Leer el mundo a través de la educación: la literacidad crítica de Breo Tosar

Ezequiel Carlos Campos



Vivimos en un mundo lleno de información, en el que la gran mayoría del contenido encontrado en internet quizá pueda ser no apto para la educación. En un mundo informado, deberían existir bases críticas para que los docentes, los padres de familia y los propios estudiantes logren una absorción de este contenido en el mundo tecnológico, pero ¿cómo llevar a cabo una educación con aspecto crítico, poder leer el mundo y desarrollar una capacidad de selección de las cosas que nos encontramos en él? Breo Tosar (Madrid, 1982), en Literacidad crítica. Enseñar a leer el mundo para transformarlo a través del encuentro, comparte las opiniones de otro gran educar, Paulo Freire, respecto al acercamiento social de una educación transformadora, abrir un canal de discursos apropiados para el mejoramiento educativo en cada rincón del mundo.

En este mundo globalizado, consumista y lleno de tecnología, es necesario formar estudiantes con la capacidad de diferenciar los discursos que, por poner un ejemplo con los medios de comunicación, obtenemos, y hacer una lectura crítica de la información para formar una conciencia ciudadana, en la que la educación es parte importante. Esta trascendencia de las aulas y el aprendizaje es una de las ideas más importantes que manifiesta Tosar en este libro, el equiparar la escuela con la vida, porque tanto una como otra son escenarios de enseñanza, ahí se preparan para el desenvolvimiento en la vida real, por lo que la educación es una herramienta importante para que el alumnado descubra e interprete de una manera adecuada todo lo que le rodea; esto, gracias a la literacidad crítica.

Antoni Santisteban Fernández, en el prólogo de esta edición, desarrolla algunos objetivos de la literacidad crítica, enfocados en “reivindicar la autonomía del profesorado para decidir qué problemas y cómo trabajarlos en la escuela”, en la que la literacidad crítica “es una forma de pensar y decir el mundo al mismo tiempo que adquirimos un compromiso social”, responsabilidad que hace que la literacidad crítica sea una propuesta más allá de la didáctica, una preparación social, descubrir cómo vivir y de qué manera hacerlo: la educación es una actitud ante lo que nos rodea.

Literacidad crítica abre con una introducción, cuyas ideas se enfocan, según el autor, en que todas las escuelas enseñan a leer la palabra, pero no todas a leer el mundo, una dualidad importante para el tipo de enseñanza que Breo Tosar intenta desarrollar en su libro. Ya que para él, el mundo es una sintaxis general, en la que cada cosa que encontramos tiene un significado, se requiere leerlo e interpretarlo, pero ¿cómo hacer esta lectura de las cosas si en las escuelas casi siempre nos enseñan a leer nada más el texto escrito, dejando de lado aquellas palabras que no están ni dichas ni escritas, léxico que, literariamente, requieren de un lector más avanzado para descubrir qué nos quiere decir el mundo más allá de los propios objetos que podemos percibir? Abrir las ventanas de las escuelas y dejar que el alumnado salga, descubra, cuestione e intente responder las preguntas es el tipo de enseñanza que busca Tosar en este libro, encontrar una literacidad crítica, “una manera de enseñar aquello que nos hace más libres, más auténticos, más humanos, con el riesgo de la libertad de quien educa y también de quien es educado”.

Esta introducción tiene siete apartados, en donde el autor explica distintos objetivos de la literacidad crítica, desde el punto inicial de definirla, por qué debe ser crítica, cuál es el origen y su finalidad; asimismo, cómo se da la literacidad crítica, qué método sigue y cuáles son sus hábitos y características. Aquí destaco la siguiente idea, que deja muy en claro cuál es la principal de Tosar respecto a la lectura del mundo que desarrolla en su libro: “Leer el mundo implica la habilidad de resolver problemas y tomar decisiones creativas y efectivas, esto es, ir más allá de las líneas, desentrañar los textos y relacionarlos con el mundo para buscar la verdad”.

