Decálogo del poeta. Cuatro poemas de Américo Reyes Vera
Ven a mi río, Brujita. Entrando
por el costado sur
—entre la roca dulce y la roca amarga,
a ras de fangos opalescentes y afables, donde
el queltehue cantor ensaya sus lamentos—
hay una luz que crece hacia abajo. Brujita,
ven a mi río. Aquí puedes balbucir
o conmoverte descalza
sin que nadie acaricie tu pelo
inútilmente. Aquí
puedes tocar lo que soy,
lo que aprendí de ti
sin ti. Aquí puedes cansarte.
Y descansar.
por el costado sur
—entre la roca dulce y la roca amarga,
a ras de fangos opalescentes y afables, donde
el queltehue cantor ensaya sus lamentos—
hay una luz que crece hacia abajo. Brujita,
ven a mi río. Aquí puedes balbucir
o conmoverte descalza
sin que nadie acaricie tu pelo
inútilmente. Aquí
puedes tocar lo que soy,
lo que aprendí de ti
sin ti. Aquí puedes cansarte.
Y descansar.
Y volver a cansarte.
Decálogo del poeta
Milton Mancilla Meneses (heterónimo)
Decálogo del poeta
Escribe poesía como si no tuvieses nombre, tal
si las palabras fuesen un sueño
o un derroche, como si hubieses sido tú
el primer partisano que gritara,
al lanzarla: ¡Viva la flecha fértil!
Escribe poesía de lo que nunca verás
ni podrás definir ni llevar a cabo
en contra de la luz o a favor de ella, como
si fueses el ciego que ostentó su blasón
en la ciudad marcada por el fin de la leyenda
y el principio del miedo.
Para el sordo verdadero
que aprendió a escuchar de abajo hacia arriba
escribe poesía
como si no fueras tú el Oidor flagrante, aquél
al que hicieron sosegarse a palos.
Escribe poesía cuando te hablen y hablen
y el silencio, no obstante, persista,
pero también cuando no haya ningún silencio que encubrir
porque las palabras se habrán salido de madre.
Y porque el roce de las manos engaña y envilece
envejeciendo indistinta, prematuramente
al tocador y su tocado
escribe poesía como si no tuvieras manos.
Escribe poesía como si no tuvieras lengua, maldice
cantando los planes del mentiroso y del cobarde, y de rondón
pregúntate quién eres, de qué instrumento
no menos maldecible que tu lengua te has valido
para maldecir cantando los planes del mentiroso y del cobarde,
y di que las palabras no nacen de la lengua
sino de un sopor voraz a la par que justiciero.
si las palabras fuesen un sueño
o un derroche, como si hubieses sido tú
el primer partisano que gritara,
al lanzarla: ¡Viva la flecha fértil!
Escribe poesía de lo que nunca verás
ni podrás definir ni llevar a cabo
en contra de la luz o a favor de ella, como
si fueses el ciego que ostentó su blasón
en la ciudad marcada por el fin de la leyenda
y el principio del miedo.
Para el sordo verdadero
que aprendió a escuchar de abajo hacia arriba
escribe poesía
como si no fueras tú el Oidor flagrante, aquél
al que hicieron sosegarse a palos.
Escribe poesía cuando te hablen y hablen
y el silencio, no obstante, persista,
pero también cuando no haya ningún silencio que encubrir
porque las palabras se habrán salido de madre.
Y porque el roce de las manos engaña y envilece
envejeciendo indistinta, prematuramente
al tocador y su tocado
escribe poesía como si no tuvieras manos.
Escribe poesía como si no tuvieras lengua, maldice
cantando los planes del mentiroso y del cobarde, y de rondón
pregúntate quién eres, de qué instrumento
no menos maldecible que tu lengua te has valido
para maldecir cantando los planes del mentiroso y del cobarde,
y di que las palabras no nacen de la lengua
sino de un sopor voraz a la par que justiciero.
Y cuando el deseo satisfecho reinicie, cual Fénix,
su incesante maquinaria de insatisfacción,
escribe poesía como si no tuvieras cuerpo
o tu cuerpo fuera el cuerpo del delito o
el reproche donde el amor retoza y perece.
