Mito del eterno retorno en el romance de Teresa y Tomás en "La insoportable levedad del ser" de Milan Kundera
Mariana
Michelle Raygoza Castro
"La insoportable levedad del ser", dirigida por Philip Kaufman. |
Milan
Kundera retoma el mito del eterno retorno de Nietzsche como una introducción a
la levedad y el peso de los actos de los personajes. La levedad es la negación
del mito y el peso es la aceptación de éste. El eterno retorno es el tema
crucial en la obra Así habló Zarathustra,
Nietzsche aborda esta cuestión haciéndose una serie de preguntas: “¿Acaso no
tendrá que haber recorrido alguna vez esta calle todo cuanto puede correr? ¿Acaso no tendrá que haber
ocurrido ya alguna vez cada una de las cosas que pueden ocurrir?“[1]
Especula que todo lo que hagamos ha de repetirse una infinidad de veces y
pesarán sobre el individuo las consecuencias de sus actos, pero, por lo
contrario, podría negar la responsabilidad, sus acciones carecen de peso, no
son importantes, se vuelven superfluos y no dejan huella.
En
concreto, el mito “Se trata, en un principio, de una lucubración sobre la
metafísica del tiempo y la dialéctica del infinito; pero Nietzsche anuda su
conclusión de la naturaleza cíclica del tiempo”.[2] Establecidos
dichos conceptos de levedad y peso, se relaciona con la pareja; Tomás es un
hombre sexualmente activo, quien mantenía amantes para tener encuentros
casuales, persiste en la separación del alma y el cuerpo a la hora del coito.
Teresa es una mujer entregada, se autodenomina débil debido a que necesita el
afecto de Tomás, por lo tanto piensa en la fidelidad como el único elemento
valioso que puede ofrecerle.
Tomás
se libraba del peso de sus actos haciendo esta diferenciación a la hora de ser
infiel, porque su alma pertenecía a Teresa, pero su cuerpo, en lo terrenal,
podría hacer lo que le satisfaga, incluso adopta una frase que libera sus actos
del peso y se menciona durante toda la novela: Es muss sein (¡Tiene que ser!). Cuando Teresa se involucró con otro
hombre quiso convencerse de que la entrega sexual no involucraba al alma,
después de la aventura estaba decidida de que podía separar dicha dualidad, porque
en el acto entregó su cuerpo, pero la voz del ingeniero no logró llamar a su esencia,
“Así es el momento en que nace el amor: la mujer no puede resistirse a la voz
que llama a su alma asustada; el hombre no puede resistirse a la mujer cuya
alma es sensible a su voz”.[3]
La
levedad y el peso se manifiestan en cada acción cometida, nada queda exento.
Tomás no puede saber si tiene miedo a quedarse solo o teme vivir acompañado por
siempre, no sabe que es ninguna de las dos, puesto que no tiene dos vidas para
cotejar. Haciendo que ambas acciones por ser definitivas se vuelvan pesadas.
Por
ejemplo, Tomás duda sobre la importante decisión de invitar a Teresa a vivir
con él, si ella viene a vivir a Praga sería pesado, ella vendría a entregarle
toda su vida, Tomás no sabría qué hacer con ella, en cambio, si no la buscaba
tendría que desaparecer para siempre de su vida e implica cargar el
insoportable peso de la levedad. Mientras reflexionaba con vista al muro
vecino, recordó cuando fue a visitarlo y enfermó, su cuerpo con fiebre yacía en
la cama y él pegó su cara con la suya deseando morir con ella, Tomás comprende
que una decisión con tanto peso como la muerte no se mide como algo leve,
quería que ella viviera con él.
Para
que el eterno retorno sea válido debe tener una condición que lo vuelva
cíclico, en la relación de esta pareja, es la compasión que tiene Tomás por
Teresa, por hecho, Teresa es débil y Tomás es fuerte, “Un hombre que no goce
del diabólico regalo denominado compasión no puede hacer otra cosa que condenar
lo que hizo Teresa […] la compasión se había convertido en el sino (o la
maldición) de Tomás […] no sólo era incapaz de enfadarse con ella, sino que la
quería aún más”.[4]
El
eterno retorno en la relación toma importancia por la compasión, retomando el
concepto de la levedad y el peso, la levedad es la fuerza y el peso es la
debilidad, al final de la historia Teresa se da cuenta de que su debilidad
siempre sirvió como imposición para someter a Tomás por su sentimiento de
compasión, la debilidad se volvió fuerza, “Todos tendemos a considerar la
fuerza como culpable y la debilidad como víctima inocente. Pero Teresa ahora lo
comprende: ¡en su caso ha sido al revés! [...] Su debilidad era agresiva y le
obligaba a constantes rendiciones”.[5]
Esto
impulsa a la pareja a subsistir aun después de toda existente infidelidad,
Tomás se sentía pesado cuando Teresa se estremecía de la angustia, incluso en
sueños dudaba de su amor, “Siempre le había reprochado secretamente que no la
amaba bastante. Su propio amor estaba para ella fuera de toda sospecha,
mientras que consideraba el amor de él como simple amabilidad”.[6] Al
confrontarlo le responde que es todo lo que él deseaba, nada planeado, la
levedad que le representa Teresa es un peso insoportable, es a su vez la
condición en la relación para llevar un eterno retorno.
"La insoportable levedad del ser", dirigida por Philip Kaufman. |
Bibliografía.
KUNDERA,
Milan, La insoportable levedad del ser,
Barcelona, RBA, 1993.
NIETZSCHE,
Friedrich, Así habló Zarathurstra,
Barcelona, Planeta-Agostini, 1992.
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