Cinco comentarios críticos de Jorge Daniel Ferrera Montalvo


Sobre el Placer y el Amor. Dos aproximaciones desde La carta a Meneceo de Epicuro y El arte de amar de Ovidio

La carta a Meneceo de Epicuro es uno de sus textos fundentamentales y de los pocos que, gracias al rescate y transcripción de otros filósofos, se conservan íntegros. En ella, se abrevian, de algun modo, las principales ideas de la filosofía epicúrea. La Carta es una exhortación a los jóvenes y adultos a cultivar el interés por la filosofía, pues, según Epicuro, nunca es demasiado pronto ni demasiado tarde para mejorar la salud del alma; en los jóvenes, la filosofía sirve para no temerle al futuro, a la incertidumbre, y en los viejos a crecer en sabiduría, en mentalidad, a través de la gratitud de lo vivido, de la experiencia. Así, para Epicuro, la filosofía y la felicidad están estrechamente ligadas desde sus orígenes porque la felicidad es el eje rector desde el cual se enjuician los acontecimientos de la vida. Desde otro punto, La carta a Meneceo también es un llamado a meditar en aquellas cosas que producen felicidad, dado que si uno es feliz lo tiene todo, no le falta nada, y si no lo es va en busca de ella. 

Se puede decir que La Carta a Meneceo está conformada en 4 bloques temáticos que los epicúreos dan el nombre de Tetrapharmakon o Cuádruple remedio, y consisten en lo siguiente: 

1.- La recta opinión sobre los dioses, en la cual Epicuro nos pide que se les consideren “incorruptibles y dichosos”, pues, según él, sí existen. Pero los dioses no son como los concibe el vulgo (ambigüos, caprichosos, imperfectos) porque sus opiniones son infundadas, basadas en la relación de semejanza y de considerar como extraño todo aquello que no comprenden. 

2.- La recta opinión sobre la muerte, aquí Epicuro nos dice que la muerte “no es nada en relación a nosotros” porque parte del criterio de que todo bien y todo mal se extraen de la sensación. Ahora bien, la muerte es privación de los sensaciones, por eso no es nada porque cuando nosostros vivimos “la muerte no está” y cuando la muerte llega ya no la sentimos. En ese contexto, nadie tiene que temer de la muerte cuando entiende que “no hay nada temible en el no vivir.”

3.- La recta opinión sobre el placer y su límite, clasisfica los tipos de deseos y nos proporciona una definición del placer. Para Epicuro los deseos se dividen en “Naturales” y otros “vanos”. De los Naturales “unos son necesarios para la felicidad, otros para la ausencia de malestar del cuerpo, otros para el vivir mismo”. Lo llamativo en esta parte es que Epicuro piensa al placer como “el bien primero y congénito, y desde él iniciamos toda elección y rechazo, en el rematamos al juzgar todo bien con arreglo a la afección como criterio”. Es decir, como el bien esencial que rige nuestras vidas y desde el cual elegimos, rechazamos y juzgamos todo lo demás. Pero el placer también es un fin, una búsqueda, y no sólo se refiere a goces pasajeros, a la satisfacción hedonista, sino de procurar la salud del cuerpo y la tranquilidad del alma. En eso consiste los límites al placer, en sólo obtenerlo cuando es necesario, cuando padecemos dolor.


El amor en Ovidio

El arte de amar de Ovidio es un tratado escrito en forma de poema en el cual el autor da consejos a los ciudadanos de Roma para buscar, conseguir y mantener el amor. El tratado está dividido en tres libros y escrito en una prosa clara, llena de imágenes poéticas y múltiples referencias a la tradición literaria clásica. En el “Primer Libro”, Ovidio recomienda los mejores lugares a los ciudadanos romanos para elegir y encontrar a una mujer (los patios, las plazas, los teatros, las fiestas, el circo). En el “Segundo Libro”, el autor comenta los requisitos que los interesados han de seguir para cortejar a su amada y, por último, en el “Tercer Libro” lo necesario para mantener el amor. Cabe señalar que para el poeta el Amor, al principio del libro, lo describe como el niño cruel, caprichoso, que gusta de hacer travesuras. Es decir, como el dios Cupido, pero luego pasa a ser una búsqueda, algo que se ha de conseguir o alcanzar, en resumen, se convierte en una mujer. 