Y cuando el universo cambie de lugar
escribe como bailas, cánsate sonriendo y avergüénzate
de ser aceptado en un mundo que detestas;
y que el iluso saque sus conclusiones.
Escribe poesía como si no conocieras
el olor de la mandrágora ni la saturación de la muerte
y enséñale a tu lector, convéncelo, oblígalo a consentir
que los mil y un sentidos de los que has sido dotado
no te han servido en ningún tiempo
para nada.
Y donde quiera que te halles
escribe poesía como única defensa. No sea
que se desate una guerra
y descubran que eres el enemigo.
Credo del apurón
Cree más en el vino que en la sed
que lo devora.
Más en su abrazo
que en su misericordia.
En sus besos
más que en su boca.
En sus caricias
más que en sus manos.
En sus suspiros
más que en su pecho.
Cree que soñar
es burlarse de la realidad.
Cree que gozar mucho
es no soñar.
Cree que para perderse en la ciudad
se precisa de un cuerpo.
Cree que después del último número
viene el infinito.
Cree que cantar
y dejar de cantar
no basta.
Cree que los muertos no existen.
Cree que saberlo todo
es la mejor mitad de la vida.
Domingo sin domingo
Despierto embadurnada de palabras mal proferidas
y es que en el sueño era otoño y debí aprender a enfermarme
y sanar, dolerme y extremar el gozo
antes de construir un puente
entre mi cuerpo y sus ausencias; debí atender
al duendecillo que alguien abandonó
en el claro del bosque, ya de noche,
y dejar que la neblina escurriera
donde antes fulguraba sólo una señal. Y
en eso estaba cuando me asaltó
el deseo de que pasaran muchos años.
su incesante maquinaria de insatisfacción,
escribe poesía como si no tuvieras cuerpo
o tu cuerpo fuera el cuerpo del delito o
el reproche donde el amor retoza y perece.
Y cuando el universo cambie de lugar
escribe como bailas, cánsate sonriendo y avergüénzate
de ser aceptado en un mundo que detestas;
y que el iluso saque sus conclusiones.
Escribe poesía como si no conocieras
el olor de la mandrágora ni la saturación de la muerte
y enséñale a tu lector, convéncelo, oblígalo a consentir
que los mil y un sentidos de los que has sido dotado
no te han servido en ningún tiempo
para nada.
Y donde quiera que te halles
escribe poesía como única defensa. No sea
que se desate una guerra
y descubran que eres el enemigo.
Carlos Neftalí Godoy Fernández (heterónimo)
Credo del apurón
Cree más en el vino que en la sed
que lo devora.
Más en su abrazo
que en su misericordia.
En sus besos
más que en su boca.
En sus caricias
más que en sus manos.
En sus suspiros
más que en su pecho.
Cree que soñar
es burlarse de la realidad.
Cree que gozar mucho
es no soñar.
Cree que para perderse en la ciudad
se precisa de un cuerpo.
Cree que después del último número
viene el infinito.
Cree que cantar
y dejar de cantar
no basta.
Cree que los muertos no existen.
Cree que saberlo todo
es la mejor mitad de la vida.
Lautaro Velasco (heterónimo)
Domingo sin domingo
Despierto embadurnada de palabras mal proferidas
y es que en el sueño era otoño y debí aprender a enfermarme
y sanar, dolerme y extremar el gozo
antes de construir un puente
entre mi cuerpo y sus ausencias; debí atender
al duendecillo que alguien abandonó
en el claro del bosque, ya de noche,
y dejar que la neblina escurriera
donde antes fulguraba sólo una señal. Y
en eso estaba cuando me asaltó
el deseo de que pasaran muchos años.
Úrsula Miranda (heterónimo)
______________
Américo Reyes Vera (Curicó, Chile 1960). Los siguientes poemas son de su último libro, Black Waters City (Ediciones Nueve Noventa, Chile 2018) que es una suerte de antología poética de escritores ficticios. Autor, entre otros libros de poesía de: Los poemas plumaveral (Curicó, 1992) y Que los cuerpos cumplan su destino (Santiago, 2012).
Comentarios
Publicar un comentario