Las cosas que me motivan. Seis poemas de Mac Karo


Lorenza Cayuhan

¡Es Lorenza! la que tuvo que parir, entre cadenas y
grilletes, víctima de la inhumanidad.

Es Lorenza Cayuhan, la que sojuzgada recibió al fruto
del amor. La que resistió la pesantez cruel del juicio mal
formado. La que baja los brazos únicamente para tomar
a Sayen.

¡Es Lorenza! la que tuvo que parir, entre cadenas y
grilletes, víctima de la inhumanidad.

Es Lorenza Cayuhan, la que sobrellevó el peligro del
metal en una cesaría. La que superfluamente esperó
aspavientos de racionalidad. La que descubre su pecho
fértil para alimentar a Sayen.

¡Es Lorenza! la que tuvo que parir, entre cadenas y
grilletes; víctima de la inhumanidad.

Es Lorenza Cayuhan, la que no concibe su
desvalorización abominable. La que hoy no puede
sembrar, para mañana cosechar. La que mira recluida el
crecimiento de Sayen.

¡Es Lorenza! la que tuvo que parir, entre cadenas y
grilletes; víctima de la inhumanidad.
Es Lorenza Cayuhan, la joven mapuche que perpetuará
más allá de la muerte el 14 de octubre. La que por ser
morena es tratada con poder desigual. La que sueña con
un futuro más cordial para Sayen.

¡Es Lorenza! la que tuvo que parir, entre cadenas y 
grilletes; víctima de la inhumanidad.


Las cosas que me motivan

Verte caminar dos pasos
Besar los lunares de tu cuello
Soñar con tus manos sazonadoras
Alumbrarme con tus ojos
Recolectar el fruto de lo nuestro
Conversarte en los días que estás dispuesta
Son las cosas que me motivan.

Disfrutarte a pesar de los años
Anclar a mi desnudez tu velero
Tocar violines en honor a tu boca
Encender tu caudal prodigioso
Habitar contigo sin memoria el cielo
Detonarte carcajadas cuando menos lo esperas
son las cosas que me motivan.

Multiplicar la canasta de sushi en tu regazo
Reposar sabiendo que tu compañía es el techo
Unificarnos sin conclusión y sin abatimiento
Apreciar tu baja altura y también el mapa de tu cola
Reparar con canciones tus sueños rotos
Colorearte plantas del caribe sobre tus pechos
de turgencia perfecta
Son las cosas que me motivan.


El que supo de ti, cuando te perdió

Soy amante de tus cosas, ingeniero de un futuro
inadmisible.
Melancólico espectador del pasado, prosélito
de sueños irrepetibles.
Héroe surrealista de tu presente, un ser despintado.

Soy guardián de tus supuestas visitas, tozudo minero
de tu interior.
Transportador ilegítimo de las mariposas que tanto
te gustan.
Devoto nativo de nuestro refugio subastado.
Doctor de sentimientos vulnerados, cónyuge de las
sombras.

Soy detective de casos inconclusos, inagotable
luchador de tu regreso.
Propietario de hectáreas vacías, presidente ineficaz
de tus fronteras.
Afanoso Tallador de nuestro improbable
reencuentro,
Pirata que navega a contracorriente.

Soy obrero despedido en tu ley, Rebelde por seguir
tus huellas,
necio celoso de lo que no me concierne.
Guía turístico de ruinas áridas, locutor de promesas
inverosímiles.

Soy cantante predilecto de melancolías, poeta
número uno del desamor.
Sureño cautivo de tus huertas,
insolvente empresario de tu materia prima.
Deportista marginado del torneo de tu cuello…
Soy el que supo de ti, cuando te perdió.


Escribo hastiado también

Escribo hastiado también,
para enjuiciar el doble andar de los fingidos representantes,
golpear perspicaz el núcleo de las ideas tenebrosas,
para enfadar a la supremacía que se asusta al saber de neuronas denunciantes.

Escribo hastiado también,
para desenmascarar al Robin Hood de los ricos,
escarnecer a los cantantes de fantasías,
para evidenciar la desfachatez de las autoridades que dirigen nada.

