Análisis del poema “Fábula” de Octavio Paz
Jazrael García Rodríguez
Dos constantes
en la obra literaria de Octavio Paz, y que aparecen mezcladas en muchos de sus
poemas, son, por un lado, lo relativo a la naturaleza, a los elementos que la
componen y a los sentidos con que un hombre los percibe y se llena de ellos;
por el otro, el tema del origen de las cosas, el nacimiento de la vida, por
ejemplo. En algunos poemas, como es el caso del que tomaremos ahora, “Fábula”,
utiliza al primero (la naturaleza) como vía metafórica de aproximación al
segundo. En el presente trabajo, analizaremos este texto para tratar de explicar
la forma en que el autor desarrolla lo anterior, de principio a final.
Se trata de un poema breve, escrito
en verso libre, en una sola estrofa de veintidós versos. En términos generales,
la voz poética nos habla de un tiempo ideal, una época vivida en el seno de la
naturaleza y en la que el hombre se encuentra en una comunión con todo.
Posteriormente, dicha comunión idílica viene a romperse y, a partir de ese
rompimiento, se origina el lenguaje que hablamos, así como un desencanto por el
mundo.
Entonces el poema nos habla de una
colectividad, una sociedad en perfecta comunión, podríamos decir. Asimismo,
encontramos el clásico Locus amoenus:
el lugar ameno, perfecto, que muchas veces se ve en la naturaleza y, por
último, en los versos finales aparece la referencia al lenguaje que utilizamos
los hombres, que en este caso podríamos verlo como una maldición, puesto que el
uso de nuestros lenguajes implica haber perdido la anterior vida perfecta
descrita en el poema, en la cual no eran necesarios. El uso de una lengua
implica pensamiento, para que el pensamiento y la razón se puedan desarrollar
en una persona, ésta tiene que dejar de ser inocente, hacer a un lado todo tipo
de fantasía, y el mundo ideal se viene abajo inevitablemente; así se explica
que Octavio Paz trate de esta manera el lenguaje.
Como se mencionó anteriormente, el
nacimiento o el inicio de la vida de un hombre es uno de los temas recurrentes
en la poética del autor, en donde se suele presentar como un rompimiento, un
desgarramiento que da lugar al ser y su conciencia. Pensamos que este poema
también puede verse como una gran metáfora de lo que sucede en la etapa inicial
de la vida de alguien, la infancia, en la que se suele tener una forma ideal de
mirar el mundo, para sufrir posteriormente el desencanto, seguido de la condena
que es el pensamiento y la razón, simbolizados por el lenguaje.
Desde las primeras dos líneas
encontramos ya algunas figuras retóricas relativas a los elementos de la
naturaleza: “Edades de fuego y de aire/Mocedades de agua”, son versos que desde
el inicio dan al lector la idea de algo primigenio, del inicio de algo; en los
siguientes dos podemos notar ya un primer cambio –la sensación de una
evolución en la manera de percibir las cosas nombradas por el poeta es constante
a medida que se avanza en la lectura del poema–, junto con lo que parece ser
el uso de la perífrasis, ya que todo parece ser la metáfora de algo más
profundo, algo que no se menciona expresamente: “Del verde al amarillo/ Del
amarillo al rojo”, van paralelos con “Del sueño a la vigilia/Del deseo al acto”,
lo cual parece que representa una analogía entre dos cosas que aparentemente
resultan elementales.
La
anterior referencia a los sueños es de mucha importancia para nuestra
interpretación. También constante en el pensamiento de Paz, lo onírico
representa lo anterior a la razón: la utopía de la niñez, en este caso. Ya en
la vigilia, el deseo precede al acto, con el que constantemente el hombre
intenta hacerse de aquello que no posee y que nubla el día del que está despierto,
del insomne. Ahí radica la importancia de los versos cinco y seis.
En
el séptimo verso la voz poética cambia
tajantemente y pasa a hablar en segunda persona: “Sólo había un paso que tu
dabas sin esfuerzo”, y aquí tenemos un indicio más de nuestra hipótesis, ya que
esto podría remitirnos a una etapa de la infancia, donde todo parece ser
sencillo y las cosas parecen llegar a nosotros sin esfuerzo.
