Tres minificciones de Walter Velásquez


La chica de naranja

Chapo una botella de whisky mi mirada se fija en una dama de cabello naranja me acerco a su sitio y nuestras miradas danzan no hay palabras le invito un trago me rechaza le propongo un baile corporal y se acerca lentamente me susurra escapemos de aquí por favor Salimos con dirección al hotel entramos a la habitación saca un cuchillo aparta de mí este dolor me dice tensa y le digo que no que ella saque mi dolor del enamoramiento las lágrimas comienzan clavo mi corazón para que yo sucumba ante la muerte para que yo sucumba ante la muerte o no otra vez otra vez


El Imperfecto

No fluyen cosas en su mente, simplemente salen. No es el mejor poeta, menos el mejor escritor. El bastardo tenía la suerte de tener la mente más creativa del planeta. Pero no buscaba premios ni reconocimientos, para él, lo importante era su legado: el legado del imperfecto.


La astuta

Avaricia, malicia, soberbia, inteligencia; cuatro palabras clásicas que definían a la chica astuta. Una joven con clase, pero también con mucha locura. Los sábados eran sus fechas de aventuras interesantes para encontrar cosas entretenidas. Al llegar a los bares, comenzaba a deslizar su belleza para obtener todas las miradas de los idiotas. Mientras los idiotas derramaban baba, ella seguía buscando a su elegido. Ignoraba a aquellos que se comportaban como huevones, esos que insistían en seducirla y que terminaban siendo mandados al carajo por ella. Finalmente encuentra a su elegido. Un hombre de pocas palabras, pero de gran carácter. Comienzan a bailar sensualmente mientras sus miradas se cruzan, dando indicios de querer a ir a un hotel. Salen del bar con dirección al hospedaje para algo más. Llegan al cuarto para realizar el acto sexual de manera apasionada y excitante. Al terminar, la astuta le propone una cita para conocerse más, pero él le dice que esto ha sido su cita. La astuta se queda en shock, ya que nunca un hombre en su vida le había negado una salida. Molesta, le tira una bofetada y le pidió rabiosamente que se marche de la habitación. El elegido le dice que a veces no siempre se ganan premios, sino que también se pierden. La astuta se queda en un silencio incómodo, donde reflexiona lo mencionado por el elegido. Al abandonar el hotel, se promete alejarse de su mundo y comenzar a pensar mucho más en ella. Después de todo, ya había ganado varias batallas y esta solo fue su primera derrota. Derrotada pero siempre orgullosa.


Walter Velásquez (Lima, Perú, 1997). Estudiante de periodismo en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Ha participado en tres antologías poéticas, entre la que destaca, El Dolor de la Tinta, y ha publicado una plaqueta de poesía. 


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