Lo que llevo en mis bolsillos. Seis poemas de Anita Signorelli


Disruptiva

Molestia imaginativa
                          transmisible y alterable
descriptiva estética

                                        Subversiva voz
aviva lo no dicho
                   Estética del lenguaje
                      que lxs poetas realizan
se va con el viento
                        se haya sin rumbo
                                        Pinceles de tinta

 No dejen marcharse las ideas
 que el lenguaje solo no puede sostener

Pero si alterar lo dicho
        en la guerra cotidiana
                        dejando pasar lo pensado

olvidando lo que cultiva

                       torturando ideologías
                   En silencio
                     solo avocándose al pasado

revuelve aquello que negó
                        Lo trajo al presente
                                Lo embelleció

Lo hizo grito, lo revolucionó
                con todo rompió

                   Qué molesta es la poesía
                  Qué disruptiva es su voz


Al filo

Voy a lavar
otra vez
mientras él,
desde el sillón
tan cómodo,
me pide el control.
Cuando al escurrir
se me presenta el cuchillo,
lo contemplo.
Allí está mi reflejo
y en su filo
me veo esclava
rogando que termine.
Voy a secarlo
sin atravesarme
ni agrietar estas pobres manos
investidas de trabajo no pagado.
Pienso antes de hacerlo
qué tan rápido
podría el tiempo pasar
una vez que lo esté haciendo.

Si lo hago,
¿qué quedará de mí?
Le acerco su whisky,
me siento un estorbo.
¿Soy un estorbo?
Le tapo la tele
y mis manos tiemblan
ante su enojo.
Bajo el reflejo penumbroso
de azules destellos
proyecta su placer
bárbaro
al oír el gol
y golpear la mesa
que yo limpié.

El partido sigue
rebalsan los platos
y son las doce
—lo sigo pensando—
es hora de un descanso
        ese hombre tiene hambre
            otro plato manchado
                mientras voy refregando
                    y con la otra mano
                        elijo la libertad
                            despedirme del amo
La sopa está fría
—se quejó—
sin mirarme
solo él
enardecido
con ojos carmesí
como el que no quería ver en mis labios
y un ornamento clavado en su pecho
como el regalo
de un deseo.


Lo que llevo en mis bolsillos

Cándido espectro
de mi alter ego
concéntrico
elocuente
divagante
¿por qué elegiste esto?
Sin consultarme
guardaste ese papel
escrito en él
la fecha y la hora
que olvidaste aquella vez.

Caminé y caminé
una calle desamparada
rota y concurrida
niños y niñas
sin zapatillas
gente loca
gente hablando sola
gente que odia
gente que pide
gente que quiere
y observa el mundo de otra forma.


Mis bolsillos
caminan conmigo
yo silbando
moviéndome con ellos
a veces les canto
cuando a nadie veo
aparto la vista sobre ellos
pero no en el papel
que en ellos guardo
sino en el camino
que otra vez
pude haber olvidado.


Figuras aéreas

Mis ojos humeantes
les siguen sus pasos
disidentes y deseados.
Sus empeines marcados
rozan el cielo
en sublime descanso

Me elevo con ellas
—en ritmos distintos—
ebria de saltos inversos
y deseos intensos.
Me entrego a la altura
al placer aéreo
exhibiendo figuras
            un cristo, un jade

Algunas, genios
otras, mariposas.
Salto,
invierto,
me sostengo.
En el enredo
el pole es parte de mi cuerpo
desplegando elegancia
lo siento rozando
                mi abdomen          descansa

Deslizan alturas
gritando y sintiendo
lo que el arte une
enlindando roturas
amoldando el cuerpo
posado
lento en giratorio
liberando el vértigo más hermoso.


El secreto

En el silencio
mi habitación oscura
a mi alrededor
se despliega
Mis pupilas color tierra
ya no logran descifrarte
Ni en mis sueños
nunca podré entender
tu hermetismo altivo

Ni tu soberbia
tan denigrante

Aquel día no llegaste
la habitación seguía oscura
la cama fría
las paredes altas
con su desmesura.
Después volviste a hacerlo
¿Qué puedo pensar?
Si tus palabras
no se fundan en acciones
si tus ojos ya no me miran
ni tus manos me tocan
¿A dónde vas?
cuando mi mente agrietada
me acribilla con tu imagen
yéndote sin mí.
Y yo no sé quién soy
no obtengo respuestas
ni tuyas ni de nadie
pero ya no quiero buscar
aquí
cómoda,
sin saberlo,
puedo aguantar.


Transgresoras

Los ruedos del otoño
amortiguan los inviernos.
Ellas contaban historias,
pero fueron silenciadas.
Ellas cuidaban a sus hijos
y morían.
Peste maldita.
Trabajaban la tierra de pocos
sus manos no valían.

Las muy pocas atrevidas,
en la hoguera se desvanecían.
Cruces de fuego y madera,
bajo una luna empobrecida,
sangraban.
Así, Dios no coopera.
Que paguen sus maridos
y se nutran de indulgencias.
Que entreguen a sus hijas,
la guerra a todos espera.

El hambre los congela.

El saber tras las rejas
convoca a la herejía.
Ellas ríen,
crean,
escriben poesías.
Aclaman obras piadosas,
sin artistas.
Temen sentirse vacías,
y con hilo y aguja,
enclaustran su dolor.
Es la muerte misma.
No hay éxodo que alcance
para una historia sin salidas.


Textos incluidos en Disruptiva
Carpe Literario, Argentina, 2023, 74p.


___________
Anita Signorelli (Rosario, Argentina, 2001). Es estudiante en último año del Profesorado de Historia en el IES N°29 “Galileo Galilei”. Fue miembro activo de EndArte, una organización de escritores independientes. Actualmente coordina talleres de lectura, poesía y narrativa en bibliotecas populares de Rosario y Gran Rosario. Sus poemas y cuentos fueron publicados por la editorial Carpe Literario en antologías, y su poemario Disruptiva fue presentado en diversos eventos como la Feria Internacional del Libro de Rosario y la de Buenos Aires. Recibió el premio y diploma de honor en la 9° entrega de los premios nacional e internacional “Rincones de mi Patria en Arte y Cultura”, declarado de interés cultural de la ciudad de Rosario y declarado de bien común y paz por el Movimiento Acción de Paz.

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