Olvidaste cómo amar. Cinco poemas de María Dolores Del Real S.


Olvidaste cómo amar

Nos mataste a todos
tú te dejaste en las camas de tus mujeres,
esas que puedes tomar y tomas,
que seguimos tu rastro de migajas
y esperas que estemos bien atentas y devotas
a tu sonrisa displicente,
afirmando tus años de pasadas glorias
que han olvidado besar,
lo he sentido, aquí reside tu fuerza,
y atadas corremos a tu mundo de piernas abiertas,
a tu cansancio, a tu sexo, a tus despojos.

Desde esta jaula donde te escribo
te veo numerar hijos
con la ilusión de acunarlos en noches de tormenta,
tratas de partirte en pedazos y abrazar a todos
sin saber con cual te quedarás esta noche,
en que prefieres no salir
porque la noche se hizo para estar solo,
para no pensar, para no dormir,
y que tus errores no se te echen a la espalda
como el hambre a los perros sin dueño
y te succionen la vida en un bote de cerveza,
estás solo y no quieres morir, pero te mueres.


¿A qué saben los besos?

Los tuyos son besos amargos,
irreflexivos y cargados de vidas acumuladas.

Besos efímeros que se acaban
pero que dejan huella, no se borran
aún en la distancia y en el tiempo, queman.

Besos dulces como el primero,
en el que percibí tu esencia de niño,
me saben a ternura y a profundidad del alma.

Son besos apasionados con sabor a prisa,
a clandestinidad y a desatino.

Un día saben a fruta mordida, jugosa, húmeda
y al otro saben a sal, a mar en calma
o a piel que embriaga.

Alguno sabe a escalofrío
pero los más,
saben a vida plena y a felicidad.


Por qué te escribo

¿Que por qué te escribo?
No es por agradarte,
es por estas palabras que brotan,
que se desbordan y se escapan
para hablar de estados de ánimo,
de gusto y agonías,
para contarte que a tu lado
el tiempo no corre,
se desgrana en armonía,
lento, sosegado, en esa paz que me das
inmersa en el enigma de tus ojos
perdida entre tus manos anhelantes.
Te escribo por esta euforia que me explota
sin ritmo, sin técnica, sin normas,
pero eso sí con latidos, con sangre,
desde mis vísceras que gritan vida,
esta vida que sin ti era imposible;
desde esta gratitud por habernos encontrado
y para contarte que no sólo me inspiras
sino que me habitas,
me incomodas el alma
y luego con un beso me llenas, me calmas.
Estas palabras que estaban apagadas
son hoy chispas de luz
y volando van a ti para expresarte
mi rabia, mi contento, mi pasión o sentimiento,
pero sobre todo para gritarte que te aman.


Tu obra

Cuando cierras la puerta soy otra
fruta que madura por tu mirada,
que se decanta y me desarma.

Soy aroma, humo, hoguera,
carne encendida que se consume
al ritmo de tu respirar,
el recato se pierde entre las ropas,
mi piel se viste con un rubor,
mujer de barro que vive sin miedo en tus dominios,
tú vas moldeando con tus sentidos
como queriéndolo suavizar
con tu tacto, con tu boca,
tú, alfarero amante creas tu obra
de arcilla y agua, forjas el vaso que te contiene,
ya estás en mí.

Quédate preso solo un momento,
en estos muslos que te cobijan
¡qué bien me llevas en tus latidos!
Y qué hondo este naufragio entre los dos.
Parece eterna esta tormenta
de tu barca y de mi puerto
y cuando cesa sólo sonríes, yaciente, callado,
yo estoy rendida entre tus brazos
en un profundo y largo silencio
que me doblega.


Soy esta llama

Te vivo hoy,
imperfecta, mujer,
soy esta llama que encendiste con un beso
crepitante, loca, apasionada,
este fuego que te abrasa con angustia
esperando arrancar
de tus labios un te quiero,
esta hoguera que consume mis silencios,
mis palabras, mi tristeza,
agitada en tus brazos que me acunan
en vaivén de cuerpos
que arden lentamente
y calor que va inundándome de vida.



María Dolores Del Real Sifuentes (Zacatecas, Zac., 1968). Egresada de la Facultad de Contaduría y Administración UAZ, se dedica a la práctica independiente y al comercio. 












Comentarios

  1. Hermosisima persona Lolis, un gusto tenerte como amiga, de esas q casi no se ven pero siempre estan, saludos ������

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