El ambiente similar en las obras de Poe y Quiroga

Rafael Aragón Dueñas



La vida, a veces, es muy trágica en algunas personas, y la personalidad humana se destaca por eso. Hombres que estuvieron marcados por las constantes muertes de seres cercanos, tragedias familiares, desamores y, finalmente, la muerte llegada a cada uno de ellos o de nosotros mismos. La literatura está sumamente influenciada por ello, escritores plasman en tinta y papel su estilo característico, ya sea con tintes semiautobiográficos.
           
Daguerrotipo de Edgar Allan Poe (1848)
tomado por W.S. Hartshorn.
Edgar Allan Poe y Horacio Quiroga fueron dos hombres trastornados que marcó la vida. En ambos sus padres mueren, siendo ellos unos niños. En comparación, el padre de Quiroga se suicidó de un disparo en la cabeza, y con posterioridad su padrastro imita la misma hazaña. En la juventud, Poe viajó a Inglaterra, contemplando la arquitectura gótica y paisajes, Quiroga viajó a París. Ambos ejercieron la crítica literaria y dominaron la técnica del cuento. El escritor estadounidense, tanto el uruguayo, contrajeron matrimonio con jovencitas; Poe con su prima Virginia de catorce años de edad y Quiroga con tres de sus alumnas de veinte años, cada una en diferentes épocas. Ambos murieron a una edad joven, el estadounidense cesó su vida a la edad de cuarenta años y el uruguayo de cincuenta y siete; Poe fue encontrado en un callejón muerto, nunca se aclaró la causa de su deceso, según drogadicción o congestión alcohólica, Quiroga se suicidó en un hospital ubicado en Buenos Aires, bebiendo un vaso de cianuro porque le fue diagnosticado cáncer de próstata.
            La misoginia siempre está presente en la obra de ambos literatos. En “El gato negro” del escritor estadounidense, el protagonista sufre de alcoholismo, y está obsesionado con matar al gato de la familia, su esposa se interpuso, él, en un arranque de furia, enarboló los brazos con el hacha en manos, la asestó en el cráneo de su pareja:
                           
                            “Olvidando en mi furor el temor pueril que hasta entonces contuviera mi mano, asesté al animal un golpe que habría sido mortal si lo hubiese alcanzado como deseaba; pero el golpe fue evitado por la mano de mi mujer. Su intervención me produjo una rabia tan diabólica, que desembaracé mi brazo del obstáculo y le hundí el hacha en el cráneo. Mi desdichada mujer sucumbió instantáneamente, sin exhalar un solo gemido. Consumado este horrible asesinato, traté de esconder el cuerpo”.[1]

            En el cuento “El solitario” del escritor uruguayo, Kassim es un joyero de profesión, su labor se desempeña reparando joyeros y aretes que los clientes traen. Un día, le entregan un solitario, brillante y el más admirable que hubiera pasado en sus manos. Su esposa se obsesiona con dicha joya, trata de arrebatárselo pero éste lo impide. Kassim trabaja horas perfeccionado el solitario mientras su esposa duerme. Ya terminado el trabajo, él se dirige a la habitación, contemplando a ella cómo duerme mientras tiene el camisón desabrochado, se acerca con el solitario en mano y lo incrustó en el pecho de su mujer:

                            “El rostro de Kassim adquirió de pronto una dureza de piedra y suspendiendo un instante la joya a flor del seno desnudo, hundió firme y perpendicular como un clavo el alfiler entero en el corazón de su mujer. Hubo una brusca apertura de ojos, seguida de una lenta caída de párpados. Los dedos se arquearon y nada más”.[2]

           
El escritor uruguayo Horacio Quiroga.
Foto archivo El Litoral.
Si observamos, son similares el ambiente gótico, la misoginia y la muerte siempre presente. Quiroga fue un lector obsesivo de Poe y de Maupassant, y su decálogo del perfecto cuentista es: él cree en el maestro Poe, Maupassant, Kipling, Chejov como en Dios mismo. En el cuento “El solitario” nos describe a la mujer bella y su muerte con un solitario hundido en el seno. En Poe, sus mujeres en los cuentos de “Berenice”, “Ligeia”, “Morella”, son siempre bellas pero padecen de alguna enfermedad: catalepsia, epilepsia, muriendo muy jóvenes. En “El almohadón de plumas” de Quiroga, la mujer es bella, reposa en cama por una rara enfermedad que la está consumiendo, al final muere. En el almohadón donde su cabeza reposaba se encontró a una garrapata gigante hinchada de haber succionado la sangre de ella: “La picadura era casi imperceptible. La remoción diaria del almohadón sin duda había impedido al principio su desarrollo; pero desde que la joven no pudo moverse la succión fue vertiginosa. En cinco días, en cinco noches, había vaciado a Alicia”.[3]
            Otro autor, de nacionalidad francesa, tanto influido por Poe e influyente en Quiroga, es Guy de Maupassant. Su obra refleja el naturalismo con un toque gótico siempre con un final ácido u amargo. En el cuento “El borracho” maneja los temas del alcoholismo, gore y la misoginia, el protagonista Jéremié mata a su esposa mientras dormía destazándola con una silla:

