Cyrio

R.G.      


Estirando el dedo índice aparecía en la punta una luz negra, Cyrio dibujaba una línea en el viento de un poco menos el tamaño de su estatura, la cual se ensanchaba hasta tener unos sesenta centímetros de ancho, él se acercaba al cuadro negro que estaba enfrente y se inclinaba para meter sólo la cabeza, cerrando los ojos, ya dentro los abría lento y siempre quedaba sorprendido por lo que veía; la primera vez estaba en una montaña desde donde se observaba un hermoso cielo azul profundo, con el firmamento en su máximo esplendor, ahí permaneció dos horas con la vista fija en las estrellas, regresando por el mismo portal; la segunda vez estuvo en un bosque; las últimas dos ocasiones visitó lugares muy semejantes, ambos conformados por una larga pradera justo en la puesta del sol, luego dejó de usar su habilidad tan sublime durante meses.
            Conoció a una joven de rostro delicado, ojos pequeños que parecían ser negros, labios bien definidos, y al parecer de su misma edad, se llamaba Neli; después de dos años de convivir en la escuela con ella, aceptó que estuvo perdido en sus ojos todo ese tiempo, dándose cuenta, se lo hizo saber, ella correspondiendo al amor de Cyrio, se enamoró rápido de él, pasaban mucho tiempo juntos, por las tardes eran fanáticos de ver cómo se escondía el sol y admiraban el cielo al tener ese color anaranjado. Cyrio, motivado por el amor que le tenía a Neli, volvió a usar su habilidad mágica y, una noche, mientras estaban en el jardín cerca de la casa de ambos, la abrazó fuerte, le dio un beso, dibujó la misma línea con la luz negra, a espaldas de Neli; terminando, la giró para que viera el portal, y quedó boquiabierta al ver dentro: era una playa espectacular, tan tranquila y limpia, con un sonido suave de las olas, ella volteó y cruzaron miradas.
            ―¿Cómo?
            ―El amor y la imaginación son magia, una tan sublime que te lleva a los lugares más impresionantes.
            ―¿Y puedes ir al lugar que tú desees?
           ―No, es inexplicable, sólo quiero estar tranquilo, imagino un lugar creado por mi mente y aparece en el portal.
        Ambos se introdujeron, pasaron ahí horas y regresaron al mundo; repitieron eso durante semanas seguidas. Neli, en una ocasión dentro del portal, le pidió a Cyrio que se quedaran ahí siempre, no quería volver más a la vida que ya estaban acostumbrados, ella quería permanecer por siempre en la tierra de los sueños, del verdadero paraíso, era perfecto porque tenía amor, y era lo único que le hacía falta para ser feliz; Cyrio, al escuchar esa petición, la abrazo fuerte y con pasión, recargó su barbilla en el hombro de la chica y sonrió, pero esa sonrisa no era del todo sincera, él sabía que no podía hacerlo, pero Neli lo llenaba tanto de felicidad; un par de lágrimas salieron de sus ojos sin que ella se percatara.
            ―Está bien. Te amo ―le susurró con la mirada en dirección al cielo.

           Cerró la mano, la luz negra se desvaneció haciéndose uno con la noche, al igual que el portal. Cyrio apartó a Neli delicadamente, la besó una vez más, observó el cielo y comenzó a brillar todo su cuerpo y, como una estela de humo, ascendió hasta el cielo donde brilló. Neli lo vio, las lágrimas estaban a punto de salir de sus ojos: esa fue su estrella favorita.



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