Una visita a la hemeroteca
Alberto Avendaño
Toda biblioteca
posee una sección casi olvidada, sólo visitada por los estudiosos de la huella
del tiempo, es decir, por aquellos que rinden homenaje a los acontecimientos.
Esta sección podría ser en sí misma un único libro, en el que se puede leer la
historia de una ciudad, de un país o, incluso, de la humanidad. Aquí convergen
cientos de páginas debidamente ordenadas por fecha, con atractivos encabezados
como “El hospital de Alepo fue atacado por segunda vez en menos de una semana”
o “Pescadores filipinos encontraron un velero con el cuerpo momificado de un
anciano” y, por increíble que parezca, cada día se le agregan miles de páginas
a esta gran historia.
No
puedo decir con exactitud (y no quiero acudir al internet) en qué momento el
ser humano comenzó a recopilar los periódicos. Tal vez fue al siguiente día de
haber comenzado a editar estas publicaciones o puede que hayamos tardado
algunos meses en darnos cuenta del valor que tiene el suceso cotidiano para
conformar la historia. Por otro lado también existe en los diarios un carácter
humano que sobrepasa aquello tan difícil de comprender que llamamos ética: el
morbo. Al encontrarnos con encabezados como “La vecina vio ropa y un par de
zapatos junto al canal” inmediatamente sentimos la necesidad de saber a quién
pertenecen esas prendas, si está vivo o muerto el propietario, en caso de estar
muerto ¿quién lo mato? ¿Por qué? ¿Cuál es su estado de descomposición? ¿Tenía
familia, amante, perro o era un indigente? Nos formulamos todas estas preguntas
por un sentido de equidad, por segundos nos vemos en los zapatos del afectado,
pues sabemos que siempre existe la posibilidad de protagonizar la primera
plana.
No
todo es tragedia en la gran historia. No pasan 24 horas sin que haya un nuevo
descubrimiento en cualquiera de las ramas científicas, por ejemplo los
arqueólogos hacen noticia con “En la granja francesa de Saint-Pierre-de-Frugie
fueron descubiertos los huesos antiguos de un hombre que los lugareños llamaron
Ernesto”. (A futuro leeremos otra noticia derivada de ésta, en la que los
arqueólogos no serán los progenitores. Puedo imaginar a los antropólogos
haciendo estudios sobre por qué los lugareños deciden llamar Ernesto a su
antepasado). Por otro lado, los astrofísicos crean una noticia con “Nuestro
satélite natural no había estado tan cerca de la tierra, desde otoño de 1948” y
los biólogos con “Hay microorganismos que sobrevivieron 60 mil años en las
cuevas de Naica, donde hay menos oxígeno que en la estratosfera”.
Pero,
¿qué nos provoca todo el bombardeo diario de información? ¿Por qué nos sentimos
tan atraídos por ciertas noticias que todo el día se están compartiendo en
redes sociales, que leemos en los encabezados de las gacetas o escuchamos, a
manera de chisme, en el transporte público? Desde mi visión personal, digo que nos
provoca excitación y este éxtasis es maleable, bien lo podemos convertir en
chisme o, como lo hace Raúl García Rodríguez (Zacatecas, Zacatecas, 1981), en
arte. Hemeroteca, editado por la Universidad
Autónoma del Estado de México, ganador
del 12° Premio Internacional de Poesía “Gilberto Owen Estrada” es un libro
hermoso, en el que la realidad diaria se transforma en poesía de calidad
filosófica.
Botánicos
de Filipinas descubrieron el genoma de tres mil tipos de arroz
(AFP)
En la feria del pueblo
un hombre de lentes gruesos
dijo que mis apellidos
no son importantes
En una semilla blanca, apenas
visible,
escribió mi nombre
con grandes faltas de ortografía
Orgulloso de su obra
se quitó las gafas
y contó monedas
//
El
smog y la sequía matan la tierra lentamente,
dicen
los científicos que cultivar plantas
más
resistentes
salvará
del hambre
a
un incontable número de hombres
Los genes de una simple rama, de una
hoja minúscula
o de una verde célula de clorofila
no podrían ser enumerados
con un ábaco escolar,
en algunos dialectos abaq significa semilla,
en otros es sinónimo de polvo
//
Por encima del humo de los autos
ruidosos e impacientes
se alza inmaculado el anuncio más
alto de la ciudad
donde Confucio sonríe
mientras sostiene con serenidad
un plato humeante
y aconseja a los peatones
comer arroz
para
conservar la pureza del espíritu
y
las uñas sanas
En estos versos
llenos de ironía es más que obvio que se pueden responder las preguntas que
hago. La atracción hacia la noticia es, la mayoría de las veces, perturbadora,
nos hace imaginar realidades o posibilidades distintas a las que las causas y
efectos de nuestra vida nos han traído y nos sentimos imantados, como ya lo he
insinuado, por un sentimiento de complicidad al ser testigos indirectos. Las
noticias activan la imaginación del receptor y lo hacen reflexionar o indagar
su entorno.
Nuestro
satélite natural no había estado tan cerca de la tierra, desde otoño de 1948
(ABC)
Hoy entre los condominios
la luna no parece tener prisa,
desciende su negra escalinata
y observa
los letreros luminosos
La niña está aprendiendo a deletrear
con una voz casi inaudible
el nombre de los bancos
y el de la única farmacia
que permanece abiertas
toda la noche
Raúl combina de
manera magistral ambos oficios, el de reportero y el de poeta, que al fin y al
cabo vienen a ser uno solo. Sin los reportajes-rapsodias de Homero no
tendríamos noticias de la gran guerra de Troya o sin ese documento tan valioso
que es Canto nacional de Ernesto
Cardenal no conoceríamos tan a detalle los acontecimientos más importantes de
la Nicaragua del siglo XX. A diferencia de Homero y Cardenal, Raúl explora más
el lado científico de las noticias que el bélico, cosa que aplaudo, ya que no
sólo hace poesía a través del periodismo, también hace divulgación científica a
través de la poesía.
En
esta obra converge una polifonía de voces que, aunque no desearan ser escuchadas,
a través de la nota y, posteriormente, del poema hoy forman parte de la gran
hemeroteca de la humanidad.
Un
hombre fue baleado mientras esperaba en su automóvil afuera de la escuela Suave
Patria
(El Centinela)
Hijo, me cuentas de los gritos,
la ambulancia y los policías
Que las clases acabaron más temprano
y que un cachorro callejero
te siguió todo el camino
hasta la puerta de la casa
Todo lo relatas con el mismo asombro
de la vez que hallaste un gusano en
la lechuga,
o cuando sacaste la mano
en la tormenta de granizo, ¿recuerdas
la mariquita que escaló sin miedo
hasta tu hombro?
Sin más por el
momento, estimados lectores, me despido con un afectuoso saludo y recordándoles
que el libro de Raúl se ha superado a sí mismo, habla de noticias sin saber que
el día de hoy también es noticia.
Raúl García Rodríguez, Hemeroteca,
Universidad Autónoma del Estado de
México, México, 2018.
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