A mi yo del pasado
Isis Abib Aguilar Sánchez
No me molestaré en preguntarte cómo estás
porque ya lo sé, cada detalle, hoy llevas puesto tu vestido de flores preferido.
Seguro estás triste a la sombra del durazno de casa porque mamá regaló tu
perrito a la loca del pueblo vecino. ¡Olvida ya a esa mascota, jamás volverás a
verla! Ni tampoco estés triste cuando los dulces se caigan al piso y sólo
tengas cinco segundos antes de que el diablo los chupe porque después de los
setenta años vivirás con el temor de caer, no levantarte antes de tiempo y convertirte
en el próximo manjar. A mi edad las piernas ya no son tan flexibles para
columpiarse ni perseguir luciérnagas, como aquella vez que te enviaron de campamento.
¿Recuerdas que escapaste a media noche para correr sola entre el bosque? Es lindo
recordarlo, aunque sólo duró veinte minutos por temor a que te descubrieran. Te
prometiste volver, jamás regresaste.
Te escribo para decirte
que muchos de tus sueños no se van a cumplir. Lamento decirte que no serás como
Jimmy Page, ni te casarás con aquel novio que tuviste en la carrera durante
tres años, sí, aquel maricón que fumaba mentolados y manejaba automático. Es cierto
lo que te decían: los hijos tratan a sus padres como éstos a los suyos; prepárate
que te vienen cosas fuertes y aunque ellos no cumplan tus expectativas valdrá
la pena tenerlos (las esperanzas de tener un hijo asiático virtuoso en algún
instrumento velas olvidando). Otra cosa, tienes que liberarlos, ellos sabrán
limitarse, evita regañarlos cada vez que sorban la sopa o estarás a punto de
ocasionar un divorcio. Créeme, te adaptarás a cada escenario que se presente,
probablemente los malos serán sustituidos por peores.
Para despedirme,
debo confesar que fui extremista: tienes toda una realidad moldeable a
posibilidades, pero tenía que asustarte; es mejor tener un poco de desconfianza
al destino, no lo dejes todo a la suerte, y en un futuro haz que esta carta sea
la motivación para tu yo del pasado.
PD: La señora que se llevó tu perrito
se va a las diez a la iglesia y deja el portón sin candado.
Sin derechos. |
Isis: me gusta tu texto...felicidades y saludos!
ResponderBorrar