Sobre “La disputa de Platón con Homero” de Harold Bloom

Como su nombre lo indica, el capítulo aborda el origen de la separación entre la poesía y la filosofía a partir de la disputa de Platón con Homero. Con gran habilidad, Harold Bloom examina, a través de varias autores y la comparación de grandes obras literarias, los motivos por los que Platón expulsa de su República a los poetas. Para ello, el autor recurre al mismo Platón para explicar que su inicio se debe a una antigua riña donde Jenófanes y Heráclito criticaban los cantos de Homero y Hesíodo. Sin embargo, Harold Bloom observa en Platón una razón mucho más profunda y ambiciosa: la de convertirse en el gran maestro de la civilización griega. Porque para Platón los poetas eran unos mentirosos, se movían en el terreno de las apariencias, incapaces de llegar a la sabiduría por medio de la argumentación y Homero, el poeta por excelencia, incitaba en sus composiciones al deseo erótico; además de rebajar a los dioses a la condición humana. Así que, al igual que Nietzsche utiliza a Richard Wagner para exponer sus ideas, Platón inventa a Sócrates para oponerlo a Homero: Sócrates será la mejor vía para la sabiduría moral y religiosa, un tercer personaje igual de valioso, digno de imitación que Odiseo y Aquiles. 

Uno de los aspectos más interesantes del capítulo es la preferencia de Harold Bloom por la Ilíada antes que la República y en general de la alta literatura en vez de la filosofía. Harold Bloom pregunta si acaso no hay mayor sabiduría presente en obras literarias como Hamlet, el Quijote, la Biblia, En busca del tiempo perdido que en David Hume, Wittgenstein, Foucault... y contesta que si uno busca una sabiduría dentro de los límites de la razón y no del asombro, entonces debe regresar a Platón. No queda del todo claro el porqué de la predilección más que las infinitas posibilidades de interpretación que ofrece, el enorme gusto y experiencia de Harold Bloom por la lectura. Es casi una garantía de que está en lo cierto. 

Otra de las ideas que me pareció importante dentro del texto es la de que “la mano de la civilización occidental (y de hecho de gran parte de la oriental) tiene cinco dedos heterogéneos: Moisés, Sócrates, Jesús, Shakespeare y Freud”. Esto quiere decir, según palabras de Harold Bloom, que nuestra civilización occidental aún sigue dividida e influenciada por unos criterios de belleza helenos, platónicos y por una moral religiosa hebrea.


Dos poemas de Parménides de Elea

Párménides fue un filósofo griego nacido entre el 530 y el 515 a.C y uno de los primeros en preguntarse cómo se piensa al Ser, por qué método se le conoce; sus ideas influirán, de manera decisiva, en el desarrollo de la filosofía occidental. De entre todos sus poemas, por ser los más representativos, analizaré “El Proemio” y su “Poema Ontológico”:

En “El Proemio” Parménides narra en forma de verso cómo un ser es conducido en la noche por unos caballos y en el camino se le van presentando varias puertas que sólo la Justicia tiene la llave para acceder a ellas. También le dice, en voz de “La Diosa propicia”, que si quiere investigar todas las cosas, es necesario que conozca hasta las falsas. Lo interesante de este poema es que empiezan aparecer algunos elementos de su filosofía ulterior: el contraste y la presencia simbólica del día y la noche, la idea del movimiento continúo (más adelante ciclíco, eterno retorno) en los caballos que conducen, en el “eje que chirria” y las ruedas que lo “avivan”, las puertas como espacios vedados a un mundo trascendental, el engaño de los sentidos por las apariencias.

