Poemas de Bruno Javier

Matrimonio

Debería casarme,
ser bueno;
buscar a una hermosa mujer frondosa
cuyas nalgas derritan la banqueta de la iglesia
hundirme en su culo
y dejar de pulir vergas con la lengua,
apretarme entre las leyes familiares
que no entran ni con lubricante cerebral,
dejar de buscar muchachos deliciosos
de abdomen endurecido,
encontrar una mujer de finísimo tetaje;

ir a la casa de la voluptuosa en cuestión
sentarme a la cena con su padre
y en la noche de bodas
lazaría su diminuta cintura con un solo brazo
y cogerla hasta que chille ella
o yo.

Su padre obrero o banquero o político
se la pasaría pensando, al conocerme,
“este se quiere coger a mi Yahairita”.
Yo, en tanto, me forzaría en excitarme
al imaginar su tanga azul, verde de tanto uso.

Sí, debería casarme,
ser bueno,
dejar de marcarle a mi mejor amigo
por la noche y preguntarle
por el bóxer que trae puesto,
si la tiene parada o si la tiene dormida;
yo ya no andaré pensando
con quién andar cochando,
masturbarme sería una rutina vital en mi vida.
Porque esta vida de maldito pecador
es muerte lenta y dolorosa
y yo,
me quiero morir de muerte. 


Pasiva

El desamor           le duele tanto;
el amor
le duele
más


Tu vientre en un mar

Tu vientre/un mar.
Mi lengua/peces voladores
 que tejen
                     el viento al agua.


Campo de fuego

Vaso lleno de luz
Cáliz de vocales encendidas. Dos sombras
entran al vaso:

Estrellas que te atan y desnudan
los sentidos          son una colmena
y ríes en los jardines del pensamiento

El pulso                       de tus labios          sube
La piel                         del tiempo               late
El ojo                           del olvido                vibra
La cuchilla                   de la mantis           arde
Y mi piel               
en brasa suelta:                                        
se carcome en multitudes que no hablan
Y vienes a mí
como un relámpago leve
lleno de nada

Lavamos  juntos  nuestros huesos
entre un oleaje eléctrico y un silencio suave
                                            labramos el nicho
                                            con una cara lacia
y un mar y un silencio y una pausa
cada noche brillante, ácida, llena de ti

                                  despierto: 



Bruno Javier (Monterrey, Nuevo León, 1991). Coordinó, de 2010 a 2016, el Taller de Poesía y Cuento Monterrey. Impartió en El Centro de las Artes el curso “Las Cinco Vías: para la creación y crítica literaria”. Ha colaborado en revistas y antologías con creación poética y ensayo. Actualmente estudia la Licenciatura en Letras Hispánicas en la Universidad Autónoma de Nuevo León. Ganó en 2015 el Concurso de Literatura Joven Universitaria de la UANL.
     Es soltero y dispuesto a experimentar con aquellas personas guapas que no sean mujeres. 

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