por qué muchos artistas son asesinados, otros
desterrados y algunos les hacen que cambien sus pensamientos del principio. En
fin, no obstante, el arte es lo mejor para poder expresar esas ideas para un
mundo mejor. Daré a observar: “La literatura es mi utopía. No hay barrera de
sentidos que me pueda quitar este placer. Los libros me hablan sin impedimentos
de ninguna clase”, dijo Helen Keller. Otros pueden decir que la pintura es su
utopía, para otros que la filosofía; y es lo bonito de esto, que sea lo que
sea, se llegan a ideas completamente buenas para trasmitir a otros sujetos. Y,
no se diga, las obras artísticas que el hombre ha desarrollado están allí,
listas para poderse percibir y hacer cambiar los pensamientos.
Por eso descubrimos que
los pensamientos van más allá de la realidad. Porque pueden cambiar algo o no;
y la realidad es muy sencilla: es lo que es.
Utopía, arte, sea lo
que sea, es una salida hacia lo que somos, pero solamente es eso, un intento. Y
para retomar el epígrafe de este ensayo, diré: lo que derrotó a la utopía se
llama “hombre”. El sujeto mismo ha derrotado sus propias ideas, dándonos cuenta
que los artistas, después de un arduo trabajo, dejan de crear cosas porque ya
no se puede decir más.
¿Para qué hacer mis
propias utopías sobre las propias utopías? No soy quién para poner buenas
ideas; lo sé, tengo mi derecho. Pero, creo yo, es necesario que los verdaderos
artistas en ese caso hagan lo suyo propiamente. No soy un verdadero artista,
por tanto, no tengo el conocimiento suficiente para hacer utopías. Pero diré
una: “Dejar que el arte fluya como el agua y que no se evapore”.
Es triste y muy
doloroso saber eso, pero cuando estamos en la realidad, descubrimos que los
pensamientos van más para acá.
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