Ecce homo. Cuatro poemas de Daniel Solís
Déjame
Hay espasmos que siembran
meñiques de mar
para usarlos de cayado
Son los espasmos en la
luz
el hambre y la espera
El horizonte bebió la
asfixia
que añejaron días
presentes
y el erial que escupió el
fango
abusa del agua
para danzar con el aire
Hay planetas ausentes del
mediodía
estelas reducidas a
parásitos de dios
tumbas que exhuman el
paisaje
recuerdos bulímicos
estériles
póstumos
Es la vida de asintóticos
suicidios
.
Ojalá no se quiebre el
vidrio
que empaña tus jadeos
y el tiempo no duerma en
tu nariz
creyendo ser un algodón
de dulce
Ojalá no mueras
antes que me dejes
ser tú
Ecce
homo
Ahógate
en el sacrificio
anacrónico del fuego nuevo
en el caminar continuo
por la senda de la muerte
Vives en tu memoria y tu
memoria vive en ti
Anidas paradojas de sal
presentes del futuro
Escucha a las flores
anudadas
son las pulsaciones que
libera la conciencia
Pensamientos
vitíligo se confunden
con
estigmas de la selva vuelta papel
¡Observa!
Plantas diminutas
infectan los lagos
con arte sin raíz
.
En el gran sueño lúcido
la cara se muestra bajo
el barro
deshecha por sonreír
(y morderse la lengua)
Dormir para ser mortal
y encajar el espíritu a los
frutos secos
para que el aire lo
destroce
y lo vuelva un pesebre de
ratas
Lo transforme en un
pincel de arterias
que dibuja ombligos en
los virus
La conciencia habita un
gusano
que jamás acabará de
comerse a sí mismo
Es una angustia destetada
suplicando volver a la
inocencia
Epidemia del pensamiento
salvaje
la clemencia baila sobre
el canto del insomne
Corazones lagaña surgen
de las entrañas de la
Tierra
flotan en la vista como
peces muertos
.
Silencio lengua materna
Soñar pulsiones fallidas
Vivir dunas sin viento
es
El infierno pensar
eternamente
Jaguar
Preludio
Te
vas
en
el cartílago del silencio
en
la pausa de la lluvia
en
la sonrisa del diablo
en el punto ciego
I
Frente al eco de mi
propia huella
queda tu palabra disecada
El viento es un cisne
Muere
cuando canta entre las
ramas
Canta
cuando mata las hojas
albinas
II
Ámame
en el pulso errático de
los atardeceres
que olvidan estar
muriendo
Cítame
en la noche más allá
donde la luz es
infrarroja
donde el maíz ya no crece
y la saliva no engendra
hijos
Háblame
con voz falsa
y enciérrame
desnudo
bajo la hoguera verde
empalado en las astillas
del sueño sin cansancio
III
discapacitada para dejar de pensar
impasible ante un cuchillo de dientes
Eres como un cerebro
aislado
como la tortura zen
del primer pensamiento
que finge poder soñar
caminemos para volver eterna la media noche
bebamos ruinas
y razonemos con los sonámbulos
Soy un grito sin
fronteras
incapaz de llegar a ti
incapaz de desaparecer
Soy patético
un color neurótico bajo
los párpados
escondido de sí mismo
Somos una mutación (aberrante) del otro
IV
Mariposa arcoíris
aura azul violeta
eres la resonancia activa
tras el libro del destino
En el espejo que guarda
tu nombre
soy tu perro guardián
la paloma azul que
canta triste al aura
Coda
Te
quedas
en
la discontinuidad del silencio
en
la carcajada de la lluvia
en
los huesos del diablo
en el
punto ciego
Agnosis
Fragmento publicado en la antología de poesía
Descifrar El Laberinto (pp. 67–73).
Editorial Versodestierro. 1ra edición. México (2008).
Mi
luz obsidiana se comba
y
el ojo emigrante calla
Bebo
a mis ancestros
y
te respiro a ti
Reconócete
en las migas atezadas de la tiniebla
Permite
que el espacio se coagule
y asfixie la profecía escrita con huecos
Busca
los sonidos del bosque
en la caminata del ocaso rizófago
Húndete
en el instante del trueno
en la agonía del orto
en tu origen absoluto e ingenuo
que se revela en el mito
de la gotera extirpada
Alimenta tus sentidos
con el responso de los sueños
La
fe
es
una sicaria indulgente
Naciste
en la fuga del abismo
en una latencia ruin
que sólo disipa tu pasado
sin tiempo
lo vuelve alimento de
cínicos
Abortaste
entre límites de
alternancia
una tregua dislocada
Moriste
con el retraso informe
del séptimo día
en que la carne
reprimió al animal y lo
ató a la trascendencia
en que los abismos
nacieron frágiles
y comulgaron con el
mutismo
en que las últimas risas
vagaron leprosas en
pulmones del eco
hasta ahogarlo
sin querer
con sus propios gemidos
Sólo
la luz
puede
hacer que lo horrendo sea perceptible
incluso
táctil
si
lo pisa o lo amamanta
Contémplate
una vez que te halles
y aplaude con los pies
Ayuna
cuando encuentres el mediodía
Extraña el no ser
cultívalo
con las estrías sin luz
que moldearon tus ojos
Escucha
las lenguas en Babel
Cierra la lluvia
el
lugar de dios debe ser ocupado
por
la prometida libertad
La dualidad existe en la
región neutra
que insertó el íncubo en
la creación
informe concepción del
agua
temibles lunares de
espejo
Lo que muere esboza
huellas
desechos que recogen el
sudor de los órganos
donde el aire es ausencia
y es encuentro
donde la inteligencia
termina
masacrada por el canto
del gallo
Sólo tu anacroasia puede
confesarte
y mover la roca
Sólo tu alma cubierta de piel
es capullo
para la mosca de la
vigilia
Sólo tú habitante del mundo
contesta
¿Qué
realidades abraza el cuerpo en la cruz?
Los
cuatro poemas son parte del poemario inédito Funesta.
Daniel
Solís (Fresnillo, Zacatecas, 1979) estudia un doctorado en Comunicación de la
Ciencia. Es poeta y narrador. Obtuvo el primer lugar en el Concurso Estatal de
Poesía “Roberto Cabral del Hoyo” (Zacatecas, 2004), el segundo lugar en el I
Concurso Internacional de Poesía “La Mordida” (Argentina / España, 2005) y
Mención Honorífica en el IV Concurso Nacional de Poesía “El Laberinto” (México,
2007). Fue becario del Programa de Apoyo a Proyectos Artísticos y Culturales del
Instituto Mexicano de la Juventud (México, 2005). Ha publicado en varias
revistas y antologías literarias en México, Argentina y España. Miembro del
Taller “Leng T´che” del maestro Mauricio Moncada.
Genial. Felicidades.
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