Ensayo sobre la corporalidad del ausente. Tres poemas de Aldo Vicencio
A_salto a la luna
escape-de-tierra
a-dentro
de la varilla helada
trastórname
la musicalidad
del
alunizaje de un conejo
porque
es tan frío y distante
porque
es alucinante
en
tanto la boca del eucalipto
averigua
que yo mismo
entierro
mis dientes de niño
asiento
en cubil de lana
permuta
para asir el viento
espejismo
de-carne in-visible
anterior
a mí,
la
madrugada de yerba viva
un
vara rota
golpeaba
el suelo
y
él, o yo,
tan
unidos a la necesidad
de
oír respirar agua al polvo,
retrocedimos
en
la luz de los veladores,
hasta
ser pedruscos abortados
nadie
dijo
que
no se podía velar de día
escurre
en arena
un
significado de bosque
yo
sigo
anotándome
en
el vientre que palpita orejas,
advertencias
para mi propio olvido
en
brazos
el frío
{la
ansiedad
de un muerto}
derredor,
los asesinos
(casi
nunca, aquellos
desvelados)
incienso en las
jacarandas —cara
de aullido
críptico
—bajo la costra del
volcán,
un pequeño cuerpo
queriendo
despegar (a costa
de
las uñas, una morada
sagrada)
libaciones
para el inocente,
para
todos los inocentes
vuelvo
a recostarme
entreveo
rayas blancas
que
se tiñen
de
trinos y rosas
el
encino y el pino arden de día
cripta
de luz en mi pared
he
perdido algo
diciembre
es
el Sol Inmóvil de los Sacrificios
casi
cenit de hermandad,
las
piedras cauterizan
tu
nueva boca, tierra vieja
en
mi estanque
de
arquitecturas emocionales,
la
barca de papel noche
anda
sin plata gris
allí
viaja el conejito,
murmurando
un
pasillo que se extiende infinito,
hasta
germinar en una cabeza de serpiente
que
brota de mi lámpara
una
nueva noche se pare,
la
Noche de la Lumbre Viva
aquí
se mece ahora
una
Cuna de Luna
el
vientre late aún
el
obituario que le escribí
solo
hay un nombre: el mío…
Ensayo sobre la corporalidad del ausente
en este espacio…………………………………………………………
…………………………………………………….se abrevia
la agresividad con la que interrumpo
la conciliación de mi casa y el mundo
ratonera de muertos
el sordo que se arrastra
asustado en una noche estrecha
casa y mundo respectivamente
a cada uno, mis opacas cortinas
casi a galope de la garganta
de un sótano rojo
la fecunda risa que suelta
la fotografía de una familia
que reconozco como mía
en el allá que recorro a diario
se desmarca poco a poco
el cuerpo lánguido del aire
sus músculos:
una inmensa pantera
de surcos vegetales que flota
cuando se sacude la tierra
camino como no encontrándome…………………………………………
………………………………………………….camino sin rodillas,
sin talones, insinuando en mi andar
el aliento felino del viento
en todos los cuartos y baños,
un sótano que oculta
borbotones de lágrimas
que desbordan la garganta de un becerro blanco
el llanto viene de la carne
de la voz y no de los ojos
un hombre vio
a un caballo suicidarse,
y en su caída dibujó
su propia silueta
—inside of the horse,
his name: The
Grandmother Voice
pero yo no tengo espíritu
de Centauro o de Buffalo Bill:
la pradera de pastos solares
puede correr tranquila,
sin esa inquietud
lo que me insinúa es la
garra, el colmillo y
la boca con un ojo herido
en la garganta del cordero,
en el costado del ajusticiado,
en la cabeza del desterrado
antes de la vida aérea
que extinguió el agua pasmada
de mi corazón,
antes siquiera de que
cualquier párpado batiera
la arena de mis espacios
había brotado
la ceiba que aprieta el alma,
que estruja las manos
extrañas que ya abrazaban
mi pecho
la esperanza nos vuelve escépticos
la angustia nos vuelve
creyentes
