La heráldica del hambre. Ocho poemas de Sergio Pérez Torres
I
Mi
corazón es un foso habitado por leones.
Él
entra al fuego de un infierno,
se
hornea el pan de cada noche,
otro
cuerpo llama como llama que atrae a la polilla.
Su
nombre es el único sanador de quemaduras
que se abren como tulipanes.
Me
toco los labios mientras me hablo de su boca,
las
sílabas de su risa estridente.
Una
piel canela que forra brazos atlánticos
con los que apacienta el hambre de este
fuego.
VI
Mi
corazón es un foso sin fondo ni monedas de oro;
no
hay pavor ardiente como zarza en el verano.
Pero
él está ahí, entre las horas que giran de reversa,
nada
en la sangre de la que mis leones beben sin saciar su sed,
él
los acaricia y pone el dedo índice en su lomo,
recorre
la espina dorsal,
su
tacto congela el infierno
como una palabra que basta para
sanarme del silencio.
XVIII
Es
un incendio, una inundación en lo que resta,
la
oscuridad me quema los ojos,
no
puedo llorar por él porque no es mío,
algo
detiene mis ganas de lanzármele encima,
en
mi pecho los leones rugen en silencio
y
se extiende el vacío sobre el cielo apenas gris,
parecen
días de lluvia pero en mí es la sequía.
Tengo
sed del sudor de su cuerpo
derramándose en mi espalda,
no
puedo respirar
ya que no conozco el nombre del
perfume,
tengo
un hambre que sólo ocurre con él,
el
tiempo del final del mundo en mi reloj,
estoy
perdiendo fuerzas porque no lo alcanzo,
es
como estar condenado a una vida eterna,
no
existe el consuelo de un día tras de otro,
las
horas suceden monótonas
como amaneceres instantáneos,
mis
huesos sienten su melodía ahuecada,
mi
piel no cabe en la tendencia de extrañarlo,
él
sonríe como si nada despertara mi terror,
la
fe es un sedante para los leones,
aunque no puedo descansar si
duermo.
Si
al menos la muerte lograra rescatarme,
pero desde que él existe es imposible
morir.
6
XXII
Hay
un hambre más oscura:
ahí
mueren las flores y los días y las aves.
Mi
cuerpo necesita de su cuerpo:
cuando
él se acerca demasiado
se vuelve imposible masticar sus
labios.
XXVI
Mis
ojos se encarnan en su carne.
Cómo
mi silencio crece, quema y se renueva.
En
este foso nace la muerte,
se
hace el amor como en un mar fugaz
XL
Para
un sol negro entre los muertos
los leones rugen el insomnio del
destierro.
Flota
este desierto sobre cualquier exilio,
en
el sueño pálido que arrastra los corazones de las flores.
XLIV
Cada
león es la suma de hambres posteriores,
cada
vez hay más de ellos y menos de mí.
Él
anestesia la miseria con sonrisas,
el
espejismo de su ausencia se quiebra
y
se me incrusta en la memoria.
LIX
Si me
besa, me vuelvo una parvada de hojas secas,
viento
del invierno que atiza las hogueras,
el fuego
de su cuerpo debería tener un nombre propio,
este
silencio me amordaza como el hambre ciega mis dientes,
tan sólo
su voz es un descanso de la vida,
solamente
su aliento me calma de la muerte.
Poemas incluidos en La heráldica del hambre,
El Carruaje Ediciones,
México, 2019.
Sergio Pérez Torres (Monterrey,
1986). Publicó Caja de Pandero (EDÉN,
2007), Mythosis (EDÉN, 2009), Los nombres del insomnio (Cuadernos de
la Serpiente, 2016), Barcos anclados al
viento (La cosa escrita, 2016; Sangre Ediciones, 2018, 2ed.), Cáncer (NadaEdiciones, 2016), Cortejo fúnebre (ISC/Proyecto Literal,
2017), Party Animals (Conarte,
2017), El museo de las máscaras (Tierra Adentro/Conarte, 2018) y La heráldica del hambre (El Carruaje
Ediciones/UANL, 2019). Su obra poética ha sido premiada en el Concurso de
Literatura Joven Universitaria 2009,
Juegos Florales del Carnaval de La Paz 2016, IV Certamen Literario “Ana
María Navales”, XXVI Premio Nacional de Poesía “Ydalio Huerta Escalante” 2016,
XXIV Premio Nacional de Poesía Sonora 2016 “Bartolomé Delgado de León”, Premio
Nacional de Poesía Carmen Alardín 2017, Concurso Palabras Migrantes y
Convocatoria para coedición del Fondo Editorial Tierra Adentro y Conarte. En
narrativa fue merecedor de la 4ª Convocatoria “Se busca escritor”, de la
Editorial De Otro Tipo.
Comentarios
Publicar un comentario