Para cuando vengan las lágrimas. Cinco poemas de Oliver Eduardo López Martínez


Allí, alejados de todo,
tendidos a la caricia espontánea,
pieles recién sudadas, dadas al jadeo.
Su cuerpo reposa y posa para otro
segundo en el más allá,
acá sobre las sábanas.

Publicado en Quehaceres, esperas y apariciones, Editorial Rey Chanate, 2017.


Quehacer filosófico 4

Torrente de motores casi acuáticos
o quizá de aire,
destellos lejanos,
estridentes.

Pasan y no dejan de pasar,
máquinas de pavimento
incontables miradas de faro,
hedor monóxido,
autómatas del horario
entrechocan
los sudores perfumados,
huelen a día que fue
a día que será.

En el inmenso río del vaivén
regreso a mi banqueta-puerto,
 me ha dejado otra vez el camión. 

Publicado en Quehaceres, esperas y apariciones, Editorial Rey Chanate, 2017.


Susurro de ULR

Ya has derramado lágrimas sobre la pantalla,
en qué página web te detuviste a colgar tus anhelos,
cuál es la ulr de tus pensamientos más íntimos.

La sonata,
cántico de perro
acompaña tus helados pensamientos,
sólo es necesario suspirar,
pero no consigues que se escuchen
porque el muerto que a tu lado tiembla y molesta
no sabe de suspiros
se regocija en las palabras.

Cuelga otra angustia,
déjala volar por la net,
más no digas a nadie,
deja que alguien venga
y sea el intérprete de los suspiros.

Inédito.


Sofistisería

Que fuera mariposa
                              ¿Si no vuela sigue siendo?
                                                   o es que contradice
                  el tamaño de sus alas
con su torpeza de planear…

Detén el horizonte con un no de cabeza,
                                                    córtale las aletas,
deja que se hunda
                      en el amniótico de la necedad,
                                                      en el protagónico destello:
“yo soy la medida de todas las cosas”.
                                      Y las mariposas, entonces,
                                        son peces de ala mutilada.
Inédito.


Para cuando vengan las lágrimas

Qué ha sido de todas las veces
que el estómago trepa y trepa
por la garganta.
Hay que dar brincos
para que se baje
y contemplar fijamente el horizonte
pero sobre todo callar,
callar lo más profundo
para que cuando vengan las lágrimas
poderles dar la bienvenida.

Qué hacer con lo amargoso de las flores
cuando se sirven sin hambre
en la víspera de lo inesperado,
no ser el sueño de nadie.

Qué hacer con todo el montón
que significa nosotros,
la muchedumbre que pisotea
lo que fue de la pasión,
unos labios abandonados,
unas manos juntas.

Qué hacer si las lágrimas no vienen:
abortar frente al espejo,
dejar que la mitad del cuerpo se congele,
ver sin delicadeza alguna cómo mueren las arañas,
no poder callar para cuando vengan las lágrimas,
atrapar el grito que sube,
dormir eternamente.

Dónde está el abrazo que serena
el sollozo de la media tarde,
en donde se reconfortan los ahogados
en el divino silencio,
única arma,
alivio
para cuando vengan las lágrimas.

Inédito.



Oliver Eduardo López Martínez (Zacatecas, Zacatecas, 1981). Realizó estudios de filosofía, licenciatura y posgrado en la Universidad Autónoma de Zacatecas. Fue becario del Fondo Estatal para la Creación de las Artes en su emisión 2004. Desde 1999 ha publicado poesía en diferentes editoriales independientes, además de fotografía y ensayo en revistas nacionales e internacionales como Dosfilos, Corre, Conejo, Barca de Palabras, Tierra Adentro, Enfocarte, Pléyade, entre otras. Su más reciente publicación Quehaceres, esperas y apariciones ha sido editada por la editorial Rey Chanate.


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