Alepo
Alberto
Avendaño
Miro a
través del ojo de la aguja
y observo a
un padre cargando el cadáver
de su hija,
salieron del fuego: padre, cadáver y lágrimas.
Llueven
piedras y flechas sobre Ankara y Siria
mientras
los ratones roen el corazón del mundo.
Los muertos
rezan por nosotros que aún pertenecemos al infierno.
Nosotros,
hijos de la arena,
somos los
sobrevivientes de la furia de Dios.
Dios vendrá
por ti esta noche, sabrás que llegó
cuando la
ciudad descanse en forma de ruinas.
Dios
lapidará nuestros nombres pues somos los herederos de Sodoma.
En las
montañas de occidente ven el recuerdo de lo que fuimos
y no saben
si sentir lástima o celebrar.
Siguen con
sus vidas: cavan sus tumbas, derriban sus hogares,
ven
nuestros cuerpos de sal petrificarse
desde el
otro lado del ojo de la aguja.
Mañana
nuestros alaridos irán perdiendo intensidad
hasta que
la aguja caiga en el pajar, será la prueba final
para
occidente, hijo de Gomorra.
¿Reducirá
nuestros gritos al hueso o a la carne?
Reuters / Abdalrhman Ismail |
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