Notas para sobrevivir en una isla. Poemas de Juan Manuel Bonilla Soto
La aparente derrota de la
iconoclasia
1
Laura
multiplica su efeméride,
algo
en la naturaleza de su sangre se lo exige.
Sus
labios son un meridiano a la deriva.
En
ese tránsito se llama Aurora
y
la fronda de su enigma la acompaña.
Beatriz
es dueña de todas las edades,
desata
viejas vocaciones de la niebla,
su
genealogía es sólo de un instante
y
renuncia al nombre que otros testamentos
le
han impuesto.
Se
sabe miércoles de lluvia,
eso
es suficiente por ahora.
2
Beatriz
y Laura desataron la furia
de la iconoclasia.
Son
desdoblamiento de ellas mismas:
son
luna de otros armisticios.
3
Supo,
desde entonces,
que
no existe salvación,
su
brújula es una encrucijada sin sosiego.
Otear
el último bullicio que mantiene viva a Ariadna
y convertirlo en amuleto
fue
el salvoconducto de Teseo.
Deletreando
los contornos de su juramento,
invocando
esa cintura que se adhiere a su memoria
para
apaciguar sus miedos,
más
allá del grito y el bramido,
tal
vez Teseo por fin encuentre
alguna equivalencia del concilio
que
ha estado buscando:
los
prejuicios arrastran otras consonancias
desde entonces.
4
Surgir
del ritmo de una ola,
deslizar
los apetitos contenidos.
Para
Beatriz y Laura, la noche es astrolabio en movimiento
y
el eco de sus nombres una súplica que se repite.
Su
signo es el oriente de la carne
y
el bronce del ayuno es para Teseo el premio a la paciencia.
El
ritmo se convierte en laberinto de Nicea,
la
iconoclasia, derrotada en apariencia,
señala
rutas y tangencias
pero
el ojo crece ante la soberbia de ese cuerpo
que
no deja de multiplicar su imagen.
Notas para sobrevivir en
una isla
1
Si
Beatrice bailara tango
su
cintura sería un estribillo
a punto de romperse
y
su corazón emprendería otros vuelos
como
ala de hada en medio del arpegio.
Para
Mario Ruoppolo, América es un
automóvil
y
el tango otro horizonte que lo llama.
Beatrice
es un lunfardo que él tampoco entiende
y
su escote una sonrisa que se extiende más
alto que una mariposa.
La
militancia es una carta sin destinatario,
pero
el cuerpo de Beatrice, la imagen de su cuerpo,
ilustra
la postal de algún delirio que no tiene matasellos.
2
Con
el vértigo tatuado en el espíritu
una
viuda baila tango en solitario.
Sigue
la cadencia de un quadrivium,
desdibuja
los presagios funestos
que le dicta el bandoneón.
La
noche avanza hacia su centro
y se vuelve, azogue sorprendido,
luna
repetida en el aullido del coyote,
eco
de ella misma.
Venga la milonga,
piensa
la mujer que en su rito solitario el hombre le propone,
alza
la mano y flota como bandera desahuciada en la proa de la ardentía.
Venga
el abrazo, comunión exacta,
luna
palpitante,
diosa
recíproca con la tranquilidad del aire y su reflejo en las arenas.
El hombre le pregunta y ella accede.
Acaricia
los puntos cardinales de su espalda,
comienzan
a moverse, la esencia los posee,
flotan
adrede invadidos por el llanto.
Las
plantas de los pies de ella
se
han aclimatado a las fronteras de ese arraigo.
Baila
al borde del embarcadero,
cree
que sólo el muelle la contempla.
Las
sirenas que la observan
decantan
el luto que las acompaña.
Lamentan
la amalgama de su estirpe,
su
cadera monocorde es acariciada sólo por el agua.
Su
enorme cola se bifurca a destiempo en otro hechizo
y
ensayan las coreografías de su nostalgia
bajo
el ritmo lastimero de las olas.
Los
tangos no son flores que tengan resonancia
en esta primavera.
El
otoño sigue siendo un corazón
que habita la intemporalidad de las sirenas,
…el credo de un sueño nos
revivirá
acércate a mí
y oirás mi corazón
contento
latir como un brujo
reloj…
pero
ellas no bailan, lamenta un bandoneón,
sólo
cantan y deshojan milongas en la mar.
Los presentes poemas pertenecen al
libro inédito del mismo nombre.
Juan Manuel Bonilla Soto (Fresnillo, Zac.,
1961). Profesor normalista. También ha estudiado Letras y Análisis Político.
Imparte clases de Literatura y Análisis del discurso. Ha escrito distintos
tipos de texto que se han publicado en diferentes medios. Ha fundado y dirigido
revistas culturales y ha publicado algunos libros de poesía, entre los que
figuran Página 33, Anatomía de lo inmediato, Alfabetos Dúos, La súplica del otro arcángel y Poemas
para leer cuando no llueve. En la narrativa cuenta con El refajo de la señorita (cuento) y La luz del extravío (novela corta). Como editor y divulgador ha
coordinado y publicado las antologías Tríadas,
Netáfora, Verano y Primera antología
del sur.
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