Breve epílogo de la orfandad. Seis poemas de Jorge López


Redención

Cometí sacrilegio en el poema.
Hice mal la oración de los astros.
Invoqué a los pájaros adentro de mi niebla
Y quise cambiar sus nombres
por otros
más hermosos que el de los cometas.

Por eso
Iba de rodillas hacia la tormenta que se acerca por el horizonte.
Pero una sombra con el idioma de los sueños conjuró las estrellas.

Entonces recuperé la habilidad se salir intacto de la lluvia                                                                      
De encontrar una sonrisa en las cosas pequeñas
De desvanecerme con un beso en los ojos de la muchacha
Sentada junto al estero de las albas.

Pero la sombra en llamas aún me mira desde los sueños
Y me dice, desde su patria de sangre, de lágrimas y de heces:
Muchacho, el universo puede ser el mar
Sólo si lo dices con los astros adecuados

Despierto bajo una madrugada de cielos extraños
Junto a una pequeña 
Que traza el nombre de sus estrellas entre mis primeras lágrimas,
Mientras me dice: cierra tus ojos
Y escucha el correr de mi sangre por todas tus venas.
Redímete.
Yo soy la luz del poema.


Breve epílogo de la orfandad

I
Toda muerte nace de la infancia

Por eso pronunciar mi nombre es cruzar una calle de niebla
Y encontrase ausente
Por eso mi nombre solo puede escucharse bajo la lluvia

II
Todo mis sueños están podridos

Papalotas oscuras
De mi boca
Fríos callejones
En mis lágrimas

Mi piel
Epílogo de la orfandad

III
La muerte comienza cuando se comprenden
Los fonemas de la niebla

IV
Mi nombre es el nombre de los muertos.
No puede pronunciarse
Porque la voz se convertirá en un lugar sin mañana
Donde te encuentras arrodillado
Mientras el sueño respira tu sangre con las heridas de tu cuerpo

V
Soy una ciudad
Donde el silencio ha sido crucificado


Profeta

Al abrir tu cráneo encontré la misma lágrima
Con que fui bautizado.
Beso tu mano
Y veo mis ojos tras la edad del ocaso.

Por eso tus ojos son
Calles Vorágines
A póstumas épocas.

Profeta
Hermano de años lejanos
Déjame beber de tus manos
La orina de esos ángeles desterrados.

Porque esas aguas tienen
La premonición de mi último sol en esta Tierra.

Porque el vómito de tus manos
Es mi alimento.
Y tus lágrimas
Agua bendita que fulmina todos los espectros.

Profeta
Aunque tienes más tiempo
De arder en el estiércol,
Somos hermanos
Alga y lodo
Y habitamos la misma grieta.


Contemplación

Levanto la osamenta de mi hermano como la gran serpiente del desierto                       
Su sombra, mi templo
El silencio, todas las oraciones
… Dios está de pie en la pupila del muerto.


Resurrección del espantapájaros

I
Brenda
En tu boca duerme el canto azul de los pájaros.

No existe el ruido del mundo
El silencio bajo este árbol
No existe si están tus labios.

Por eso háblame
Que la piel de paja habrá de caerse.
La oscura mano de este árbol habrá de soltarme.

Háblame
Que tu voz será agua
Que llamará al vástago en mis arterias inertes.

Brenda, pon mi nombre en tus pupilas
Y háblame;
Veremos juntos madurar ocasos

Porque entonces habré regresado de la muerte.

II
Hice un río con tus lágrimas
Entre las piedras.
Y con él lavé las sombras de mis ojos.

Se diluyó en tus labios
El barro de mi cuerpo.
Y cuando la muda y trémula voz de tus ojos
Llamó hasta mi muerte y mi silencio
Emergí
Como loto entre el cieno.

Tus tibias manos apagaron mis miedos.
Tus pestañas abrazaron mis lágrimas.
Llegó tu aliento hasta mi boca
Y mis palabras pintaron del color del cielo.

Y ahora entre tus párpados, Brenda
Se arropan mis sueños.


Doppelgänger

En las esquinas de la habitación
Las sombras se han desplegado.

Algunos espíritus danzan
Sobre la punta de las pequeñas torres de cera.

El espejo es la garganta de una bestia
Ante la cual mascullo las cicatrices de mi nombre al revés.
Mientras con mi sangre
Se construye el mellizo de la muerte
Con una luz semejante a la del infierno entre sus párpados.

Palabras frías
Que hacen estremecer,
Advienen de sus labios:
 “Tonto soy, sí, tú
 El yo duplicado.
Estúpido, tú eres el Rey, joven dipsoda de la sangre ajena.
No es mi sed, sino la tuya la que no se sacia.
Sí, tú, caníbal,
bestia
de apariencia humana. Tú que me dices parásito
sabes
que el monstruo
no es el que está de este lado”.



Jorge López (Santa Ana, 1994). Egresado de la Licenciatura en Ciencias del Lenguaje y la Literatura de la Universidad de El Salvador, FMOcc. Ha participado en festivales de poesía, encuentros de escritores y ferias internacionales del libro en los países: Guatemala, Honduras, Nicaragua y El Salvador. Miembro del comité del Festival Internacional de Poesía Amada Libertad. Miembro fundador de THT. Además, desde agosto del 2019, es periodista asociado cultural de Revista La Fabrik de Guatemala. Algunos de sus textos han aparecido en revistas digitales como Cuervo Rojo Ediciones (Toluca, México), Literariedad (Colombia), así como en Revista Cultura (El Salvador). Obra publicada: Historia de un espantapájaros (Alkimia libros, 2017), Para Invocar a los pájaros (Ediciones de la Casa, 2017; Malpaso Editores, 2019) y Doppelgänger (Ediciones de la Casa, 2018).

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