                            “Entonces, roto de cansancio, embrutecido por su violencia, volvió a sentarse en el suelo, se estiró y se durmió. Cuando se hizo de día, un vecino, viendo la puerta abierta, entró. Vio a Jéremié que roncaba en el suelo, donde yacían los restos de una silla, y, en la cama, una papilla de carne y de sangre”.[4]

           
Guy de Maupassant (Library of Congress)
Published by Salem Press, Inc.
Catalepsia y epilepsia son parecidas enfermedades. La primera consiste en un trastorno repentino del sistema nervioso por la pérdida de la movilidad y sensibilidad del cuerpo; que permanece paralizado yaciendo inmóvil, aparentemente muerto sin signos vitales. La segunda consiste en un desequilibrio en la actividad eléctrica de las neuronas de una zona del cerebro, ocasionando convulsiones recurrentes. Estas enfermedades se encuentran en las obras de estos dos escritores. En “Berenice” la mujer es muy bella y es poseedora de una dentadura tan bella y resplandeciente. Una enfermedad la deteriora poco a poco y finalmente muere. Su primo Egaeus se obsesiona con sus dientes, al entrar su criado le informa que la tumba de Berenice fue profanada, Egaeus se descubre manchado de sangre, y a un lado se muestran varias herramientas de cirugía dental, también una cajita contiendo treintaidós dientes. Es un relato psicológico, al parecer Berenice era cataléptica y epiléptica:

                            “Vi de pie en la antesala a una sirvienta bañada en lágrimas me dijo que Berenice ya no existía. Había sido atacada por la epilepsia en la mañana temprano”[5] También se nos muestra que fue enterrada viva: “murmuró de un sepulcro violado, de un cuerpo desfigurado, que respiraba, que palpitaba, que ¡todavía viva!”.[6]

            En “Los inmigrantes” de Quiroga una pareja caminaba bajo la lluvia, mientras la mujer sufrió un ataque de eclampsia, seguida de varias convulsiones, después concluyen y la vida también: “Hubo otro ataque de eclampsia, del cual la mujer salió más inerte. Al rato tuvo otro, pero al concluir éste, la vida concluyó también”.[7] La eclampsia es la aparición de convulsiones durante el embarazo. En ambos cuentos, hay una ligera alusión necrófila, en “Berenice” Egaeus profanó la tumba de ella, y tal vez tuvo contacto sexual con el cuerpo cataléptico. En “Los inmigrantes” él sostenía el cuerpo, lo cargaba en sus hombros y acariciaba: “Sentóse de nuevo, y volviendo a colocar la cabeza muerta de su mujer sobre sus muslos, pensó cuatro horas en lo que haría”.[8]
            Lo característico en Cuentos de amor de locura y de muerte es la muerte, la naturaleza en contra del humano como se puede ver en “A la deriva”, la humanización de los animales como “La insolación”, “El alambre de púas”. También se presenta un cierto nihilismo del hombre hacia la vida, especialmente en los animales, en la naturaleza y en la vida humana. Ambos escritores, tanto el estadounidense como el uruguayo, tuvieron una vida tanto difícil, fue por eso que escribieron así, pero siguen siendo uno de los mejores cuentistas.



BIBLIOGRAFÍA: 
ALLAN POE, Edgar, Autores Selectos, México, Grupo Tomo, 2012.
DE MAUPASSANT, Guy, Biblioteca del Terror: Nuevos Cuentos Pavorosos, Barcelona, Fórum, 1973.
QUIROGA, Horacio, Cuentos de amor de locura y de muerte, México, Editores Mexicanos Unidos, 2011.
_________________, Cuentos, México, Porrúa, 1994.





[1] Edgar Allan Poe, Autores Selectos, México, Grupo Tomo, 2012, p. 55.
[2] Horacio Quiroga, Cuentos de amor de locura y de muerte, México, Editores Mexicanos Unidos, 2011, p. 37.
[3] Horacio Quiroga, op. cit., p. 62.
[4] Guy de Maupassant, Biblioteca del Terror: Nuevos Cuentos Pavorosos, Barcelona, Fórum, 1973, p. 41.
[5] Edgar Allan Poe, op. cit., p. 183.
[6] Ibid., p. 184.
[7] Horacio Quiroga, Cuentos, México, Porrúa, 1994, p. 23.
[8] Ibid., p. 24.

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