Este libro se divide en dos partes, la primera titulada “La lectura del mundo” y la segunda “La transformación del mundo”. En estas dos, el autor aborda su método de literacidad crítica, enfocándose en, lo que él llama, las dimensiones Qué, Cómo, Por Qué y Para Qué; la Qué (la atención) hace referencia a la realización de una lectura atenta, “mirada socrática e interrogativa, sobre el discurso, el mundo y nosotros mismos”; la Cómo (los puntos de vista) requiere una lectura inferencial, interpretativa y holística, cuestionando y explorando los textos desde diferentes puntos de vista; la Por Qué (los problemas sociales) significa una lectura evaluativa, analítica y crítica sobre los discurso de poder; y, por último, la Para Qué (la acción) refiere a una lectura creativa, cuyo propósito es la reflexión filosófica.

Dicho lo anterior, en la primera parte el autor desarrolla las dos primeras de sus dimensiones (Cómo y Qué), explicando que “No se puede enseñar a leer la palabra y el mundo de forma crítica si no hay una revisión antropológica de lo que nos hace humanos, además de que no sirve de nada intentar leer el mundo si no se tienen las herramientas y las actitudes para transformarlo”. Sin educación no hay cambio. En el desarrollo de esta parte encontramos análisis respecto al asombro, la disrupción de lo común, el arte de preguntar y la exploración desde múltiples perspectivas; también de un par de ejemplos en los que retoma estas dos dimensiones y las desenvuelve para los lectores, y así descubrir cómo las aplica en el aula.

Breo Tosar, continuando con su análisis, en la segunda parte reflexiona en torno a cómo la educación es una introducción a la vida, y se pregunta: “¿Para qué formar ciudadanos que sepan leer y escribir si luego no son capaces de encontrar un sentido y, sobre todo, asumir el compromiso con los que sufren?”, de esta manera percibimos el tipo de literacidad y de lectura de mundo que propone en este libro, que la educación es una herramienta para la transformación del mundo y también para nosotros mismos; asimismo, la educación, en palabras de Tosar, debe facilitar las condiciones para hacernos más sensibles ante la realidad que vivimos y combatir (¿acaso no estamos leyendo con esto también a Paulo Freire?) las injusticias sociales. En esta parte, el lector encontrará las restantes dimensiones, Por qué y Para Qué; la primera enfocada a cómo hacer una evaluación de ellos y el cuestionamiento de la propia experiencia; la siguiente respecto a la acción, la justicia y la libertad. Este par de dimensiones, como en la parte anterior, aparecen con sus respectivos ejemplos y propuestas.

En general, el lector encontrará en Literacidad crítica la idea de enseñar a leer el mundo para transformarlo a través del encuentro, como dice su subtítulo. Breo Tosar concluye con lo siguiente: “Porque una escuela que enseñe a que cada joven piense por sí mismo, que luche con un criterio contra las injusticias sociales, y que ame la verdad para hacer de este mundo un lugar mejor es la punta de lanza de la literacidad crítica, como una herramienta de enseñar y aprender para hacer del mundo un lugar mejor”. Como bien lo dice su autor, la literacidad crítica debe ser una vivencia de experiencias educativas, transformadoras, que no se realizan de forma automática ni técnica.

Como se observa en los libros de pedagogía y didáctica, los procesos de enseñanza propuestos son herramientas que sirven para tener una mejor educación; en Literacidad crítica descubrimos que es posible una lectura de mundo efectiva para el crecimiento educativo del alumnado, dejando de lado las utopías. Hay posibilidades de obtener buenos resultados si se aplica este tipo de literacidad. En la educación nada es imposible. ¿Qué esperamos para aportar nosotros, como maestros o futuros docentes, a intentar leer el mundo de forma crítica, y enseñarlo, a nuestro alumnado?


Breo Tosar, Literacidad crítica. Enseñar a leer el mundo
para transformarlo a través del encuentro
, Unión Europea, España, 2021. 


________________
Ezequiel Carlos Campos (Fresnillo, Zacatecas, 1994). Premio Estatal de la Juventud 2019 en la categoría de Talento Joven/Literatura. Licenciado en Letras y estudiante de la Maestría en Competencia Lingüística y Literaria, ambas en la UAZ. Escribe semanalmente para el suplemento cultural “El Mechero”. Es autor de los poemarios El beso aquel de la memoria, El Infierno no tiene demonios, El instante es perpetuo, Crónica del desagüe y Exilium. Algunos de sus poemas han sido traducidos al francés, inglés, italiano y otomí. 

Comentarios

¿SE TE PASÓ ALGUNA PUBLICACIÓN? ¡AQUÍ PUEDES VERLAS!