En el segundo poema, el “Ontológico”, Parménides nos comunica cuál es el único camino investigable para el pensar y va definiendo características del Ente. Para él, el Ente es Ser, es un ser que no puede no ser, es pensamiento, siempre ha exististido y existirá; es infinito, continúo, indivisible, impertubable, “semejante a una esfera bellamente circular”. Lo asombroso de este poema es la capacidad que tiene Parménides para discernir, para ver los matices y su habilidad de argumentación lógica. Otro aspecto que no deja de parecer relevante, es que haya elegido el género de la poesía como el mejor vehículo para transmitir sus ideas y en ese sentido su poesía es muy concisa, intelectual, de extensión corta, en la que cada palabra, cada espacio y ritmo está pensado.


Meditaciones de Marco Aurelio

Marco Aurelio fue uno de los cinco grandes emperadores que tuvo Roma. Según algunas fuentes, gobernó este imperio de 161 a 180 d.C y es considerado uno de los principales exponentes de la filosofía estoica. De él, sólo se ha publicado, de manera póstuma, un libro con sus aforismos titulado Meditaciones

Meditaciones es una especie de compendio de preceptos y virtudes que Marco Aurelio recomienda a todos los ciudadanos romanos con la finalidad de que tengan una “vida próspera y acorde a la divinad”. Llama la atención, en todos los Libros o apartados, la coherencia de pensamiento y el lugar —subjetivo— desde donde se afirma como portador de la moral, la verdad y la sabiduría. Entre las cualidades que Marco Aurelio enlista para que todo romano desarrolle están: ser libres, críticos, humildes, tolerantes, razonables, desinteresados por la poesía y la retórica. Creo que lo que destaca al final de esta suma de virtudes es el equilibrio, la balanza de carácter, de temperamento. Es decir, para Marco Aurelio, uno de los aspectos más importantes en todo romano es el equilibrio de uno mismo a la hora de tomar decisiones y la serenidad ante las enfermedades.

Otras de las ideas principales de Marco Aurelio es cómo define al Ser. Para Marco Aurelio, el Ser está “dotado de la facultad de pensar”. Es lo único que lo diferencia de otros entes y por lo que es lo que es. También, el Ser está integrado con la naturaleza, por ello es en vano preocuparse por los fenómenos de la naturaleza, la corruptibilidad del cuerpo, incluso la muerte, porque el Ser, la naturaleza y los dioses son uno solo. Sin embargo, Marco Aurelio interpreta al Ser como un desterrado en suelo extranjero, un ser en tensión, en permanente lucha y contradicciones consigo mismo que lo único capaz de salvarle es la práctica de la filosofía. 

Por último, es interesante la noción del tiempo que comunica Marco Aurelio. Para él, sólo existe el tiempo presente con relación o en vista a la pérdida, pues, no se puede perder algo que aún no se tiene (el futuro) ni algo que ya no se tiene (el pasado). En este sentido, da igual morir joven o de viejo porque para ambas instancias el tiempo presente dura lo mismo y es lo único que se pierde.


"Marte e Venere", da casa di Marte e Venere o delle nozze d'ercole a Pompei.

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Jorge Daniel Ferrera Montalvo (Mérida, Yucatán, 1989). Escritor, narrador y ensayista. Estudiante de Letras en la Universidad Autónoma de Zacatecas. Ha sido traducido y publicado en las revistas Opium Philosophie de Francia, en Cronopio de Colombia y Experimental Lunch de Chile. También, en Punto en Línea y Sinfín de la Universidad Nacional Autónoma de México. Asimismo, en la revista electrónica de literatura Círculo de poesía, El Búho, del escritor René Avilés Fabila, Letralia, Tierra de letras, Palabras Diversas, Bistró, gaceta Río Arriba, La soga, Bitácora de vuelos y en Viceversa. Por otra parte, ha sido incluido en la Antología Virtual de Minificción Mexicana, Karst, escritores de la península yucateca en 2016 y en la antología de microficción Pluma, Tinta y Papel.  

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