El fin de mi mundo. Cinco poemas de D. G. Mussû


El sentimiento de mi grafito

Llegaba a la hora,
casi pronto del cierre
de la mañana con quiebre;
cantaba y oraba,
sacaba mi coro
interno de un solo…

Sentimiento decaído
—de caída y desfavorecida
vista mía—,
ya que los días pasaban
y mis ánimos desaparecían.

Las clases eran olvidables,
e inesperadamente
las pasaba con rango;
¿qué era el título?,
¿qué era ser de los mejores?,
si solamente respondías
para no caer en el estereotípico
temor colegial.

Me sentaba y hablaba,
disimulaba mi traba
y falseaba mi cara;
¿era yo
o alguien más?,
no…, no…, no
era yo,
yo era solamente
aquel colegial
que pasaba del mundo
entre letras de grafito
para superarse
y no caer en el suicidio.


Peregrino

Peregrino
penígero,
ahogándose por el ego
tras su salto programado por Delfos,
y acompañado por Dédalo.

Peregrino
lilipendo,
¿por qué tuviste
que surcar más allá de tu ego?;
¿no ves las plumas incandescentes
que dejan tu vuelo?

Peregrino
excelso,
decaes por tu ego
y tu carne se descompone
para entrar en las fauces
de la vida; ¡emerge!,
pero no tocas firme,
y en la inexistencia
se vuelve espuma
para regresar a la tibia arena.


Sempiterno vilipendio hacia el lilipendo

Suspiro cansado
esperando el siguiente acto;
estoy realmente decepcionado
de ser el “arlecchino”
de alguna tragicomedia
que ni he decidido.

Ni queriendo sería
de aquellos “zanni”,
y menos obedecería
a aquellos “vecchi”;
y el amor sobrevolaría
las saetas hacia los “innamorati”.

¡¿Qué esperan de un “amaro”?!,
solo he amargado más la trama
que podría finalizar con una llamada;
mi alma está agotada
de ser el hazmerreír
de toda este teatro arreglado.

Solo siento tu sempiterno
y vanagloriado vilipendio
hacia mí, el lilipendo;
solo siento que he actuado
en este amor, y ya luego
decaigo sin ego
y me desmorono
en la bajada del telón.

¡¿Qué soy sin un amo?!
¡¿Quién soy si no soy un criado?!
¡¿Cuál será el siguiente enamorado?!;
y yo aquí me aparto,
ya que relevo mi protagonismo
para no morir tosigado
al andar en copas de licor añejado.

¡Lilipendo!
¡Sempitermo!
¡”Arlecchino”
desgraciado en desvelo
mientras ando que temo
y desaparezco luego!


La extraña gansa

“La stravaganza”
resuena en mi alma
mientras paseo en calma;
camino de embarque,
suave paseo por el parque.

Me siento en la baqueta,
pienso sobre las danzas eviternas;
miro “El lago de los cisnes”
con un cisne “nero” y “amaro”
como protagonista de “El velo robado”.

Observo atento,
y escucho sus molestos
cuchicheos horrendos,
ya que era “El pato feo”
quien dirigía aquel bello elevo.

Las ardillas se acercaban
con varias nueces cascadas
tras terminar su alzada;
estaban exhaustas
tras danzar sin pausas,
pero se alegraban
tras la vanagloria
de “La stravanganza”
de aquella extraña gansa.

La gansa que se acercaba
con su “picchio” de andanzas,
ya que tocaban
a “Vivaldi” viviendo,
y extenuando al recuento
con “El trino del diablo”
de “Tartini”
y el destrozo anímico de “Paganini”.

Todos se dirigían al “oca”
quien poseía el casi degollado
cuello por rehusarse al clasismo
artístico de sus dorados declivios.

Loca “oca”
declamaba como decora
el alma de sus hordas;
dirigió la mirada en mí
y una saeta quimérica
atravesó mi anímica
percepción de este mundo,
ya que todo esto era suyo,
todo esto era un trabajo
por el amor culto.


El fin de mi mundo

¿Qué hay de la vida
después de prohibirla?,
¿después de existir
en ella, extendida
y extenuándola?

¡Que se abran los cielos!
¡Que se dividan los cuerpos
húmedos de los terrenos!
¡Que se separe el alma
de los impuros cuerpos!
¡Que bajen los “nafáles”!
¡Que caigan todos los males!

Viviendo,
existiendo,
fenezco en el suelo;
me enveneno
con mi propio ego.

Todo cae,
todo arde,
todo el mundo
interno y mortal
de mi cuerpo
decae moribundo;
soy solo un inculto
deseando ser... ¡ese algo puro!

¡Que ardan los polos!
¡Que se congelen los desiertos!
¡Que endulcen los mares!
¡Que salen los males!

Que salgan y salen
todo mal de este cuerpo;
he aquí el pierio,
he aquí el mendigo
de la idea,
del sentimiento…,
¡de todo lo que me quito
este maldito lamento!



"Arlecchino", Anatol Woolf. 

__________
D. G. Mussû (Acarigua, Portuguesa, Venezuela, 2003). Ha publicado en la tercera edición de la revista Ámalon (México) y en Kametsa (Perú). Es miembro de la Asociación de Escritores Hispanos AEHIS y de su revista Litterae, siendo parte de su antología poética Por amor al arte. Es representante del Movimiento Cultural Internacional Ergo en Venezuela a través de la revista virtual Pulsión Poética

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