En espera de la muerte. Ocho poemas de Montserrat Castañeda


Viajas ligera

Te he dicho que viajas ligera
pluma de cisne
suspiro de ninfa.
Viajas ligera
con el tiempo alado
Viajas ligera
mujer de brújula inquieta
que en tus lados correctos y en tus reveses
erotizas fantasías.
Eres quietud y tempestad,
entre los brazos de la alborada despiertas
húmeda e inquieta
con los jirones de tu piel marcas el cielo.
Mil navíos han viajado el oleaje de tu cuerpo
ligera en tu andar
han quedado en la arena tus huellas.
Viajas ligera
blanca espuma
marea profunda
de tus caricias felinas concibes deseos
te pierdes en el empíreo
y la luna te encuentra en su reflejo.

Viajas ligera
como Julieta entregada al amor
al deseo insostenible de una pasión
que imprudente vuelve a la mente
despistado / inquieto / fascinado.

Viajas ligera
coleccionando poesía a manos llenas,
la victoria emana de tu sexo
le llaman gloria
                  fiebre
                  virtud

Viajas ligera
con un aire torvo y agitado
criatura ufana como altiva
a cada paso la fantasía vas prolongando
y la apetencia de ti vas derramando

Viajas ligera
la libertad te ha llamado
el viento te ha llevado consigo.
Viajas ligera
suspendida en el aire,
tus pechos: magníficos calópteros
que erguidos cantan al alba.
¡Vas viviendo ligera!
con tu ébano encanto de Mujer pluma.


La luna

Hija de Hiperión y Tea desnuda en el agua se refleja
faz de nívea mujer
entre espejos oculares nace evocando la noche.
Devoción gitana
el espíritu llenarse de ella implora
cubre con su luz la desdicha de la tierra hasta desvanecerla.

Desde su génesis, el mundo le atribuyó ocultas facultades:
alterar la marea
embelesar bestias
por mordedura inocular concupiscencia. 

La gravedad fue desafiada para recorrer
sus cráteres      fisuras     grietas 
y en un frenesí habitarla.

De injurias se llenó la humanidad
al pensar que su parte oscura otros seres moraban,
con recelo imaginaron que a su lado algunos más dormían. 

Desapareció la patria para los amantes de la luna,
en ausencia de razón
inmediatamente el juicio perdieron.


Sobre las flores

Cuando las flores suspiran tejen redes en el aire que seducen
sobre los pistilos una inquieta furia se abalanza
murmullan palabras
que convertidas en polen al vendaval se abandonan.


Bestia

Fulgor titilante
mar embravecido
puente colgante
calor de mis entrañas
en ti
muero         renazco
no puede la luz
cubrir la sombra
que completa se asoma
bajo la forma negra
de tus ojos.


En espera de la muerte

La ausencia marcará tu ropa, llenará tus horas de ironía, no serán más las manos de tu madre aquellas que amparen la enfermedad de tu cuerpo.
Languidece tu alma como el tallo que ha sido fracturado, ya no pertenece a esa ramificación que se irgue vasta y extensa sobre la tierra.
Duerme en tu alcoba el goce de setenta años y esa lasitud acumulada por el andar de mil veredas recorridas.
Lívido el semblante observa tras la ventana, en espera del último canto de gorrión.
Cierras los ojos
emprende el viaje tu párvula memoria, recordando aquel vagoncillo gris que sin cesar recorría las fisuras del suelo dibujando una sonrisa en tu rostro.
Inesperadamente con la imagen de la primera querencia se abrieron tus ojos,
el agua se volvió Dios y aclamabas a ella mientras tu boca se cubría de grietas
tu voz lentamente callaba para no pronunciar más palabras


Herejía

Bajo la angustia de la noche
tal vez me acuerde de Dios.
Ojalá un día decida quedarme.
¿Quién es él? si no una paloma de humo
que se va y no regresa.
Breve es la boca del deseo
y por ella fue que morimos
ojalá un día me permita el diablo besarle los pies
                                 si es que acaso no me quedo.


Inerte

De manera singular extravié la voluntad de mis dos pies izquierdos
atrapada por el barullo de la noche
caminando a la orilla norte de aquella senda deshabitada
la ceguera se apoderó de mí y tan solo el susurro del viento consolaba.

Me perdí en ese incidente de lápida fría / en el crujir de huesos
ante esas horas masacradas que en retahíla una a una caían
soborné a la bestialidad de la sombra con un deseo infante de vida
aquí la primavera fallece como la hojarasca de otoño.

Sonata mística y oscura que audaz toca la muerte en su célebre nota
acaricia la carne que tiembla al tacto de una enjuta mano
inquirí voraz el sueño que ahora duermo con esta rabia cánida que me habita.

Lengua tibia de serpiente que a su sangre fría domina
a hurtadillas se desliza por la tierra que a los pies toca
supone el silencio la cura para el miedo geométrico
que nace del trazo de estas paredes,
con su inquieta garra felina no hay roce que le sosiegue.


Anisóptera

Unas ansias como alas de crisálida
que permanecen inquietas
cual amantes ciegos que a tientas se buscan
caen y mueren en el piso, indiferentes, atrofiadas
a falta de serenidad.



Montserrat Castañeda (Zacatecas, 1991). Realizó estudios de Conservación y Restauración de arte en la Escuela Estatal de Conservación y Restauración Refugio Reyes del Estado de Zacatecas. Ha participado en diversos talleres de poesía y escritura impartidos por escritores de gran trayectoria como el escritor y periodista Alejandro Toledo y la poeta Carmen Villoro. De manera alterna ha incursionado dentro de la fotografía participando en exposiciones colectivas dentro de la Fototeca “Pedro Valtierra” del Estado de Zacatecas. En 2015 fue elegida en la categoría de artistas emergentes para participar en el festival cultural ENTIJUANARTE en la ciudad de Tijuana, Baja California. Se ha desempeñado como tallerista y ponente dentro de foros y actividades en la Unidad Académica de Antropología de la UAZ. Ha sido publicada en medios virtuales e impresos como: El sol de Zacatecas, Falsaria red literaria y Revista Cultural Puertos en España.




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