Escribo hastiado también,
para gruñirle en voz alta a los poetas dormidos,
disparar locuaz a los imperios desiguales,
para chasquear a los rostros de marcas y cosas fútiles.

Escribo hastiado también,
para reprender intenso a los que desaprovechan el tiempo
idealizando cadáveres,
zarandear la cobardía de los intereses furtivos,
para menoscabar a los científicos maniáticos que no están seguros de su procedencia.

Escribo hastiado también,
para reprochar a los inútiles en posiciones privilegiadas,
exponer el intenso detrimento social del tráfico nocivo,
para arremeter contra la inoperancia que desmorona al proletariado.
Escribo hastiado también,
para vapulear a los que deberían ampararnos y nos están violentando,
reñir con verborragia pensante al educador que mal ejerce,
para afrontar a los entes mortíferos del hábitat.

Escribo hastiado también,
para rayar pancartas describiendo el grito disgustado de los usuarios que
sufren por los servicios públicos, por el alza del pan, por la justicia indigna,
por las deudas históricas…

escribo hastiado también, y qué tanta weá.


Antes de escribir

Bienaventurado o desgraciado el planeta me da igual,
yo seguiré con la ingenuidad de autonombrarme poeta
Y el cuerpo y sonrisa de una mujer
Siempre serán la musa y el subterfugio.

¿Mujeriego, mujeriego yo?
Que palabra más desechable,
Vomito alborozado cada vez que alguien dice “mujeriego”
Me pregunto entre lápices y bolsas de té:
¿Cuándo conocerán el “lado B” de la fabulosa incandescencia de llenar y llenarse,
de acoger, coger y acogerse a un cuerpo femenino?
¿Trivial, trivial yo?
Me dan ganas de recolectar todo el plástico del planeta
E introducírselos en sus pequeños espacios, con un letrero que diga:
“esto es algo trivial CTM”
La mayor locura del ser humano es dejar pasar y no honrar un cuerpo de mujer.
Y digo “un cuerpo de mujer” y no “este cuerpo de mujer” o “este otro cuerpo de mujer”
Porque pueden ser todos los cuerpos de todas las mujeres también.

Les digo que una mujer con un beso de fuego
Va, le saca la corona al virus y se viste de reina
Y todo lo convierte en buena persona… porque es mujer nomás.

Generalmente ando con heridas,
Con pocas horas de haber dormido,
Con hambre de lo que me gusta,
Con mi pendrive lleno de rock, soul y góspel
Para oírlo con alguien…
A veces quiero al mundo, pero siempre vuelvo
A desear estar con esa forma física y sentimental de una mujer…
de esa mujer que a penas la nota el mundo y que tanto me atrapa.


Tus brazos

tus brazos son calderas en invierno, esferas de poder
que me devuelven El alma al cuerpo.
tus brazos son carreteras floridas en el desierto, columnas de esperanza
que propugnan mi aliento.

tus brazos son cielo y tierra, extremidades sugestivas que solazan
los estados psíquicos de mi naturaleza.
tus brazos son los que absolviendo mis desaciertos oyen comprometidos cuando el concierto de mi vida se expresa.

tus brazos son el final del destino, morada laxativa
para la consumación de mis abatimientos.
tus brazos son límpidos arroyuelos Araucanos, especies benéficas
que me dan vida en los protervos tiempos.




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Mac Karo (Lebu, Chile, 1988). Poeta y narrador. Reside en Los Álamos. Miembro de la Agrupación de Escritores Sol Naciente de Los Álamos. Encargado de Cultura de la Agrupación de Jóvenes Zapatillas Rotas de Los Álamos. Como narrador participó de la antología Cuentos para todos (Editorial El Bote de Papel, 2016) de la Agrupación Sol Naciente. Mención Honrosa por su relato “Algo quimérico” en el 5° Concurso de Cuentos Breves edición 2016, organizado por la Municipalidad de Los Andes y la Agrupación de Amigos de la Biblioteca. Con “Suerte de provinciano” aparece en le selección de los 100 mejores cuentos de la IV versión de Concepción en 100 palabras (2016). En 2017 publica su primer poemario Un corazón rutilado en 29 grados, de Opalina Cartonera.

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