siempre he sido un creyente
soy un creyente
la descomposición de un
gorrión en mi pared de
ventanas
me aflora en los ojos
como un concierto de
sombras alegres
ahí, y así,
todo pierde su silueta de
finas líneas,
y se vuelve remolinillos que
desdibujan superficies,
colores, tamaños y pesos
una tinta que se revuelve
hasta proyectarse como luz
geométrica que sube mis
escaleras dorsales
revoltijo de frutos peregrinos
se ha dicho que la agonía
elimina el hambre del
melancólico,
pero no saben que en vez de
una boca,
tengo
t r e s c i e n t a s
hay un brote de peste
en la montaña de Saturno
mi viejo usa máscara de pájaro
mi viejo se llama Diablo
una vez más, al diamante, a la diana,
les crecen plumas humeantes que se
plasman en mi pared de ventanas
gorriones, joyas y ángeles sin nombre
aquí, simplemente inicia mi cuerpo………………………………
…………………………………….un ahíto al descubierto de la perpetuidad
Susurro sin sombra
blanco contraluz
a raya de lumbre pálida
plano que trasluce
cataratas de cortes
escarlatas
te he visto
y me has visto
enredarme en raíces
de zarzas cenizas
que no hablan,
pero brillan y se extienden
hasta ser este humor
que apenas notamos
cuando despertamos
a media tarde
laceración de una puerta
esa puerta
que habla a cruz y raya
en la órbita somnolienta
de Venus
irradiante e intransigente
boca de laberinto tinto
que pulsa cuando
una
montaña se arrodilla ante
el
perpetuo ojo
del Gran
Marino Ciego
la montaña se llama
El
Ardor en Nosotros
la primera ventisca
de calor no es la del mar
es la de la ausencia
de dos adoloridas píldoras
y no vendrá ninguna
redención
nunca ha estado
nunca fue
y toda posibilidad
de su existencia es vaho,
la genialidad
del hielo que pajarea
tibio en la gravedad,
en la nada
departamentos desalmados
escombros entrañables
interiores y entrañas
expuestos
a la diestra de la mesura
irremediablemente
volvemos,
vuelvo
a germinar referido}
reflejante}
reflexivo}
y gritas, grito
como el corno de una
desdicha desconocida que
no deja de dibujarse
desesperadamente,
a pulso de una exhausta lente
membrana nonata
en la clarividencia sin
párpado
del príncipe sombrío
sonríes,
sonrío
más claro que los astros
atrás del yo, tú,
ella, él
desmantelados en el llano
de la unidad de una
incorregible lumbre
transparente
luego, viene otra vez
el enredo de mis raíces en
las tuyas
—¿hasta
cuándo?:
hasta siempre
y así duelen las alas
de nuestra perpetua
montaña
Poemas incluidos en PÚLSAR,
Ediciones Camelot América, 2019.
Ediciones Camelot América, 2019.
Aldo
Vicencio (Ciudad de México, 1991). Poeta y ensayista, estudió
la Licenciatura en Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Fundador del colectivo poético Naufragio, y colaborador de Liberoamérica, es autor de Piel Quemada: Vicisitudes de lo Sensible
(Casa Editorial Abismos, 2017) y el videolibro Anatolle. Danza fractal (El Ojo Ediciones, 2018). Hace poco acaba
de aparecer su más reciente trabajo poético,
P Ú L S A R (Ediciones Camelot
América, 2019). Su obra ha sido publicada en diversas revistas literarias
iberoamericanas como Punto en Línea
de la UNAM y Carruaje de Pájaros en
México; Digo.Palabra.txt de
Venezuela, Revista Antagónica, de
Costa Rica; Enfermaria 6 en Portugal, La Ubre Amarga en Bolivia, Oculta Lit y penúltiMa en España, entre
muchas otras. Ha sido incluido en las antologías Nueva Poesía y Narrativa Hispanoamericana (Lord Byron Ediciones,
2016) y Nido de Poesía (LibrObjeto
Editorial, 2018).
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