Artes primordiales. Tres poemas de Damián Jerónimo Andreñuk
Artes primordiales
Conozco el arte de incendiar mi finitud.
De afrontar el porvenir diciendo ahora.
De enaltecer las construcciones del cariño.
De taparme cada herida formidable.
De contrariar y venerar
a los ángeles que me acompañan.
De afrontar el porvenir diciendo ahora.
De enaltecer las construcciones del cariño.
De taparme cada herida formidable.
De contrariar y venerar
a los ángeles que me acompañan.
Conozco envenenadas, enceguecidas criaturas
que me agreden.
Seres vacíos que saben de gramática, historia,
religión, matemáticas, cocina
(y del espíritu nada).
que me agreden.
Seres vacíos que saben de gramática, historia,
religión, matemáticas, cocina
(y del espíritu nada).
Conozco el arte de incendiar mi finitud.
Observo la niñez cómo juega en su hechizo.
Y sé que estoy enfermo y es mi único refugio
una belleza violenta.
Furias escarlata
Observo la niñez cómo juega en su hechizo.
Y sé que estoy enfermo y es mi único refugio
una belleza violenta.
Furias escarlata
Un poema bueno (un auténtico poema)
es una poderosa lumbre
que sana nuestras orfandades.
Es una mágica bandada de gaviotas
mostrando el paraíso.
Es una bomba
en la noche de las imbecilidades.
Sólo con furias escarlata
una paz digna.
Aunque hayamos creado el arte
aunque hayamos estudiado las estrellas
seguimos siendo monos confundidos
implorando los pezones de la vida.
Hay quien apenas arriesga la piel
(no el corazón, no la sangre).
Un poema bueno
nos deja permanentemente
la cara entre las manos.
Música del polen
es una poderosa lumbre
que sana nuestras orfandades.
Es una mágica bandada de gaviotas
mostrando el paraíso.
Es una bomba
en la noche de las imbecilidades.
Sólo con furias escarlata
una paz digna.
Aunque hayamos creado el arte
aunque hayamos estudiado las estrellas
seguimos siendo monos confundidos
implorando los pezones de la vida.
Hay quien apenas arriesga la piel
(no el corazón, no la sangre).
Un poema bueno
nos deja permanentemente
la cara entre las manos.
Música del polen
Lo que dice mi dolor en mi furia
es elocuente como toda la sinceridad.
Nunca tolero ni parásitos ni plagas.
Olor a vino cuando las noches mueren.
Frustraciones y deseos y vértigo inconcluso
al fondo de una pesadilla un caníbal insaciable
o dogmas como la esperanza convirtiéndose en naufragio
linyeras mendigando lastimosamente
bajo gárgolas que se derrumban.
Remolino de pájaros bellísimo paisaje
música del polen tras la lluvia
y a veces el exilio en viñedos escarlata
si tiempos con ceniza o traición o resquebrajamiento.
es elocuente como toda la sinceridad.
Nunca tolero ni parásitos ni plagas.
Olor a vino cuando las noches mueren.
Frustraciones y deseos y vértigo inconcluso
al fondo de una pesadilla un caníbal insaciable
o dogmas como la esperanza convirtiéndose en naufragio
linyeras mendigando lastimosamente
bajo gárgolas que se derrumban.
Remolino de pájaros bellísimo paisaje
música del polen tras la lluvia
y a veces el exilio en viñedos escarlata
si tiempos con ceniza o traición o resquebrajamiento.
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Damián Jerónimo Andreñuk (City Bell, La Plata, Buenos Aires, Argentina, 1986). Reside en Villa Elisa. Publicó nueve libros, todos a través de Certámenes en diferentes editoriales: Omisiones (2010), Portales al vacío (2011), Formas concretas (2013), Silencio de crisálidas (2015), Metástasis (2015), Vértigo insondable (2017), Música del polen (2021), Yamila (2021) y Donde orinan los lobos (2021).
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