La gente que va y viene en los vagones del metro: Estación gentuza

Alberto Avendaño


Luis Flores Romero (Ciudad de México, 1987), en cada uno de sus libros, consigue llegar a lo más rítmico de nuestra lengua por medio de lo coloquial y lo ñero. Su poesía es un boom de sensaciones que fluyen como la gente que va y viene en los vagones del metro. Es decir, consigue igualar el estruendo de la gran ciudad en cada uno de sus poemas.
         Estación Gentuza (Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde 2017, UAZ, 2018) es un libro en el que se puede leer al Luis de libros anteriores, pero que evoluciona. El poeta siempre ha tenido una poética, un conjunto de lecturas (los poetas del siglo de oro, Juan Gelman, Nicanor Parra, etc.) que le han llevado a poetizar de una manera muy interesante.
En este libro puede notarse la influencia de los poemas de Sidney West y de Spoon River anthology, pues se compone por los personajes que a diario uno se encuentra en la estación del metro, por el conjunto de miserables que encuentran la felicidad riéndose de su propia miseria. Esta colección de tragicómicas canciones es un dejar ver la nostalgia al postergar la partida y un esperar sentado el regreso de la amada aunque ya no recordemos su rostro y se confunda con los millares de personas que abordan el vagón.
Recuerdo una conversación que tuve con mi amigo Charly, librero del metro Balderas, en la que me decía que viajar en metro es para los feos y los mugrosos, por eso es subterráneo, para transportar, de un extremo de la ciudad al otro, a los de mala estirpe sin que la gente bonita y los turistas los vean. El metro está oculto a los ojos del cielo para que los personajes de los poemas de Luis puedan ser ellos mismos sin ser juzgados, para ser poetas y hablar en luar pessoano.

“Canción de Centilén”
(fragmentos)

La más o menos luna de tamaño azul azula sola continúa
monótona blancuzca fulgurosa curva pura vértiga virtúa
por mordisqueada puntiaguda cuña casi péndula ganzúa,
con algo de finura pluma lentidéntica lactante se tatúa,
sintiéndola sonámbula mirándola girándula fluctúa […]
y altísima no garza ni luciérnaga ni pájara ni búha,
sino tan sólo justa noctifruta lúbrica nahuala se insinúa,
y el maquinoso mundo la infecunda la desusa la invalúa,
y el palabroso mudo la palabra la cuaderna la letra la acentúa,
y aquel viejo baiano: lua lua lua
por un momento meu canto contigo compactua,
por un momento mi canto contigo lunalúa […]

La estructura del libro es sencilla y elegante: un poema que lleva por título el nombre del personaje, seguido de una canción dedicada al mismo, a manera de elegía y así sucesivamente. Cada canción es una extensión rítmica de la personalidad del personaje; se complementa el llanto con la comedia de ser miserable en México y las repeticiones sonoras en los poemas no son más que las obsesiones lúdicas de los habitantes del poemario Destiémpame… desmúdame. Flores Romero ha creado el canto del homo famélico de tilico raquítico, del ser que mendiga una torta pero también amor, y que se dice a sí mismo es como no querer quitarse los calzones // con los que alguna vez se fue dichoso.
En la poesía de nuestro tiempo siempre es grato la aparición de un poeta de lenguaje tan desnudo, que no le teme a la estética en boga y sabe situarse a contracorriente. Es Luis uno de los poetas que mejor saben reinventar la poesía a través de la tradición y, también, uno de los mejores en aprovechar las propiedades rítmicas del español, de manera que hace recordar a Nicolas Guillén y sus suertes poéticas.

“Canción de Desdezuelo”
(Fragmento)

Súbete, pisa de prisa, después bajaté,
eso me ordena la mente al mirar el puenté
pésimos pies de la gente genté,
pies y más pies en un puente de gente que baja y subé
sube pausada la gente, baja pausadá la gente,
paso por paso muy lentos relojes a pie,
piezas y piezas del puente llegando y después yendosé […]

Estación Gentuza es un libro reservado a los oídos de buenos apreciadores de la melodía, el lector puede leerlo como quien lee una trompeta al final del andén del metro. Al terminar el libro simplemente dirá que sí.


Luis Flores Romero, Estación gentuza
(Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde 2017),
UAZ, 2018. 

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