A
partir del octavo verso, la voz poética describe las cosas que hay y lo que
ocurre en este mundo natural idealizado, y en donde claramente observamos el
uso de la prosopopeya: a estos objetos de la naturaleza de que habla les da
características ajenas a ellos; esto lo podemos ver entre los versos ocho y
catorce: los insectos como “joyas animadas”, el calor que reposa “al borde del
estanque”, la lluvia como “un sauce de pelo suelto”, el árbol que crecía “En la
palma de tu mano”, los pájaros que son “milagros sencillos”. Esta visión
idílica del mundo es otro signo a interpretar como la etapa inicial en la vida
de una persona, aquella en que la más fuerte inocencia puede hacernos creer que
la felicidad está al alcance de la mano. Asimismo también podemos justificar la
idea de una comunión, si bien no con los demás, sí con uno mismo; ya hemos mencionado
que la idea del nacimiento es representada constantemente por Paz como la de un
desgarramiento a través del cual se nos ha arrancado algo irrecuperable: la unión
con nosotros mismos, es decir, romper ese “uno” que éramos antes de vivir, para
dar paso a nuestra conciencia.
En
las siguientes líneas, todo lo que se ha venido describiendo, el momento
primigenio, inocente y feliz, de unidad y comunión con todo, y que es
simbolizado en el verso diecisiete por medio de la única palabra que había:
“Palabra como un sol”, se rompe en “fragmentos diminutos”: un desencanto, quizá
una ilusión infantil que se pierde, lo cual poco a poco va dando paso a la
complejidad de un mundo entregado al razonamiento que se muestra aquí como “las
palabras del lenguaje que hablamos”, es decir, según esta interpretación, la
complejidad de un pensamiento que nunca será capaz de restaurar lo perdido.
Por
otra parte, el título “Fábula” es importante, pues reafirma el sentido que
tiene el poema: el lector buscará en él una enseñanza, quizá encuentre una
crítica a nuestra forma de pensar tan racional, tan carente de imaginación y de
sueños: abundan los ejemplos en la obra lírica de Paz en los que da lugar a
este tipo de reflexiones. Además, el título concuerda con esta costumbre de
atribuirles a algunos seres de la naturaleza cualidades o rasgos humanos, como
ya explicamos.
Concluyendo
con nuestra hipótesis, tenemos que nuestro poema analizado presenta una clara
intertextualidad con la poesía bucólica, influenciado en la manera en que habla
de un ambiente natural, aunque en este caso se trate más de una metáfora sobre
un estado de la inconciencia y no literalmente de la vida en sí, rodeada de la
naturaleza. El poema también nos habla de un momento de ruptura y desencanto de
dicho estado, probablemente se puede interpretar como el de una inconciencia
infantil, anteriormente encantada con las maravillas de un mundo simple y
perfecto. Después, a partir de dicha ruptura se produce nuestro lenguaje: la
razón, la cual nos vemos condenados a utilizar.
REFERENCIA
UTILIZADA:
PAZ. Octavio, Claridad errante. Poesía y prosa, México,
SEP-Asociación Nacional del Libro, 2010.
FÁBULA
Octavio Paz
A
Álvaro Mutis
Edades de fuego
y de aire
Mocedades de
agua
Del verde al
amarillo
Del amarillo al rojo
Del sueño a la
vigilia
Del deseo al acto
Sólo había un
paso que tú dabas sin esfuerzo
Los insectos
eran joyas animadas
El calor
reposaba al borde del estanque
La lluvia era un
sauce de pelo suelto
En la palma de
tu mano crecía un árbol
Aquel árbol
cantaba reía y profetizaba
Sus vaticinios
cubrían de alas el espacio
Había milagros
sencillos llamados pájaros
Todo era de
todos
Todos eran todo
Sólo había una
palabra inmensa y sin revés
Palabra como un
sol
Un día se rompió
en fragmentos diminutos
Son las palabras
del lenguaje que hablamos
Fragmentos que
nunca se unirán
Espejos rotos
donde el mundo se mira destrozado
Está muy padre.
ResponderBorrarBuena interpretación y redacción. Sigue así, publica en otros blogs.
ResponderBorrar